Parálisis Laboral y Desconfianza en la Economía: La Tormenta Perfecta del Gobierno de EE. UU.
La combinación de un cierre gubernamental y un mercado laboral estancado crea incertidumbre para la economía estadounidense
Una pausa preocupante en los datos clave del empleo
En Estados Unidos, el primer viernes de cada mes a las 8:30 a. m. hora del este se detiene la respiración en Wall Street, la Reserva Federal y las oficinas de economistas de todo el país. La razón: la esperada publicación del informe mensual de empleo del Departamento de Trabajo. Sin embargo, esta tradición de décadas se ha visto interrumpida por el cierre del gobierno federal, el primero que retrasa estos datos desde el año 2013.
El impacto no es meramente simbólico. Con un mercado laboral que ya da señales de desaceleración y un entorno económico incierto, la falta de datos concretos añade combustible a la incertidumbre. En palabras de Nela Richardson, economista en jefe de ADP, "hemos visto una disminución significativa en el impulso de contratación a lo largo del año".
Un mercado laboral que se congela lentamente
Según datos proporcionados por la empresa privada ADP —que elabora un informe paralelo basado en su propia red de nóminas— la economía estadounidense perdió unos 32,000 empleos en el sector privado durante el último mes reportado. Esto incluye recortes en sectores clave como construcción, manufactura, servicios financieros, restaurantes y hostelería, y servicios profesionales como la contabilidad e ingeniería.
Por otro lado, algunos sectores —como salud, educación privada y tecnología de la información— sí experimentaron crecimiento en sus plantillas, lo cual representa un atisbo de esperanza. Aun así, la tendencia general es clara: no se está contratando de forma significativa, pero tampoco se están produciendo despidos masivos.
¿Qué significa esto para la economía?
La combinación de bajo nivel de despidos y escasa contratación ha sido descrita como una "economía de baja contratación y bajo despido". En términos prácticos, esto puede significar que las empresas están en modo de espera, reteniendo empleados pero sin ampliar plantillas, a la espera de mayor claridad política y económica.
Incluso Goldman Sachs, utilizando datos de los estados debido a la falta de informes oficiales por el cierre, ha estimado que las solicitudes semanales de beneficios por desempleo aumentaron ligeramente a 224,000. Aunque aumentaron, siguen siendo cifras históricamente bajas. Esto es indicativo de que, aunque el crecimiento laboral esté detenido, las empresas no están dispuestas aún a soltar talento.
El papel de la política en la economía: cierre gubernamental en curso
El telón de fondo de esta parálisis económica es el cierre del gobierno federal. Desde el 1 de octubre, gran parte de las funciones gubernamentales han quedado paralizadas al no haberse aprobado un presupuesto para el nuevo año fiscal. Esto ha traído consecuencias como:
- Suspensión de la publicación de datos clave económicos como el informe de empleo y las solicitudes semanales de subsidios por desempleo.
- Reducción o cese temporal de funciones en agencias de control, supervisión y regulación.
- Desmoralización y dificultades financieras para cientos de miles de empleados públicos sin paga.
Este tipo de parálisis no es nueva. Ha habido más de 20 cierres gubernamentales en EE. UU. desde la década de 1970, pero los efectos económicos varían mucho. El cierre de 2013 duró 16 días y redujo el crecimiento del PIB trimestral en un 0.3%. El de 2018-2019 fue el más largo (35 días) y tuvo impactos aún más profundos en consumidores, empleados federales y contratistas.
Sin embargo, lo que diferencia el cierre actual es que ocurre en un momento especialmente delicado: con tasas de interés elevadas, inflación aún elevada, tensiones geopolíticas y un mercado laboral que comienza a dar señales de debilidad.
¿Puede la inteligencia artificial y el gasto del consumidor salvar la economía?
Otro elemento contradictorio en este rompecabezas económico es que algunos sectores están creciendo rápidamente gracias a nuevas tecnologías como la inteligencia artificial (IA) y al constante gasto en consumo por parte de segmentos de ingresos medios-altos.
De hecho, algunas compañías están invirtiendo fuertemente en centros de datos y desarrollo de modelos de IA, lo que puede estar actuando como amortiguador en sectores como infraestructura tecnológica y educación técnica.
No obstante, es cuestionable si esto será suficiente para contrarrestar la falta de dinamismo generalizado. Según el Pew Research Center, el 60% de los estadounidenses aún considera que la situación del empleo es "regular" o "mala", y el 70% señala a la inflación como su principal preocupación económica.
¿Qué opinan los expertos?
Según un informe reciente del Economic Policy Institute, la falta de datos gubernamentales está obligando a economistas y analistas a volcarse a fuentes menos confiables para entender el rumbo económico. "Estamos literalmente a ciegas mientras intentamos tomar decisiones que afectarán a millones,” dice Elise Gould, economista sénior del instituto.
La Reserva Federal, en tanto, necesita esta información para decidir sus próximas acciones respecto a las tasas de interés. Un retraso en los datos puede provocar decisiones mal informadas o excesivamente conservadoras.
Perspectiva política: la tensión acompaña
En medio de este escenario, también se acrecienta la presión política. Algunas agencias estatales —como las de Pensilvania— ya han emitido advertencias sobre el daño acumulado por los retrasos federales, especialmente en asistencia social, desarrollo económico y programas educativos.
Mientras tanto, el Congreso sigue estancado en negociaciones bipartidistas con pocas señales claras de avance. La falta de liderazgo y compromiso parece ser el gran escollo detrás de este impasse que amenaza con convertirse en estructural.
¿Qué esperar para los próximos meses?
Todo depende de tres grandes variables:
- Fin del cierre gubernamental: hasta que no se restituya el funcionamiento completo del gobierno, permanecerán paralizados muchos indicadores clave y programas de inversión pública.
- Reacción de la Reserva Federal: ¿decidirá pausar o continuar con su ciclo de alza de tasas sin contar con todos los datos en la mano?
- Comportamiento del consumidor: si los niveles de gasto se mantienen altos, puede haber cierto impulso temporal. Si empieza a flaquear, la desaceleración se consolidará.
Por ahora, el mercado laboral estadounidense se encuentra como una locomotora ralentizada, todavía en movimiento pero sin dirección clara. En una economía que depende fundamentalmente del consumo (representando el 70% del PIB), la confianza —tanto del consumidor como del empresario— es esencial.
Y esa confianza, mientras el gobierno siga cerrado y los datos no fluyan, está en completo suspenso.