Gordon Parks: El arte de la fe y la resistencia negra a través del lente de un visionario

Una retrospectiva poderosa del legado espiritual y cultural afroamericano en la obra de uno de los grandes cronistas visuales del siglo XX

Un fotógrafo que trascendió su cámara

Gordon Parks fue mucho más que un hombre con una cámara. Fue un testigo comprometido, un contador de historias, un poeta de la imagen que documentó la vida afroamericana con una mirada artística e implacablemente honesta. Su obra no se limitó a capturar momentos; construyó puentes entre el arte, el periodismo y la espiritualidad.

En la exhibición Temples of Hope, Rituals of Survival: Gordon Parks and Black Religious Life —actualmente en Howard University en Washington D.C.— se revela un aspecto menos explorado de su legado: su diálogo constante con la religión, la fe y la vida espiritual de la comunidad negra en Estados Unidos.

Una mirada humanista hacia la fe

Aunque Gordon Parks no fue particularmente religioso, su obra fotográfica reflejó una profunda comprensión del significado social, emocional y político de la fe en las vidas de los afroamericanos. Su enfoque humanista lo llevó a documentar con respeto los ritos, templos, líderes y fieles de diversas expresiones religiosas negras —desde iglesias bautistas hasta el movimiento de la Nación del Islam.

En palabras de Melanee C. Harvey, curadora de la exposición y profesora en Howard University, Parks “aplicó un conocimiento práctico de la cultura religiosa negra con un compromiso hacia el humanismo como enfoque en la fotografía documental”.

Los templos como refugio frente a la adversidad

En una serie de fotografías de 1953 publicadas originalmente en la revista Life, Parks retrató la vida de la Iglesia Bautista Misionera Metropolitana en Chicago, bajo el liderazgo del reverendo Ernest Franklin Ledbetter. Estas imágenes capturan vibrantes sermones, templos repletos y la función vital de la iglesia como centro comunitario. Parks describió la iglesia como “un templo de esperanza para miles de personas atrapadas en el patio trasero de esta enorme ciudad… un refugio en un mundo de problemas interminables”.

En una de estas célebres imágenes, el reverendo Ledbetter aparece con los brazos extendidos desde el púlpito, mientras una ujier vestida de blanco permanece firme al fondo. Es una imagen que encapsula tanto lo teatral como lo trascendental del culto afroamericano.

El servicio invisible: mujeres y lo cotidiano sagrado

Más allá del liderazgo masculino carismático, Parks también centró su lente en el trabajo silencioso —pero crucial— de las mujeres en la vida religiosa. Documentó acciones cotidianas de ministras comunitarias como Beatrice Williams, quien caminaba por las calles de Chicago brindando compañía, alimento y palabra a personas marginadas.

Una de las fotos más comentadas de la exposición muestra a dos mujeres aparentemente conversando: una dentro de una iglesia, la otra asomada a la ventana. Al mirar detenidamente, se revela que una de ellas está amamantando. En palabras de Harvey: “Estas cosas íntimas y vitales para la vida suceden en ese espacio”.

La Nación del Islam: entre el misticismo y la militancia

Uno de los logros más significativos de Gordon Parks como fotógrafo fue obtener acceso directo a la Nación del Islam, una misión que los editores de Life habían intentado sin éxito durante años. Parks ganó la confianza de Elijah Muhammad y de Malcolm X sin renunciar a su integridad periodística, rechazando incluso una oferta de medio millón de dólares para hacer una película propagandística.

De esta colaboración surgieron imágenes poderosas: Malcolm X en restaurantes modestos, estrechando manos; charlando con humildad con seguidores; posando junto a figuras religiosas influyentes como el reverendo Adam Clayton Powell Jr. Parks fotografió también la red de mezquitas, comedores comunitarios y eventos de la Nación, revelando tanto la dignidad como la complejidad del movimiento.

De hecho, llegó a establecer una relación tan cercana con Malcolm que fue nombrado padrino de una de sus hijas.

Espiritualidad expandida: iglesias espiritistas y afroamericanismo

Parks también documentó expresiones menos tradicionales del misticismo negro. Algunas imágenes de la exposición muestran a fieles de iglesias espiritistas en Washington D.C., entre ellas una en la que una mujer aparece siendo ungida durante un ritual, y otra donde cuida de niños frente a un santuario hogareño que incluye figuras de santos y una Biblia.

Estos retratos no sólo documentan una práctica religiosa específica, sino que elevan la espiritualidad afroamericana como un modo de resistencia cultural y sobrevida diaria frente a un sistema históricamente opresor.

Cámara y testimonio: un estilo distinto a los fotógrafos de estudio

Antes de que Parks comenzara a trabajar en D.C., la mayoría de los fotógrafos negros —como los del célebre estudio Scurlock— hacían retratos posados. Parks desafió esa tradición optando por una mirada documental y en movimiento. Su método fue “presenciar mientras fotografiaba”, capturando emociones reales y no representaciones idealizadas.

Su trabajo para la Farm Security Administration en los años 40, durante la Gran Depresión, consolidó este enfoque realista y comprometido. Posteriormente trabajó para revistas como Ebony, Vogue y especialmente Life, donde fue fotógrafo por más de 20 años.

El legado renacentista de un genio autodidacta

Nacido en Fort Scott, Kansas, en 1912, Parks fue autodidacta. Se convirtió no sólo en un referente de la fotografía sino también en cineasta, músico y activista. Dirigió películas como Shaft (1971) y publicó libros de poesía. En la exposición se exhibe su poema de 1984 “Homecoming”, que finaliza diciendo: “Mi esperanza ahora es que cada uno pueda encontrar lo que DIOS nos puso aquí para encontrar: ¡AMOR!”.

También se incluyen dos autorretratos, así como una fotografía grupal frente a una iglesia metodista episcopal africana de su infancia. Es un recordatorio de cómo la fe, incluso indirectamente, influyó en su visión desde una edad temprana.

Una guía para tiempos inciertos

Melanee Harvey resalta que esta exposición llega en un “momento de serendipia”, cuando en Estados Unidos se están revisando y muchas veces blanqueando episodios claves de la historia afroamericana. “Este tipo de exposición es necesaria,” afirma, “es como un manual o un consuelo para estos tiempos tan polarizados”.

La muestra estará abierta hasta el 1 de diciembre de 2025, y cuenta con más de 40 fotografías, materiales de archivo y textos curatoriales que vinculan religión, arte y lucha. Es un testimonio poderoso de cómo Gordon Parks convirtió su cámara en un altar, su ojo en una plegaria y su legado en un evangelio visual de justicia y humanidad.

Una invitación a mirar con el alma

Las imágenes de Parks no sólo deben mirarse, sino sentirse. Nos desafían a escuchar las historias que sus sujetos quizás no podían contar con palabras. Cada retrato es una prédica silenciosa, cada esquina iluminada una metáfora de fe. Al final, como lo expresa en su poema, Parks nos recuerda que el mayor propósito —religioso o no— es encontrar el amor que justifica nuestra existencia.

Y en sus fotografías, ese amor está siempre presente: en una mano tendida, en un templo lleno, en un sermón encendido o en el simple gesto de amamantar a un niño dentro de una iglesia: la vida misma, encarnada como resistencia, como visión, como esperanza.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press