Ucrania bajo asedio: drones rusos, redes eléctricas y la guerra invisible del invierno

La intensificación de los ataques rusos a infraestructuras civiles revela una estrategia de desgaste que va más allá del frente militar y amenaza la vida cotidiana en Ucrania

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Ucrania vuelve a ser blanco de una escalada militar rusa que combina precisión letal con un objetivo claro: colapsar la infraestructura civil y sembrar el caos en medio del crudo invierno. A medida que el conflicto entra en su cuarto invierno desde la invasión a gran escala iniciada el 24 de febrero de 2022, los ataques dirigidos a redes ferroviarias, plantas energéticas e incluso convoyes de evacuación son cada vez más frecuentes y brutales.

El ataque de Shostka: una nueva táctica de guerra psicológica

El pasado sábado, un ataque con drones rusos impactó contra la estación ferroviaria de Shostka, una ciudad ucraniana situada a solo 70 kilómetros de la frontera rusa. El balance: al menos un muerto y más de 30 heridos. Los ataques se realizaron en rápida sucesión, lo que los expertos en conflictos han empezado a denominar como "doble golpe": el primer ataque busca causar el mayor número de bajas iniciales; el segundo, impacta minutos después, apuntando contra socorristas y civiles que intentan evacuar.

Esta es una técnica prohibida por el Derecho Internacional Humanitario, pero que Rusia parece haber incorporado a su manual de operaciones, según lo denunciado por Andrii Sybiha, diplomático ucraniano. El presidente Volodymyr Zelenskyy y el gobernador regional Oleh Hryhorov compartieron imágenes del lugar: vagones consumidos por las llamas, postes derribados y heridos siendo atendidos en andenes improvisados como clínicas de emergencia.

El ferrocarril: línea de vida y objetivo militar

Desde el inicio de la guerra, la red ferroviaria ucraniana ha sido clave para la logística militar y civil. Trenes transportan desde tropas hasta suministros médicos, y también ayudan en evacuaciones masivas de civiles desde zonas de combate. Es por eso que Moscú ha intensificado sus ataques contra esta infraestructura, llegando a bombardear nodos clave casi a diario desde hace dos meses.

Oleksandr Pertsovsky, jefe de Ukrzaliznytsia (la operadora ferroviaria estatal de Ucrania), calificó el ataque en Shostka como "un acto vil, destinado a romper nuestra comunicación con las comunidades fronterizas". La región quedó también sin suministro eléctrico tras el ataque, afectando a más de 70,000 personas que allí vivían antes del inicio del conflicto.

El invierno como arma: genética del terror ruso

La estrategia de Rusia parece tener un patrón claro: utilizar el invierno como arma y atacar infraestructuras críticas cuando más se necesitan. Ya en años anteriores, la red eléctrica ucraniana había sido blanco de ataques masivos, que provocaron cortes de energía, falta de calefacción y escasez de agua potable en varias regiones.

Según cifras oficiales, solo la noche del viernes al sábado, Rusia lanzó 109 drones y tres misiles balísticos, de los cuales 73 fueron interceptados o desviados. Pero los daños causados por los restantes provocaron apagones en cerca de 50,000 hogares de la región de Chernihiv, y golpearon las instalaciones de la compañía estatal de gas Naftogaz, en lo que se considera el ataque más severo hasta la fecha contra la infraestructura energética ucraniana.

Yulia Svyrydenko, la primera ministra ucraniana, afirmó que los ataques “no tienen propósito militar alguno”, mientras que el presidente ejecutivo de Naftogaz, Serhii Koretskyi, aseguró que “Rusia busca aterrorizar a la población civil, no avanzar en el frente militar”.

Crisis de combustible en Rusia: ¿golpe de vuelta?

Lejos del frente, Ucrania también está golpeando la economía rusa. La madrugada del sábado, las fuerzas ucranianas atacaron la refinería de Kirishi, uno de los principales centros de procesamiento de crudo de Rusia, ubicado a más de 1,200 km de la frontera ucraniana y cerca de San Petersburgo.

Según diversas fuentes, la refinería —que produce 17.7 millones de toneladas métricas anualmente— fue objetivo de varios drones, que provocaron explosiones y un intenso incendio visible desde varios kilómetros a la redonda. Aunque el gobernador Alexander Drozdenko informó que siete drones fueron derribados, no especificó la magnitud del daño.

El ataque se suma a una serie de ofensivas ucranianas tanto en refinerías como en depósitos de combustible en territorio ruso. Moscú, que recientemente tuvo que suspender la exportación de gasolina, empieza a sentir los estragos de una guerra prolongada en su retaguardia energética.

El rostro humano de la guerra: un periodista asesinado

Además de los ataques a infraestructuras, la guerra continúa cobrando vidas humanas en diversas formas. El viernes por la noche, un fotoperiodista francés de 37 años, Antoni Lallican, perdió la vida en un ataque con drones cerca de la ciudad de Druzhkivka, en la región de Donetsk.

Lallican había trabajado para importantes medios europeos como Le Monde, Der Spiegel y Die Zeit. También había sido nominado para el premio de fotografía de prensa de Reporteros Sin Fronteras en 2024. Su acompañante, el fotógrafo ucraniano Hryhory Ivanchenko, resultó herido en el mismo ataque.

Lallican es el decimocuarto periodista asesinado desde el inicio del conflicto y el cuarto de nacionalidad francesa. Su muerte pone de relieve la extrema vulnerabilidad de quienes buscan documentar la guerra desde el terreno, en medio de un entorno donde los civiles y los trabajadores de la prensa se han convertido en objetivos tácticos.

¿Guerra híbrida o campaña de terror?

Analistas y observadores internacionales —incluidos miembros de la ONU y Human Rights Watch— señalan que la sofisticación y la persistencia de estos ataques reflejan una estrategia de guerra híbrida, en la que los objetivos militares se entrelazan con ataques psicológicos y económicos.

No se trata simplemente de ganar terreno, sino de quebrar la moral de una nación. Apagar su red eléctrica es más que dejarla sin luz: es dejarla sin futuro. Golpear un tren de evacuación es más que interrumpir un transporte: es destruir la esperanza de salvación. ¿Dónde termina la guerra militar y empieza el terrorismo de Estado?

Estadísticas del terror

  • 109 drones y 3 misiles balísticos fueron lanzados por Rusia en una sola noche (viernes-sacado).
  • 73 drones fueron interceptados por la defensa ucraniana.
  • Más de 50,000 hogares quedaron sin electricidad en Chernihiv tras los ataques.
  • La refinería de Kirishi produce 355,000 barriles diarios, y es una de las 3 más grandes de Rusia.
  • 14 periodistas han muerto desde el inicio de la invasión, 4 de ellos de nacionalidad francesa.

¿El próximo invierno será el arma definitiva?

Mientras Rusia apunta a que el sufrimiento climático y emocional termine doblegando a la población ucraniana, las respuestas de Ucrania —aunque limitadas— demuestran una capacidad persistente para contraatacar incluso a gran distancia. Sin embargo, la guerra sigue devastando la infraestructura, el ánimo y las vidas de millones de personas.

Europa y el mundo deben mantenerse atentos. Porque la energía, el transporte y la información no son los únicos medios de resistencia de Ucrania. También lo es su capacidad de seguir viviendo en medio del asedio.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press