Luca Zidane y la herencia mundialista: un nuevo capítulo con Argelia
El hijo del legendario Zinedine Zidane acepta representar a Argelia mientras crecen las tensiones geopolíticas en la FIFA
Por primera vez, Luca Zidane, el hijo del mítico Zinedine Zidane, ha sido convocado por la selección de fútbol de Argelia. Esta decisión no solo tiene implicaciones futbolísticas, sino que también resuena en un contexto de polémicas deportivas, identitarias e incluso geopolíticas que atraviesan el fútbol internacional actual.
¿Quién es Luca Zidane?
Luca Zidane, de 27 años, es un arquero que comenzó su carrera profesional en el Real Madrid, donde coincidió con su padre, Zinedine Zidane, cuando este era entrenador del equipo blanco. A pesar de haber jugado con las selecciones juveniles de Francia —el país donde nació y creció—, nunca llegó a debutar con el conjunto absoluto dirigido por Didier Deschamps.
Actualmente milita en el Granada CF, equipo de la Segunda División española, una categoría que no ha impedido que el seleccionador de Argelia, Vladimir Petkovic, lo incluya en la lista de 26 jugadores para los próximos compromisos clasificatorios hacia el Mundial 2026.
Una convocatoria histórica y simbólica
El llamado de Luca Zidane no es solo una decisión deportiva. Representa una potente conexión emocional con el país del que emigró su abuelo paterno, Smail Zidane, un argelino orgulloso que crió a Zinedine en Marsella bajo los valores y ritos culturales de su tierra natal.
Con esta convocatoria, Luca une su historia personal a la de un país que ha sido históricamente eclipsado en términos futbolísticos por sus raíces coloniales con Francia. Que el hijo de uno de los héroes más grandes del fútbol francés —y uno de los deportistas de origen argelino más reconocidos en el planeta— decida representar a Argelia es un instante potente en términos de identidad, representación y geopolítica.
La FIFA y el embrollo político: el caso Israel-Palestina
Mientras Argelia se prepara para su gran oportunidad en la clasificación al Mundial 2026 (que se celebrará en Estados Unidos, Canadá y México), la FIFA se enfrenta a su propia tormenta diplomática. El conflicto Israel-Palestina ha llegado, inevitablemente, al terreno del deporte.
Durante una reunión reciente del Consejo de la FIFA, su presidente Gianni Infantino declaró:
“La FIFA no puede resolver problemas geopolíticos, pero debe y puede promover el fútbol en todo el mundo mediante sus valores unificadores, culturales y humanitarios”.
La declaración fue una clara respuesta ante las crecientes presiones —especialmente de federaciones europeas— para suspender a Israel de las competiciones internacionales debido al conflicto en Gaza.
Noruega, Turquía y otras federaciones pidieron a la UEFA y a FIFA que se vote la suspensión de Israel. Sin embargo, la influencia estratégica de actores como Estados Unidos (defensores del estatuto israelí en el ámbito deportivo) hace que dicha posibilidad se vea remota. En este contexto, cualquier decisión —deportiva o política— se vuelve objeto de análisis internacional.
Luca Zidane: ¿una decisión política?
Muchos analistas se preguntan si el cambio de nacionalidad futbolística de Luca Zidane es simplemente una cuestión deportiva o también un gesto simbólico. Cabe recordar que, en tiempos de tensiones políticas y culturales, estas decisiones no escapan al escrutinio público.
Zidane padre, que participó en tres Copas del Mundo con Francia (1998, 2002 y 2006) y fue figura clave del título de 1998, nunca renegó de sus raíces argelinas. Sin embargo, nunca jugó por Argelia. En parte, porque él mismo explicó décadas atrás que nunca fue contactado formalmente por la federación argelina.
Ahora, su hijo Luca toma una ruta diferente. Ya no está obligado a seguir la sombra de las decisiones de su padre, sino que abre un nuevo sendero que equilibra la pasión heredada con la identidad originaria.
Argelia y su camino al Mundial 2026
Argelia actualmente lidera su grupo clasificatorio africano para el Mundial 2026 con cuatro puntos de ventaja. Solo una victoria en sus próximos encuentros frente a Somalia o Uganda aseguraría matemáticamente su pase a la próxima Copa del Mundo.
La selección argelina ha participado en seis ediciones mundialistas, siendo su mejor actuación la de Brasil 2014 cuando alcanzaron los octavos de final. Fue en ese torneo donde ofrecieron una memorable resistencia ante Alemania en uno de los encuentros más intensos del certamen.
La esperanza ahora es que Luca Zidane pueda consolidarse como un referente en la portería y aportar no solo experiencia europea, sino también solidez técnica al conjunto africano.
Jean-Philippe Mateta: otra historia de redención
En paralelo a la historia de Luca Zidane, otra gran noticia fue la primera convocatoria de Jean-Philippe Mateta a la selección absoluta de Francia. El delantero del Crystal Palace ha tenido un gran arranque de temporada, con 4 goles en 10 partidos y una energía que ha sido clave en el actual tercer lugar del equipo en la Premier League.
Con 28 años, Mateta ha superado diversas adversidades, incluyendo una grave lesión en la cabeza el año pasado que requirió 25 puntos de sutura en su oreja. Su resiliencia ha sido premiada por Didier Deschamps, quien necesita piezas adicionales tras múltiples bajas en ataque.
Deschamps afirmó:
“Él tiene una capacidad goleadora importante, no es un jugador joven, pero tiene un perfil muy interesante para el equipo nacional.”
El fútbol: un espejo complejo de la globalidad
La historia de los Zidane, tanto padre como hijo, como la de Mateta, reflejan un fenómeno cada vez más común en el deporte globalizado: atletas con múltiples identidades, decisiones políticas envueltas en elecciones personales y federaciones que deben navegar tensiones sociales y geopolíticas con la pelota como instrumento de paz.
La FIFA, frente a los crecientes llamados a sancionar a países en conflicto (como se hizo en su momento con Rusia tras la invasión a Ucrania), se ve ante un dilema ético persistente: ¿hasta dónde el fútbol puede mantenerse «neutral» frente a las injusticias del mundo real?
Por ahora, Luca Zidane ha dado un paso que retumba más allá de los estadios. ¿Será la voz silenciosa de una generación que no se define completamente ni por las camisetas heredadas ni por las banderas impuestas?
Seguiremos atentos al destino de Argelia en las clasificatorias, y al papel que Luca tendrá en la portería. Pero, sobre todo, estaremos observando cómo evoluciona este cruce entre deporte, identidad y política en el fútbol internacional.