Tempestad Imelda: el huracán que puso en alerta a Bermudas y desató caos en el Caribe
Una mirada profunda al impacto del huracán Imelda, sus consecuencias en la región del Caribe y su desconcertante danza con Humberto en medio del océano Atlántico
Un huracán que dejó una estela de destrucción
El huracán Imelda cobró protagonismo este miércoles mientras se dirigía peligrosamente hacia las islas Bermudas, con vientos sostenidos de hasta 150 km/h y condiciones amenazantes que obligaron al cierre de escuelas, aeropuertos y oficinas públicas.
Las autoridades de la isla británica emitieron una alerta de huracán y comenzaron preparativos de emergencia ante una tormenta catalogada como categoría 2, que prometía lluvias torrenciales, vientos destructivos y un potencial aumento del nivel del mar que podría desembocar en inundaciones costeras peligrosas.
Evacuaciones masivas en el Caribe
Antes de que el huracán Imelda se dirigiera hacia el norte, este ya había dejado su huella en la región del Caribe. En Cuba, principalmente en las provincias orientales como Guantánamo y Santiago de Cuba, se reportaron numerosas inundaciones y deslizamientos de tierra.
- Más de 18,000 personas fueron evacuadas en Guantánamo.
- En Santiago, 17 comunidades quedaron completamente incomunicadas, afectando a unas 24,000 personas.
- Se confirmaron dos muertes relacionadas directamente con la tormenta.
En Haití, las lluvias torrenciales también cobraron factura: una persona desaparecida y dos heridas tras los aguaceros en el suroeste y noroeste del país, según informaron las autoridades locales.
Bermuda en alerta máxima
Imelda avanzaba a 33 km/h en dirección este-noreste y se encontraba a tan solo 640 kilómetros al oeste-suroeste de Bermudas. El Ministro de Seguridad Nacional, Michael Weeks, calificó al fenómeno como “una tormenta peligrosa que podría traer vientos destructivos, lluvias intensas e impactos costeros significativos”.
En la mañana del miércoles, más de 340 hogares ya se encontraban sin electricidad. Mientras tanto, las autoridades hacían llamados a la población para que no bajaran la guardia.
Se preveían lluvias de hasta 10 centímetros en el archipiélago, lo que incrementaba el riesgo de inundaciones repentinas, sumado a la amenaza de una marea de tormenta peligrosa.
Una danza de ciclones: Imelda y Humberto
Como si la amenaza no fuera suficiente, el huracán Humberto también giraba sobre las mismas aguas atlánticas. Ubicado a 450 kilómetros al norte-noroeste de Bermudas, Humberto alcanzaba vientos sostenidos de 130 km/h.
Ambos ciclones generaban oleaje peligroso y corrientes de resaca mortales que impactaban no solo a Bermudas, sino también a las playas del Caribe norte, las Bahamas y gran parte de la costa este de Estados Unidos.
En Carolina del Norte, cinco viviendas deshabitadas colapsaron en el mar esta semana como resultado de la erosión en la zona de Outer Banks, una tendencia que se ha repetido en los últimos años con la intensificación de los fenómenos extremos costeros.
El raro fenómeno del Efecto Fujiwhara
Una de las particularidades meteorológicas más llamativas fue la interacción entre Humberto e Imelda. Ambos ciclones se acercaron hasta unos 751 kilómetros de distancia, el punto más cercano registrado entre dos huracanes en el Atlántico desde 1853. ¿Resultado? Un fenómeno meteorológico llamado el Efecto Fujiwhara.
Este fenómeno ocurre cuando dos sistemas ciclónicos están lo suficientemente cerca como para comenzar una rotación mutua en sentido antihorario, afectando no solo sus trayectorias sino también su intensidad y desarrollo. En este caso, Humberto ayudó a desviar a Imelda fuera de la costa este de Estados Unidos.
"Esta temporada de huracanes es bastante única, con varios sustos cercanos para Estados Unidos", dijo Alex DaSilva, experto principal de huracanes en AccuWeather.
Una temporada de huracanes atípica
La temporada 2025 del Atlántico ha sido atípica. Hasta finales de septiembre, ningún huracán había tocado tierra en Estados Unidos, algo que no ocurría desde hacía una década.
Según la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), se esperaba una temporada por encima del promedio con entre 13 a 18 tormentas nombradas, de las cuales entre 5 a 9 podrían convertirse en huracanes, incluyendo hasta cinco de categoría 3 o superior.
Imelda fue el cuarto huracán de la temporada y llegó a categoría 2 el martes.
Preparación y resiliencia: el llamado de las autoridades
DaSilva advirtió que, aunque la temporada de huracanes oficialmente termina el 30 de noviembre, las condiciones atmosféricas actuales podrían permitir la formación de más fenómenos intensos incluso hasta finales de octubre o principios de noviembre.
Esto significa que la vigilancia debe continuar, especialmente para las zonas costeras del Caribe y la costa atlántica.
Las autoridades meteorológicas recomiendan:
- Mantener kits de emergencia listos
- Tener cargados dispositivos de comunicación
- Conocer rutas de evacuación
- Atender siempre a los comunicados oficiales
El impacto humano: más allá de vientos y lluvias
Los ciclones tropicales como Imelda no solo representan destrucción física. También generan impactos psicológicos, económicos y sociales graves, especialmente en comunidades vulnerables.
Después del huracán Matthew (2016), se observó que el 83% de los hogares afectados en Haití aún no se habían recuperado plenamente dos años después, según un informe del Banco Mundial.
Hoy en día, las secuelas de eventos como Imelda reabren heridas en sociedades que, con frecuencia, deben enfrentar desafío tras desafío sin el apoyo necesario.
¿Qué nos espera para lo que queda de 2025?
La actividad reciente del Atlántico subraya lo impredecible de la temporada. Humberto e Imelda podrían no ser las últimas amenazas importantes del año.
Esto también reabre debates sobre el cambio climático y su papel en la frecuencia creciente de ciclones intensos. Estudios del National Center for Atmospheric Research apuntan a que los océanos más cálidos alimentan tormentas más potentes y duraderas.
Así que, más allá del pronóstico para los próximos días, la pregunta más urgente sigue siendo: ¿estamos realmente preparados para lo que viene?