¿El 51º estado? La compleja danza entre Canadá y EE.UU. bajo la sombra de Trump
Tensiones, tratados y declaraciones polémicas: el nuevo juego político entre Mark Carney y Donald Trump
Una visita cargada de tensión política
La próxima semana, el primer ministro de Canadá, Mark Carney, se reunirá en la Casa Blanca con el expresidente y actual mandatario de EE.UU., Donald Trump. Lo que debería ser una visita diplomática convencional está rodeada de una tormenta política en medio de renegociaciones comerciales, propuestas militares y, otra vez, la idea de Trump sobre anexar Canadá como el 51º estado.
Este encuentro, programado para el martes, es la antesala del proceso de revisión del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC o USMCA) pautado para 2026. La importancia de la relación bilateral no puede subestimarse: más del 75% de las exportaciones canadienses van hacia Estados Unidos. Pero, lejos de ser una relación armónica, el contexto actual la presenta como un campo de batalla económico y geopolítico.
Trump y las provocaciones: El regreso de la narrativa del '51º estado'
Donald Trump ha desempolvado la idea de que Canadá debería convertirse en un estado más de la nación estadounidense. Esta vez lo hizo a propósito de su anunciado escudo antimisiles “Golden Dome”. Según él, Canadá expresó interés en formar parte del programa, a lo cual Trump, con tono irónico, respondió: “¿Por qué no se unen a nuestro país, se convierten en el estado 51 y lo obtienen gratis?”
Este tipo de declaraciones no son nuevas, pero preocupan más que nunca. En palabras de Robert Bothwell, historiador canadiense y profesor de relaciones internacionales de la Universidad de Toronto: “El modus operandi de Trump es la extorsión, y está usando la defensa y el comercio como herramientas.”
La política interna canadiense, tomada por la sombra de Trump
Carney ganó las elecciones canadienses este mismo año con una inesperada plataforma: hacerle frente a la amenaza de anexación de Trump y a los estragos de una guerra comercial en curso. A pesar de ello, ha intentado suavizar las relaciones bilaterales, eliminando tarifas de represalia que Canadá había impuesto y buscando un punto medio en vistas al USMCA.
El tratado seguirá siendo clave para Canadá. A pesar de algunos aranceles específicos —como los famosos aranceles 232 a acero y aluminio—, más del 85% del comercio bilateral sigue libre de tarifas. Según datos del gobierno, la tarifa promedio que EE.UU. impone a productos canadienses es solo del 5.6%, la más baja entre sus socios comerciales.
¿Una defensa compartida o una movida geopolítica?
Canadá habría solicitado formar parte del sistema Golden Dome propuesto por Trump. Este defensa antimisiles, pensada originalmente para salvaguardar territorio estadounidense, pone en entredicho las prioridades geoestratégicas de América del Norte.
La política de defensa continental tradicionalmente se ha regido mediante el Mando de Defensa Aeroespacial de América del Norte (NORAD). Sin embargo, Trump parece querer reinventar las reglas del juego, imponiendo nuevas condiciones.
“Estados Unidos está experimentando un cambio de paradigma. Ya no basta con ser aliado, ahora hay que pagar por el acceso al mercado o a la defensa”, afirmó Daniel Béland, politólogo de la Universidad McGill.
Un alto riesgo para Carney
Que Trump mencione en público la idea del “estado 51” durante la visita sería un golpe simbólico devastador para Mark Carney. El propio primer ministro confesó haberle pedido en privado al expresidente que dejara de usar ese término, tras una reunión anterior celebrada en mayo en la Casa Blanca.
Pero el posible bochorno diplomático no es el único riesgo: una falta de avances visibles en las conversaciones comerciales puede brindarle munición política a los conservadores canadienses, quienes acusan al gobierno de haber gestionado ineficazmente la tensa relación con su mayor socio comercial.
Economía: Unidos por necesidad
El vínculo económico entre los dos países es abrumador:
- Canadá es el principal destino de exportación para 36 estados de EE.UU.
- Casi $3.6 mil millones de dólares canadienses (US$2.7 mil millones) en bienes y servicios cruzan la frontera cada día.
- Sobre el 60% del crudo importado por EE.UU. es canadiense, al igual que el 85% de la electricidad que EE.UU. importa.
- Canadá también es el exportador número uno de aluminio, acero y uranio hacia EE.UU., además de poseer 34 minerales considerados estratégicos para la defensa por el Pentágono.
El embajador de EE.UU. en Canadá, Pete Hoekstra, ha advertido sobre un creciente sentimiento antiestadounidense en suelo canadiense, el cual podría tener efectos duraderos, incluyendo una baja en el turismo. Las cifras ya muestran que los viajes de canadienses a Estados Unidos han disminuido notablemente en los últimos años.
El momento de la geopolítica norteamericana
Este encuentro entre Trump y Carney será mucho más que una reunión bilateral. Tiene repercusiones para la estabilidad geopolítica en América del Norte. El mensaje implícito de Trump ya no es solo comercial sino existencial: “Si quieres protección, conviértete en parte de nosotros.”
El juego de presiones, aranceles e insinuaciones que rodea a la política de Trump hacia Canadá recuerda al estilo del presidente que hace del shock y la provocación un medio para lograr sus fines.
En este contexto, Carney tendrá que balancear diplomacia y firmeza, buscando preservar la soberanía canadiense sin cortar los lazos comerciales vitales con su vecino del sur.
¿Qué sigue?
El viaje del primer ministro puede marcar un antes y un después en el curso de la renegociación del T-MEC y en las futuras relaciones de defensa conjunta. Pero también podría ser recordado como un acto de resistencia simbólica ante un vecino impredecible e imponente.
Por lo pronto, el mundo observará con atención si esta danza diplomática se convierte en un baile de máscaras o en un duelo abierto por la influencia norteamericana.