Italia se levanta por Gaza: huelga general, protestas y una creciente división política

Más de dos millones de italianos toman las calles para exigir el fin del bloqueo a Gaza y un giro en la postura de su gobierno

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Italia vivió una jornada histórica este viernes, cuando más de dos millones de personas se movilizaron en más de 100 ciudades de todo el país en el marco de una huelga general convocada por los principales sindicatos para expresar solidaridad con Gaza y demandar una respuesta humanitaria frente a la crisis en curso. El paro incluyó una interrupción generalizada de los servicios públicos, con especial impacto en el transporte, la educación y otros sectores esenciales.

Un país paralizado en nombre de la solidaridad

Según CGIL, uno de los sindicatos más importantes de Italia, solo en Roma se congregaron unas 300.000 personas, mientras que la participación nacional alcanzó un promedio cercano al 60%. Las calles de ciudades como Milán, Bolonia, Florencia y Nápoles se llenaron de manifestantes ondeando banderas palestinas, pancartas contra el sionismo y consignas exigiendo un cambio en la política exterior italiana frente al conflicto entre Israel y Palestina.

La huelga fue convocada tras el reciente intento de la “Flotilla Global Sumud” de romper el bloqueo naval israelí sobre Gaza para entregar ayuda humanitaria. El intento fue frustrado por fuerzas navales israelíes, generando una ola de indignación a nivel global, particularmente fuerte en Italia, donde el tema ha calado hondo en la sociedad civil.

El poder de los sindicatos contra el gobierno Meloni

La respuesta del gobierno italiano, encabezado por la conservadora Giorgia Meloni, no se hizo esperar. Meloni criticó duramente la huelga, calificándola como un acto “políticamente motivado” y denunciando que ocasionaría “enormes trastornos para los ciudadanos”. En declaraciones a los medios, ironizó: “Las revoluciones y los fines de semana largos no combinan bien.”

Su postura ha alimentado aún más el fuego político. Parte del descontento apunta directamente a la alianza incondicional que Italia ha mantenido históricamente con Israel, y que muchos consideran como una postura obsoleta y moralmente cuestionable frente al creciente número de víctimas civiles en Gaza. En este sentido, los sindicatos italianos han tenido un papel protagonista al tomar una postura activa por los derechos humanos que rebasa los márgenes tradicionales del sindicalismo laboral.

Protestas frente al fútbol: ¿debería la UEFA suspender a Israel?

Una de las escenas más simbólicas ocurrió en Florencia, donde manifestantes se aproximaron al centro de entrenamiento de la Selección Nacional Italiana para exigir la cancelación del partido clasificatorio hacia el Mundial entre Italia e Israel, programado para el 14 de octubre en Udine. Si bien los jugadores aún no se encontraban en el complejo, los manifestantes exhibieron una pancarta que decía: “Frenemos el sionismo con la resistencia”.

La UEFA, por su parte, evalúa suspender a la selección de Israel de las competiciones internacionales debido a la situación en Gaza. La presión se acumula desde diversos frentes: aficionados, activistas pro derechos humanos y sectores políticos que reclaman coherencia entre los principios éticos proclamados por las instituciones deportivas y su accionar en contextos de guerra.

Milán, epicentro del caos y la indignación

En la ciudad de Milán, una marcha de alrededor de 100.000 personas terminó con tensiones y enfrentamientos con la policía. Un grupo de manifestantes bloqueó una autopista y comenzó a lanzar botellas a las fuerzas del orden, que respondieron con bombas de humo para dispersar la concentración. Escaramuzas similares ocurrieron en Turín y Nápoles, aunque la mayoría de las protestas se desarrollaron de manera pacífica.

La dimensión de la protesta es inusual en tiempos recientes. Italia, un país acostumbrado a movilizaciones sindicales, no vivía un paro de esta magnitud desde las jornadas contra la reforma del sistema de pensiones en 2010. Pero esta vez las calles dijeron otra cosa: los italianos están dispuestos a movilizarse también por causas más allá de sus fronteras, especialmente cuando involucran principios de justicia social y solidaridad internacional.

El conflicto en el centro del debate europeo

Mientras tanto, la guerra en Gaza sigue generando consecuencias legales y diplomáticas en otros frentes. En una reciente decisión, una jueza de Nueva York rechazó una demanda presentada por familias israelíes contra la UNRWA (la agencia de la ONU para los refugiados palestinos). Los demandantes alegaban que la agencia había colaborado indirectamente con Hamas al permitir depósitos de armas en sus instalaciones. Sin embargo, el tribunal dictaminó que la entidad goza de inmunidad como agencia integrante de la ONU.

Este caso no es menor. Representa una batalla campal dentro del debate internacional sobre el papel de organismos multilaterales en conflictos armados, y también sobre el peso que la narrativa israelí tiene en el sistema judicial estadounidense. La administración Biden apoyó el rechazo a la demanda, en sintonía con una visión más pragmática y multilateralista, mientras que durante el mandato de Trump se había argumentado lo contrario.

¿Cambio de paradigma en la política exterior italiana?

El movimiento de masas que sacudió Italia pone presión sobre la política exterior del país, históricamente alineada con los intereses israelíes. Ya no se trata solamente de decisiones gubernamentales, sino de una exigencia social por parte de una ciudadanía que reclama una postura más equitativa y compasiva frente a tragedias humanitarias. Más allá del significado inmediato de la huelga y las protestas, esta jornada podría marcar un antes y un después en la forma en que Italia —y posiblemente otras democracias europeas— encaran su relación con conflictos del Medio Oriente.

Entre gritos de “Gaza libre” y pancartas que rezaban “No en nuestro nombre”, el mensaje quedó claro. Italia está hablando. Y el mundo está escuchando.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press