Crisis en la migración y el uso de la fuerza en EE. UU.: ¿hasta dónde hemos llegado?

Un análisis profundo sobre el auge de la violencia policial en protestas Estados Unidos y su impacto en la percepción internacional de sus políticas migratorias

La tensión en aumento: del asilo a la represión

Estados Unidos ha sido históricamente visto como un refugio para migrantes y refugiados, enarbolando el discurso de la libertad y el sueño americano. Sin embargo, en los últimos años, esa narrativa se ha erosionado brutalmente a medida que las imágenes de represión doméstica, redadas migratorias y enfrentamientos violentos entre agentes federales y civiles han saturado las redes sociales y los medios de comunicación internacionales.

El asesinato que encendió el fuego en Chicago

El 4 de octubre de 2025, la noticia de que una mujer fue abatida por la Patrulla Fronteriza en el barrio de Brighton Park, en el suroeste de Chicago, generó una ola de protestas espontáneas. Estallaron enfrentamientos entre agentes federales armados e indignados manifestantes. Varios fueron sometidos violentamente en escenas que recuerdan más a contextos autoritarios que a una democracia en ejercicio.

Las autoridades se limitaron a subrayar la legalidad de la operación, pero omitieron revelar grabaciones de cámaras corporales que pudieran esclarecer los hechos. Esta opacidad ha generado aún más desconfianza.

Portland y el fantasma del estado policial

Dos días antes, el 2 de octubre, otra protesta frente a un centro del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) en Portland fue reprimida violentamente. Una mujer fue rociada con un agente químico por parte del Departamento de Seguridad Nacional (DHS), en imágenes que pasaron rápidamente a ser virales. Portland, lejos de ser un caso aislado, se ha convertido en uno de los epicentros del malestar social contra la política migratoria estadounidense.

“Estamos viviendo en un estado de excepción constante. En cualquier momento te pueden detener solo por verte diferente o hablar otro idioma”, declaró Carolina Ruiz, voluntaria legal en Oregon.

De Illinois a Oregón: replicando el mismo patrón

El 3 de octubre, en Broadview, Illinois, a las afueras de Chicago, nuevos enfrentamientos surgieron entre manifestantes y la policía en las inmediaciones de otro centro de detención de migrantes. Las imágenes muestran a fuerzas de seguridad con equipos antidisturbios respondiendo a decenas de personas con pancartas y consignas pacíficas. La situación terminó con varios detenidos y heridos reportados por organizaciones defensoras de derechos humanos.

¿Existe una política centralizada para la represión?

Los eventos en Chicago, Portland y Broadview apuntan hacia una política de represión sistemática desde las altas esferas del poder. La coordinación entre agencias federales como ICE, la Patrulla Fronteriza y el DHS, usando tácticas de guerra urbana contra civiles desarmados, sugiere una estrategia impulsada desde el gobierno federal.

En 2023, Human Rights Watch alertó que “la militarización del sistema migratorio en Estados Unidos había alcanzado niveles alarmantes”. Desde entonces, las medidas no solo no han disminuido, sino que se han intensificado, especialmente tras los cambios legislativos profundos que permitieron extender sistemas tecnológicos de vigilancia fronteriza hacia áreas urbanas.

La ley como arma: legitimando la violencia

La expansión de leyes como la Patriot Act en contextos no terroristas ha permitido legalizar detenciones sin orden judicial, vigilancia intensiva de comunidades migrantes, así como el uso de la fuerza con una justificación ambigua bajo pretextos de "seguridad nacional".

El Centro Brennan para la Justicia ha señalado que "los federales han aprovechado lagunas legales para interactuar con manifestantes sin respetar procedimientos constitucionales." Esta tendencia coloca en peligro derechos fundamentales consagrados en la Primera y Cuarta Enmienda.

La percepción internacional se resquebraja

Las consecuencias para la imagen de Estados Unidos no son menores. Varios países europeos ya han emitido comunicados expresando “profunda preocupación” por las violaciones a derechos humanos cometidas en suelo estadounidense.

“Lo que estamos viendo en Norteamérica es una progresiva transformación de su democracia hacia un sistema policiaco con rasgos autoritarios”, afirmó en Bruselas Petra Strosser, vocera del Parlamento Europeo para temas de migración.

Los medios documentan el descenso hacia la represión

Las imágenes que han nutrido este relato provienen en su mayoría de la labor de fotoperiodistas y testigos ciudadanos: fotos de agentes armados apuntando desde los tejados de los centros migratorios, mujeres cubriéndose el rostro tras ser atacadas con gas pimienta, jóvenes forzados al suelo con brutalidad, entre otras escenas crudas.

Cada imagen refuerza la percepción de que la policía en EE. UU. no está funcionando como un cuerpo protector sino como una maquinaria de control social. En muchos casos, los videos capturados por drones civiles o cámaras de seguridad han rescatado escenas que contradicen las versiones oficiales.

El discurso del miedo como motor político

Desde niveles estatales y federales, el discurso político dominante ha sido el del miedo. Se presenta a los migrantes como amenazas posibles: narcotraficantes, terroristas o portadores de enfermedades. En consecuencia, cualquier acción contra ellos es justificada como parte de un deber patriótico.

“Cuando conviertes a una población en chivo expiatorio, instauras una lógica que permite todo tipo de atropellos”, sostiene la socióloga mexicana Leticia Augustin. “No es solo una crisis migratoria, es una crisis de democracia.”

Resistencia e indignación: la defensa ciudadana

Sin embargo, hay una contra narrativa poderosa. Movimientos ciudadanos como No More ICE, Legal Aid Portland y RAICES están documentando, visibilizando y en algunos casos litigando contra las autoridades responsables. Han surgido cadenas de ayuda legal gratuita, centros de atención psicológica para afectados y brigadas de rescate ante redadas migratorias.

La resistencia también se ha traducido en política: varios fiscales estatales han anunciado que no cooperarán con ICE ni permitirán que ésta actúe en espacios públicos sin órdenes válidas.

¿Un punto de retorno a corto plazo?

Expertos constitucionalistas coinciden en que en EE. UU. se está jugando una batalla crucial sobre el equilibrio entre seguridad e integridad democrática. Si no se regulan los excesos de las agencias federales, el país corre el riesgo de institucionalizar la represión como método estándar para enfrentar la disidencia.

El Congreso aún puede actuar. Existen al menos cuatro proyectos de ley que buscan limitar el accionar de ICE, desmilitarizar patrullas fronterizas y restablecer el proceso debido como pilar de la justicia. Pero el pulso político está dividido y las elecciones presidenciales de 2028 serán definitorias.

El espejo incómodo

En definitiva, lo sucedido los primeros días de octubre de 2025 pone sobre la mesa una pregunta incómoda: ¿sigue siendo Estados Unidos un referente democrático o se ha convertido en lo que alguna vez juró combatir? La respuesta no está en el futuro, está sucediendo ahora.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press