Congelados fondos para infraestructura y apps de monitoreo: ¿La Casa Blanca contra las ciudades demócratas?
Entre bloqueos de fondos multimillonarios, eliminación de apps ciudadanas y un cierre de gobierno prolongado, se intensifica la tensión política rumbo a un 2025 turbulento
El bloqueo de fondos que podrían transformar ciudades
Recientemente, el director de presupuesto de la Casa Blanca, Russ Vought, anunció la retención de $2,100 millones destinados a proyectos de infraestructura en la ciudad de Chicago. Este revés afecta directamente a uno de los proyectos más esperados por los habitantes: la expansión de la Línea Roja del tren urbano. ¿La razón? Según Vought, el dinero fue "puesto en pausa para asegurar que los fondos no estén fluyendo a través de contratos basados en la raza".
Esta postura se alinea con otra medida reciente del mismo funcionario, quien días antes anunció la retención de $18 mil millones en Nueva York, lo que afecta proyectos clave como el nuevo túnel de tren bajo el río Hudson.
Ambas decisiones han levantado fuertes críticas entre funcionarios demócratas y organizaciones cívicas. No solamente por su impacto económico, sino también por la narrativa subyacente: el uso de criterios de contratación para justificar el bloqueo de fondos en zonas predominantemente demócratas.
Apple elimina una app ciudadana bajo presión federal
Sumado a las tensiones, se suma la controversia tecnológica. La app ICEBlock, destinada a reportar y monitorear la presencia de agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés), fue eliminada de la App Store de Apple. Según los desarrolladores, esta acción respondió a la presión directa del gobierno federal.
ICEBlock había sido descargada por más de un millón de personas y permitía que los usuarios compartieran alertas anónimas sobre redadas y presencia de ICE en tiempo real. La app fue particularmente útil en barrios con alta población inmigrante, especialmente durante operativos sorpresa.
Apple, por su parte, emitió una respuesta escueta, afirmando que se trataba de una "medida de seguridad" impulsada por información de agencias del orden. Sin embargo, organizaciones de derechos digitales y figuras políticas han denunciado censura política y represión contra herramientas civiles.
Cierre gubernamental: otra batalla sin tregua
Todo esto ocurre en un contexto enrarecido: el tercer día de cierre del gobierno estadounidense, sin señales claras de resolución. Los demócratas han hecho clara su exigencia: la extensión de subsidios de salud impulsados durante la pandemia bajo el Obamacare, especialmente los créditos fiscales que reducen costos para más de 20 millones de ciudadanos.
En cambio, los republicanos buscan empujar una reapertura sin modificaciones significativas al presupuesto, confiando en que el desgaste político erosionará la resistencia demócrata.
“Este cierre puede ser la oportunidad de hacer recortes vastos y redefinir el tamaño del gobierno”, declaró el presidente Donald Trump, dejando claro que su administración no piensa ceder fácilmente. Las palabras no fueron tomadas a la ligera: Vought rápidamente indicó el posible despido de empleados federales (no solo el cese temporal común durante cierres anteriores).
Impacto económico: el precio del estancamiento
Según estimaciones de la Oficina Presupuestaria del Congreso (CBO), el cierre podría dejar 750 mil empleados federales sin paga, causando una pérdida diaria de $400 millones en salarios. Esto tiene un efecto dominó claro: menor poder adquisitivo, menor consumo y un inevitable golpe macroeconómico.
Empresas proveedoras de servicios al gobierno, comercios locales que dependen de empleados federales, y especialmente comunidades rurales con pocas alternativas laborales, están entre los más afectados.
Chicago y Nueva York: ¿castigo político disfrazado?
Los bloqueos de fondos no son accidentales. Tanto Illinois como Nueva York han sido bastiones políticos demócratas, especialmente férreos opositores de las políticas antiinmigrantes y sanitarias de la administración Trump. Vought y sus aliados han enmarcado sus decisiones como asuntos técnicos, vinculados a criterios de equidad en contratos o eficiencia presupuestaria. Pero críticos apuntan a una intención clara de castigar políticamente a regiones azules.
“Esta es una administración que no esconde su rencor partidista. Los recortes no son técnicos; son ideológicos”, afirmó la senadora Amy Klobuchar en el Congreso. “Dicen que quieren eficiencia, pero lo que están haciendo es sabotaje fiscal contra quienes no comparten su visión”.
¿Quién pagará el precio político?
Históricamente, los cierres de gobierno han cobrado factura electoral a los responsables. Pero en esta ocasión, hay una narrativa doble:
- Por un lado, los demócratas son vistos como los que obstruyen la reapertura por condicionar su apoyo a los subsidios de salud.
- Por el otro, los republicanos imponen restricciones fiscales unilaterales y bloquean fondos esenciales para millones.
“La gente no va a perdonar que volvamos a usar a las familias como rehenes por una pelea ideológica. Nadie gana con esto más que los radicales de ambos extremos”, criticó el senador independiente Angus King.
En la Cámara de Representantes, líderes demócratas como Hakeem Jeffries siguen firme en su demanda de conservar los subsidios Obamacare de forma permanente. El presidente de la Cámara, Mike Johnson, ha dicho lo contrario: “Hay una gran preocupación en el partido por esas subvenciones. Crean distorsiones y obligaciones fiscales en el largo plazo”.
La sombra de ICE y la criminalización de la tecnología ciudadana
Otra capa crucial del conflicto es el conflicto entre tecnología ciudadana y control estatal. Aunque ICEBlock tenía como único fin el reporte colectivo de actividad migratoria, el gobierno la señala como peligrosa e incluso conectada indirectamente con ataques a instalaciones de ICE, como ocurrió recientemente en Dallas.
Aunque la app no promovía acciones violentas o ilegales, fue vinculada al fenómeno más amplio de resistencia social. "No hay evidencia clara de que la app haya inducido violencia", señalan miembros de Electronic Frontier Foundation, defensores de libertad digital. "Su eliminación sienta un precedente gravísimo contra cualquier herramienta de defensa cívica".
La pregunta queda abierta: ¿Hasta qué punto puede el Estado interferir en plataformas tecnológicas cuya función es empoderar comunidades vulnerables?
Y mientras tanto... ¿cuándo termina el cierre?
En el Senado, algunos moderados intentan alcanzar pactos parciales: votar por reapertura temporal mientras se negocia extensión por un año de los créditos sanitarios. Pero según fuentes internas, estas charlas son incipientes y sin apoyo claro de los líderes.
El líder de la mayoría en el Senado, John Thune, dijo con resignación: “Necesitamos al menos ocho personas más que decidan acabar con este juego. Si no, esto podría durar semanas”.
Las discusiones continuarán, pero todo apunta a que la estrategia republicana es prolongar la presión hasta que los demócratas claudiquen o el costo social sea insostenible.
La senadora Klobuchar fue enfática: “Sabemos que muchos granjeros, rancheros y pequeños empresarios –incluso en estados republicanos– están siendo golpeados por la expiración de estos subsidios. Nuestra lucha los incluye a ellos también”.
Así, entre una administración que presume recortes como victorias, una oposición que defiende el acceso a salud pública, y millones de personas sin servicios ni ayuda, Estados Unidos entra en una de sus fases políticas más tensas desde la época de Obama: otra vez con el Obamacare en el centro del campo de batalla.