Escándalo internacional: Vietnam impide extradición de funcionarios acusados de agresión sexual en Nueva Zelanda

La negativa de Hanoi a cooperar con Wellington genera indignación y revela las lagunas legales en la protección de víctimas en casos con implicaciones diplomáticas

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Un caso que dejó una herida abierta

En marzo de 2024, un escándalo sacudió la ciudad de Wellington, capital de Nueva Zelanda. Dos jóvenes trabajadoras de un restaurante vietnamita denunciaron haber sido agredidas sexualmente por dos hombres que las forzaron, tocaron inapropiadamente e incluso las obligaron a consumir alcohol dentro de una sala privada de karaoke. Una de ellas, Ali Cook, ciudadana estadounidense de entonces 19 años, decidió dar la cara públicamente y contar su versión, esperando justicia.

El acontecimiento fue especialmente sensible pues ocurrió días antes de una visita oficial del Primer Ministro de Vietnam, Phạm Minh Chính. Los acusados —según autoridades neozelandesas— eran funcionarios vietnamitas relacionados con la policía, quienes estaban en una misión oficial y fueron alojados incluso en el colegio de formación policial cerca de la capital.

Una justicia estancada por la diplomacia

En diciembre de 2023, las autoridades de Nueva Zelanda ya confirmaban que tenían pruebas sólidas: "No tenemos duda de que las mujeres fueron agredidas indecentemente," declaró en ese entonces el Inspector Detective John Van Den Heuvel. Sin embargo, los sospechosos ya habían abandonado territorio neozelandés cuando su identidad fue confirmada. Desde entonces, Wellington ha intentado sin éxito extraditarlos.

No existe un tratado de extradición entre Nueva Zelanda y Vietnam, lo que deja toda decisión en manos de la voluntad diplomática del gobierno vietnamita. Y en este caso, esa voluntad ha brillado por su ausencia.

Ali Cook rompe el silencio: “Me siento traicionada”

Ali Cook, una de las víctimas, rompió el silencio nuevamente esta semana tras confirmarse el fracaso de la extradición. En una declaración contundente expresó: “Siento que el gobierno me ha traicionado.” Sus palabras reflejan el sentir de muchas mujeres que han denunciado agresiones y que ven cómo los agresores quedan impunes debido a vacíos legales y a la falta de cooperación internacional.

Aún más chocante para Cook fue la visita oficial del Primer Ministro Christopher Luxon a Vietnam en febrero, en la que ambos gobiernos elevaron su relación bilateral al nivel de asociación estratégica integral. Para la joven, esto demuestra que los canales diplomáticos son efectivos cuando los intereses económicos o geopolíticos están sobre la mesa, pero no cuando se trata de proteger a víctimas.

¿Qué es una agresión indecente según la ley neozelandesa?

La figura legal invocada por los investigadores fue la de “indecent assault,” un delito que en Nueva Zelanda castiga con hasta 7 años de prisión los tocamientos no deseados de carácter sexual. Es decir, aún sin que exista penetración u otros actos más graves, el contexto y la falta de consentimiento ya configuran un crimen grave.

Aunque en otros países esto podría clasificarse como acoso o agresión con castigos menores, las leyes de Nueva Zelanda toman estos casos con gran seriedad y contemplan penas ejemplares. Pero, en ausencia del acusado, la justicia queda paralizada.

¿Diplomacia o impunidad?

Uno de los elementos más frustrantes del caso es que los dos presuntos agresores no estaban protegidos por la inmunidad diplomática. A diferencia de los embajadores o cónsules, esta figura sólo se aplica a ciertos altos funcionarios. La policía confirmó que no tenían inmunidad al momento de los hechos.

Además, ya hubo precedente positivo en 2014: el agregado militar de Malasia, Muhammad Rizalman Ismail, fue extraditado voluntariamente tras ser acusado de agredir sexualmente a una mujer en su hogar en Wellington. Posteriormente, fue condenado. ¿Por qué Vietnam no sigue el mismo camino?

Una falta de reciprocidad inquietante

El Ministerio de Relaciones Exteriores de Nueva Zelanda confirmó que ha expresado su preocupación formal al gobierno vietnamita. No obstante, no ha habido una respuesta clara por parte de Hanoi, y ninguna de sus autoridades ha accedido a comentar el caso públicamente.

La falta de reciprocidad preocupa a organizaciones internacionales y defensores de derechos humanos. Según UNODC, el delito sexual perpetrado por funcionarios públicos fuera de sus países de origen deja a las víctimas en situaciones de alta vulnerabilidad, especialmente en países sin tratados de extradición.

El papel de la presión pública

Ali Cook ha asumido un rol activista al compartir su experiencia públicamente. En declaraciones ofrecidas al medio The Associated Press, ha dicho que no pretende callar: “Si no alzamos la voz, esto seguirá ocurriendo.”

Existen campañas internacionales que han reforzado la necesidad de crear estándares comunes y tratados multilaterales para la extradición en casos de delitos sexuales. La presión internacional y el escrutinio público pueden ser las únicas armas para que gobiernos reacios reconsideren decisiones políticas como la de Vietnam en este caso.

¿Una grieta en la justicia internacional?

Este caso ha revelado una falla sistemática en el sistema global de justicia. Aun cuando existe evidencia de agresión, la soberanía nacional y la falta de acuerdos entre países permite que presuntos culpables escapen a la rendición de cuentas.

Desde una perspectiva legal, organizaciones como la Corte Penal Internacional sólo actúan en casos de crímenes de guerra, lesa humanidad o genocidio. Las agresiones sexuales individuales, por graves que sean, dependen del compromiso entre estados para llevar adelante la justicia.

Posibles caminos a futuro

Expertos legales proponen varias soluciones:

  • Firmar tratados bilaterales de extradición más amplios con cláusulas que contemplen delitos sexuales.
  • Crear una base de datos internacional de acusaciones contra funcionarios públicos.
  • Limitar los beneficios y acuerdos comerciales con países que no cooperen en la extradición de acusados.

Todas estas medidas requerirán voluntad política, algo que hasta el momento han mostrado de forma limitada tanto Vietnam como Nueva Zelanda.

El costo humano de la impunidad

Aunque este caso puede parecer uno más entre tantos escándalos diplomáticos, no debemos olvidar que hay personas detrás de cada historia. Ali Cook y su compañera fueron agredidas mientras cumplían con su trabajo diario. Y ahora, no obtienen justicia no por falta de pruebas, sino por falta de voluntad de un Estado extranjero.

Dejar que estas denuncias queden enterradas marca un precedente peligroso. Si otros países ven que pueden enviar funcionarios al extranjero sin temor a consecuencias legales, abrimos la puerta a más abusos, más impunidad y, sobre todo, más víctimas sin voz.

La comunidad internacional debe encontrar mecanismos efectivos donde la diplomacia no se convierta en sinónimo de inmunidad frente al crimen.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press