Gaza: entre el fuego, la diplomacia fallida y el clamor por una solución duradera
Mientras se acumulan las víctimas y la ayuda humanitaria es interceptada, el plan de paz propuesto enfrenta el rechazo de Hamas y el escepticismo palestino
Un conflicto perpetuado a costa de vidas civiles
La Franja de Gaza ha sido nuevamente el epicentro de muerte y destrucción, tras una serie de ataques aéreos israelíes que mataron al menos a 13 palestinos entre la noche del miércoles y la mañana del jueves, según reportes hospitalarios. Esta ofensiva es solo la más reciente en una guerra que ya ha dejado más de 66,200 muertos y cerca de 170,000 heridos desde su inicio en octubre de 2023, de acuerdo con el Ministerio de Salud de Gaza.
El conflicto, desatado tras un ataque liderado por Hamas que cobró la vida de aproximadamente 1,200 personas en el sur de Israel y el secuestro de 251 israelíes, continúa pese a la presión internacional. Aunque la mayoría de los rehenes han sido liberados en acuerdos previos, 48 aún permanecen detenidos —de los cuales Israel considera que solo unos 20 estarían con vida.
La propuesta de Trump: ¿Paz o imposición?
En medio del baño de sangre, el expresidente estadounidense Donald Trump ha presentado una propuesta para acabar con la guerra. El plan —aceptado ya por el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu— exige que Hamas:
- Libere a todos los rehenes
- Renuncie al poder en Gaza
- Se desarme completamente
A cambio, se propone el cese de las hostilidades, la liberación de cientos de prisioneros palestinos y ayuda humanitaria garantizada, con una futura reconstrucción de Gaza bajo gobernanza internacional. Sin embargo, no contempla ningún camino hacia la creación de un Estado palestino, un punto que muchos califican como un vacío inadmisible.
Rechazo parcial y escepticismo popular
Un alto funcionario de Hamas, bajo condición de anonimato, declaró que algunos elementos del plan son “inaceptables” y requieren modificaciones antes de tomar una decisión oficial. La organización está en consultas con otras facciones palestinas y ha trasladado sus preocupaciones a los mediadores de Qatar y Egipto.
Desde la perspectiva de muchos palestinos, el plan de Trump refleja de nuevo el desequilibrio histórico de poder entre ambas partes del conflicto. Mientras las víctimas siguen cayendo cada día en Gaza, la solución propuesta no garantiza ninguna instancia de autodeterminación o restitución, sino exige la rendición total de Hamas.
La realidad sobre el terreno: Gaza asfixiada
El asedio impuesto a Gaza por Israel desde hace más de 18 años se intensificó con esta guerra. La ciudad de Gaza, en el norte de la franja, fue declarada zona de evacuación total por el ministro de Defensa israelí Yoav Gallant el pasado miércoles:
“Es la última oportunidad de evacuar. Quienes se queden serán considerados como simpatizantes del terrorismo de Hamas.”
Como resultado, alrededor de 400,000 palestinos han huido hacia el sur en búsqueda de seguridad y alimento, mientras el humo cubre el cielo de Gaza. Sin embargo, la ayuda humanitaria escasea —o incluso es interceptada.
Una flotilla solidaria detenida en altamar
Alrededor de 40 embarcaciones reunidas por organizaciones internacionales zarparon con un cargamento simbólico de ayuda con dirección a Gaza, en un intento de romper el bloqueo marítimo israelí. La mayoría fueron interceptadas antes de llegar. Entre los activistas detenidos se encontraban incluso parlamentarios europeos, todos posteriormente deportados por Israel tras "procedimientos administrativos".
En un comunicado en redes sociales, el Ministerio de Asuntos Exteriores israelí afirmó que los pasajeros estaban a salvo y que no se tolerarán violaciones al bloqueo. Este operativo fue ampliamente condenado por ONGs y observadores internacionales que acusan a Israel de bloquear deliberadamente suministros esenciales como alimentos, medicinas y combustible.
Víctimas invisibles: las mujeres y los niños
En Deir al-Balah, una víctima colateral del conflicto, nueve personas —casi todas mujeres— murieron tras el colapso de su casa por uno de los bombardeos. En un campamento en la ciudad central de la franja, otras tres personas perdieron la vida tras un ataque a su carpa. Según el Ministerio de Salud de Gaza, alrededor de la mitad de los muertos en este conflicto son mujeres y niños.
Los hospitales, como el Al-Aqsa Martyrs y el Shifa en Ciudad de Gaza, están operando bajo un sistema colapsado. La ofensiva israelí y la falta de seguridad dificultan que los equipos médicos se trasladen o reciban insumos básicos.
¿Reconstrucción con condición de rendición?
Uno de los puntos más polémicos del plan de paz es el que propone la futura reconstrucción de Gaza bajo supervisión internacional. Hasta el momento no se ha especificado con claridad qué organismo estaría a cargo, quién financiaría esos trabajos ni cuál sería la autoridad civil en el terreno.
La historia de Gaza sugiere que la reconstrucción no puede plantearse como premio a una claudicación política. Tras el conflicto de 2014, el costo de los daños superó los 5 mil millones de dólares, y solo una fracción de esas promesas se materializó. Comunidades enteras siguen viviendo en ruinas.
Intereses cruzados entre mediadores
Qatar y Egipto han tenido roles claves en cada alto al fuego y canje de rehenes. Sin embargo, ambos países tienen sus propias agendas regionales, y muchas veces sus propuestas buscan más consenso internacional que justicia verdadera para los palestinos.
El hecho de que este nuevo intento de paz provenga del expresidente Trump, cuya administración trasladó la embajada de EE.UU. a Jerusalén y reconoció la soberanía israelí sobre los Altos del Golán, añade un sesgo político difícil de ignorar.
¿Hay esperanzas para un alto al fuego duradero?
Los analistas coinciden en que cualquier propuesta de paz viable debe tomar en cuenta no solo una desmilitarización de Hamas, sino una solución política al conflicto palestino-israelí con base en el reconocimiento mutuo y el derecho a un Estado para ambas partes.
El Centro Palestino de Encuestas y Políticas (PCPSR) ha mostrado en sus estudios que más del 70% de los habitantes de Gaza están a favor de un alto al fuego inmediato, pero el escepticismo frente a los mediadores y actores internacionales es altísimo. Sin una reforma estructural en el equilibrio del proceso de paz, estas propuestas seguirán fracasando.
El peso del silencio internacional
Más allá de los comunicados de repudio y llamadas al cese del fuego, la comunidad internacional ha mantenido una postura tibia. En el Consejo de Seguridad de la ONU, los vetos cruzados entre Estados Unidos y otras potencias han obstaculizado la aprobación de resoluciones efectivas.
A medida que las bombas caen y miles huyen de la devastación, las preguntas siguen sin respuesta: ¿Cómo revertir décadas de desconfianza y dolor? ¿Hay posibilidad de paz si uno impone las condiciones? ¿Cuántos más deben morir para que el mundo actúe?