Conflictos, lesiones y decisiones técnicas: las grandes incógnitas del fútbol internacional antes del parón de selecciones
De la polémica entre España y el Barcelona por Lamine Yamal a la ausencia de Jude Bellingham en Inglaterra: el fútbol de selecciones vuelve con tensiones y sorpresas
España y el caso Lamine Yamal: ¿cuidado o sobreuso?
Tras varias semanas de rumores, declaraciones cruzadas y especulaciones, Lamine Yamal está de vuelta en la selección española. El joven prodigio del FC Barcelona, de apenas 18 años, fue convocado nuevamente por Luis de la Fuente para los partidos clasificatorios al Mundial ante Georgia (11 de octubre) y Bulgaria (14 de octubre), luego de recuperarse de una molestia púbica que lo tuvo fuera de acción por cuatro partidos.
¿El problema? El regreso del jugador se produce en un clima enrarecido después de los dichos del entrenador culé, Hansi Flick, quien criticó abiertamente al cuerpo técnico de la selección por "no cuidar" a Yamal.
¿Realmente jugó lesionado?
Desde el entorno de la Real Federación Española de Fútbol negaron rotundamente haber forzado al jugador. Aseguran que Yamal pasó todas las pruebas médicas y que, además, el Barcelona nunca notificó problemas físicos previos. De la Fuente fue diplomático en su respuesta a la prensa: “No hay conflicto con Hansi Flick”. E insistió: “Si un jugador viene es porque está sano. Y si juega, es porque está en condiciones”.
El debate continúa abierto: ¿se sobreexpone a las jóvenes promesas? Yamal ha sido comparado con casos como los de Pedri o Ansu Fati, futbolistas que a temprana edad acumularon demasiados partidos en corto plazo, lo cual afectó negativamente su progreso debido a lesiones. ¿Repetirá Yamal ese patrón o ha aprendido el fútbol español de sus errores?
Inglaterra y el enigma Bellingham
En un caso diametralmente opuesto, Inglaterra ha optado por la prudencia extrema. Jude Bellingham, estrella del Real Madrid y reciente elegido Jugador del Año en Inglaterra, ha quedado fuera de la convocatoria para los próximos compromisos internacionales. Pese a ya haber disputado los últimos cuatro partidos con el Madrid, su técnico nacional Thomas Tuchel prefirió mantener el grupo que obtuvo buenos resultados en septiembre.
“La competencia está abierta. Jude es especial, pero no hay garantías”, explicó Tuchel al ser bombardeado por preguntas sobre el ausente. Y agregó: “Está volviendo poco a poco tras su operación de hombro. Queremos que recupere su ritmo totalmente”.
¿Una decisión deportiva o un mensaje indirecto?
Tuchel insistió que no existe mala relación con Bellingham y que hubo “cero agenda escondida”. Estas palabras cobran importancia después de que el técnico se viera obligado hace apenas dos meses a pedir disculpas por criticar públicamente la actitud del jugador. Muchos lectores se preguntan: ¿tiene Inglaterra el lujo de dejar afuera a su mejor futbolista cuando está sano?
El lema de Tuchel parece claro: "Quien gana se queda, quien no juega lo suficiente, espera". Un planteamiento de riesgo en un año de Mundial, donde cada partido de preparación cuenta, y el margen de error se reduce.
Brasil y Liverpool: la lesión de Alisson complica los planes
Otra ausencia destacada es la del arquero brasileño Alisson Becker. El guardameta del Liverpool se lesionó el isquiotibial en el partido de Champions League ante el Galatasaray y no podrá estar presente en los amistosos de Brasil frente a Corea del Sur y Japón.
Su entrenador en Merseyside, Arne Slot, confirmó que Alisson no podrá estar tampoco ante el Manchester United luego del parón internacional. “Veremos cómo evoluciona, pero lo veo fuera por lo menos hasta después del 19 de octubre”, aseguró.
La baja de Alisson también permite entrever un cambio de ciclo. Todo apunta a que el portero Giorgi Mamardashvili, recientemente fichado por el Liverpool desde Valencia, tendrá minutos claves para consolidarse como alternativa real del arquero brasileño.
Liverpool, ¿en transición o en crisis?
Este contratiempo se suma a un clima revolucionado en Liverpool. Slot encara su primer año como sustituto de Jürgen Klopp y ya enfrenta su primera mini-crisis: dos derrotas consecutivas ante Crystal Palace y Galatasaray y cuestionamientos sobre el estilo de juego del equipo.
Slot explicó en rueda de prensa que muchos rivales ya han aprendido a leer el modelo de juego del nuevo Liverpool, por lo que deben buscar soluciones. Una de ellas, según el propio técnico, serán las jugadas a balón parado: “Como muchos clubes en la Premier, debemos desbloquear defensas bajas con estrategias de balón quieto”.
Con una inversión de más de 570 millones de dólares en fichajes, incluyendo nombres como Florian Wirtz o Alexander Isak, la presión por resultados inmediatos es altísima.
Una constante: los entrenadores toman el control
Uno de los elementos en común que une los tres casos (Yamal, Bellingham y Alisson) es una nueva tendencia de control técnico absoluto. Más allá del talento o del marketing que generan estos futbolistas, los seleccionadores buscan gestionar grupos, preservar dinámicas colectivas y minimizar riesgos físicos.
Esto choca con la perspectiva de clubes grandes, que esperan que sus jugadores estrella sean tratados con pinzas, especialmente si ya vienen tocados físicamente. La convivencia entre clubes y selecciones sigue siendo tirante, pese a convenios médicos y calendarios aparentemente alineados.
¿Qué hay en juego?
Desde el punto de vista competitivo, la mayoría de los seleccionados involucrados tienen partidos de relativa baja tensión —ya clasificados o en etapas de transición—. Pero en términos de nombres, estatus y relaciones públicas, las decisiones de dejar fuera a estrellas como Bellingham o no proteger suficientemente a jóvenes como Yamal pueden tener consecuencias a largo plazo.
En un fútbol globalizado y mediático, la gestión extradeportiva es tan importante como la táctica. Ya no se trata sólo de ganar en la cancha. También se debe ganar narrativas, confiar en los cuerpos médicos y, sobre todo, proteger a las figuras que garantizan el espectáculo.
Con el Mundial 2026 a la vista, el tiempo de ensayo se reduce cada vez más, y la presión sobre técnicos, jugadores e instituciones crece. La batalla por el control físico, emocional y futbolístico de las grandes estrellas ha comenzado.