Mario Guevara: Periodismo, persecución y deportación en la era de la vigilancia migratoria
El caso del periodista salvadoreño detenido en EE.UU. expone los peligros de ejercer la libertad de prensa siendo inmigrante
Un arresto inesperado, un regreso forzado
Mario Guevara, un periodista salvadoreño de 48 años con más de dos décadas viviendo en Estados Unidos, fue deportado recientemente a El Salvador luego de pasar casi cinco meses en detención migratoria en Georgia. Su historia no solo expone los complicados vericuetos legales que enfrentan los inmigrantes, sino también la delgada línea entre libertad de prensa y represión silenciosa en un país que presume de ser defensor de los derechos constitucionales.
¿Quién es Mario Guevara?
Guevara llegó a Estados Unidos hace más de veinte años buscando refugio de la violencia en El Salvador. Se estableció en el área metropolitana de Atlanta, donde rápidamente se convirtió en una figura reconocida en el periodismo hispano. Trabajó durante años para el diario Mundo Hispánico antes de fundar su propia plataforma de noticias digitales: MG News. Su trabajo se enfocaba en temas migratorios, derechos civiles y presencia policial, convirtiéndose en una especie de reportero comunitario que solía transmitir en vivo desde operativos de ICE o protestas sociales.
El arresto: “Soy prensa, oficial”
El 14 de junio de este año, mientras cubría una manifestación pacífica contra el expresidente Donald Trump en DeKalb County, Georgia, Guevara fue detenido por la policía a pesar de llevar chaleco con el distintivo “PRESS”. Vídeos publicados muestran que no hubo confrontación ni alteración del orden público. Sus palabras al momento del arresto quedaron registradas: “Soy miembro de la prensa, oficial”.
Lo que parecía un malentendido quedó eclipsado días después cuando Guevara fue transferido a la custodia de ICE (Servicio de Inmigración y Control de Aduanas). Aunque los cargos penales fueron desechados por fiscales de los condados de DeKalb y Gwinnett, la maquinaria migratoria no se detuvo.
Un pasado migratorio que volvió a perseguirlo
En 2012, un juez de inmigración había rechazado su solicitud para permanecer legalmente en el país. Aunque Guevara apeló y posteriormente logró que el caso fuera administrativamente cerrado, el expediente nunca fue completamente anulado. Durante 13 años, vivió y trabajó legalmente gracias a permisos otorgados por su situación judicial.
Pero tras el arresto en junio, el Departamento de Justicia reabrió ese expediente. A pesar de tener una petición de visa pendiente respaldada por su hijo ciudadano estadounidense, la Junta de Apelaciones de Inmigración decidió no devolver el caso al tribunal de inmigración para una nueva evaluación.
¿Represalia por informar?
Sus abogados, junto con organizaciones defensoras de los derechos civiles, sostienen que Guevara fue detenido por motivos políticos: una represalia por su labor periodística. “Este no es un caso común de deportación; Mario documentaba y denunciaba cómo las fuerzas del orden maltrataban a la comunidad migrante, y su detención fue un mensaje para callar esas voces”, aseguró uno de sus defensores.
Esta afirmación cobra fuerza si se considera que no hubo acusaciones válidas, ni evidencia de comportamiento ilegal durante la protesta donde fue arrestado. Además, el hecho de que se negara su solicitud de liberar la deportación aunque eso implicara separar a un padre de su hijo ciudadano estadounidense, es una alerta en sí misma.
Libertad de prensa en entredicho
Este caso se suma a una tendencia preocupante: la criminalización de periodistas, especialmente aquellos que pertenecen a comunidades migrantes, y que además cubren temas incómodos para las autoridades. Organizaciones como Reporteros Sin Fronteras y Committee to Protect Journalists han documentado numerosos intentos de silenciar la prensa con arrestos, intimidaciones y procesos legales dudosos.
“En los últimos años hemos visto cómo la libertad de prensa ha sido socavada no solo en países autoritarios, sino también en democracias desarrolladas donde periodistas como Guevara sufren persecución por hacer su trabajo”, señaló Joel Simon, exdirector del Committee to Protect Journalists.
Un regreso amargo a El Salvador
El viernes que llegó a El Salvador, Guevara fue recibido por su madre bajo el sol ardiente de San Salvador. En un video difundido por redes sociales, se le ve diciendo con voz quebrada: “Mi país, mi país, mi país. Gracias a Dios. No es así como quería volver, pero gracias a Dios”.
Las cicatrices del exilio forzado, la separación familiar y el silenciamiento profesional definen hoy su retorno. Aunque ha prometido seguir informando y contando las historias de los olvidados, su caso sirve de advertencia sobre cómo las políticas migratorias pueden cruzar peligrosamente con la libertad de expresión.
Apoyo comunitario y el rol de los medios hispanos
Durante su detención, medios y organizaciones comunitarias se movilizaron para llamar la atención sobre su caso. La comunidad latina en Atlanta organizó varias vigilias y lanzó campañas en redes sociales bajo el hashtag #FreeMarioGuevara. Periodistas locales afirmaron que sin figuras como él, muchas redadas y abusos por parte de ICE seguirían en la sombra.
“Mario actuaba como un puente entre los migrantes y el resto del mundo. Cubría historias que otros no querían tocar”, comentó Luis Avila, colega y editor bilingüe en Atlanta.
Reflexión obligada: ¿qué derechos tienen los periodistas inmigrantes?
El caso de Guevara deja preguntas inquietantes sobre el estado de los derechos civiles en Estados Unidos. ¿Puede un periodista ser deportado por hacer su trabajo? ¿Qué protección real ofrece la Primera Enmienda a los medios comunitarios cuando la política migratoria entra en juego?
Más allá de las implicaciones legales, la experiencia de Guevara refleja una tendencia global: el acoso contra periodistas por parte del Estado ya no es exclusivo de los dictadores o gobiernos totalitarios. En muchos casos, se realiza bajo el amparo de procedimientos aparentemente legales, pero moralmente cuestionables.
Una sentencia anticipada a la prensa libre
Estados Unidos se jacta de ser hogar de una prensa libre, pero acciones como la deportación de Mario Guevara minan dicha reputación. Este suceso nos recuerda que la vigilancia, la represión y el uso estratégico de las leyes migratorias pueden ser herramientas sutiles, pero poderosas, para silenciar voces incómodas.
Mientras Guevara empieza una nueva etapa en su tierra natal, muchos temen que su expulsión envalentone a las autoridades a repetir tales acciones con otros periodistas inmigrantes.
La pregunta que queda es: ¿quién será el próximo?