¿Seguridad bajo la lupa? El trágico caso de Kevin Zavala y la reapertura de una montaña rusa en Universal Orlando
Un análisis crítico sobre la decisión de reabrir una atracción tras una muerte y las implicaciones legales, sociales y éticas que giran en torno a los parques temáticos
Una tragedia que conmociona a Orlando
Cuando Kevin Rodríguez Zavala, un hombre de 32 años con una discapacidad espinal congénita, murió tras sufrir múltiples traumatismos en una montaña rusa del parque temático Epic Universe de Universal Orlando Resort, su familia pidió respuestas. Lo que obtuvieron fue una reapertura polémica del juego “Stardust Racers” mientras aún estaban en conversaciones legales con la empresa.
Este suceso ha reabierto una conversación necesaria sobre la seguridad en los parques temáticos. ¿Hasta dónde llega la responsabilidad de las grandes corporaciones cuando ocurre una tragedia dentro de sus instalaciones? ¿Cómo se equilibra el deseo de entretenimiento masivo con el deber moral y legal de proteger la vida humana?
Una reapertura que indigna
La familia Zavala expresó su frustración durante una conferencia de prensa el pasado lunes. “Reabrieron la atracción como si su vida no importara,” dijo Ana Zavala, madre del fallecido, en español. El padre, Carlos Rodríguez Ortiz, expresó que no buscan destruir a Universal, sino elevar los estándares de seguridad.
El abogado de derechos civiles Ben Crump, conocido por representar a familias en casos de negligencia y brutalidad policial, condenó la decisión del parque de reabrir el juego sin permitir primero una inspección independiente por parte de expertos contratados por la familia.
“Universal tiene una responsabilidad no solo con la familia de Kevin, sino con todas las familias que visitan el parque para asegurarse de que sus atracciones sean seguras para todos los visitantes,” declaró Crump.
¿Un caso aislado?
El parque ha argumentado —a través de su presidenta y directora de operaciones, Karen Irwin— que el sistema operativo del juego fue revisado de forma extensa tanto por el fabricante como por un experto independiente en ingeniería de montañas rusas. Según Universal, todos los procedimientos fueron seguidos correctamente y el juego era seguro.
Sin embargo, este no es el único incidente relacionado con la montaña rusa Stardust Racers. Abogados representantes de la familia aseguran haber recibido múltiples mensajes de personas que también reportan lesiones en esa misma atracción. De hecho, una mujer de Florida presentó una demanda el mes pasado tras sufrir heridas en ese juego específico.
¿Qué dice la ciencia forense?
El médico forense del condado de Orange dictaminó que Kevin Zavala falleció en un accidente tras múltiples traumatismos contundentes el 17 de septiembre. Aunque se ha especulado sobre su discapacidad espinal como posible causa, los abogados de la familia han dejado en claro que esta condición no fue la causa de su muerte.
La autopsia completa aún no se ha hecho pública, pero la familia insiste en que la falta de transparencia alimenta una sensación de falta de justicia.
El dilema de los parques temáticos: ¿diversión o deber?
Los parques de diversiones han sido históricamente uno de los principales motores de la industria del entretenimiento. El mercado global de parques temáticos se valoró en más de $54 mil millones en 2022 y se espera que supere los $89 mil millones para 2030, según un informe de Allied Market Research.
Pero con esta expansión surge una pregunta inevitable: ¿qué tan seguros son estos lugares? En Estados Unidos, no existe una regulación federal única que exija inspecciones estandarizadas para parques de entretenimiento permanentes. En cambio, los requisitos varían ampliamente de estado a estado.
Florida, por ejemplo, exime a grandes operadores como Disney o Universal de ciertas inspecciones estatales si disponen de sus propios sistemas certificados de seguridad. O lo que es lo mismo: estas empresas se fiscalizan a sí mismas.
Una historia que se repite
Este caso recuerda otros trágicos precedentes en la industria. En 2016, un niño de 10 años murió en un tobogán acuático, el más alto del mundo, en Kansas. Dicho incidente reveló fallas en las inspecciones y regulaciones locales. En 2021, un niño cayó del juego Free Fall en ICON Park, también en Orlando. En ambos casos, las investigaciones determinaron errores técnicos y humanos que pudieron haber sido evitados.
“El patrón es claro: la seguridad a veces pasa a un segundo plano frente al beneficio económico,” declaró un especialista en regulación de parques ante el medio Orlando Sentinel tras el accidente de ICON Park.
¿Qué exige la familia Zavala?
- Una inspección completamente independiente del juego Stardust Racers.
- Una revisión pública de todos los protocolos de seguridad seguidos por Universal.
- Políticas en pro de mayor transparencia cuando ocurra una muerte o lesión grave dentro del parque.
Además, piden a legisladores estatales y federales que evalúen y fortalezcan las normas que rigen estos espacios masivos de entretenimiento. Según los abogados, la industria ha disfrutado de una zona de inmunidad legislativa durante décadas.
¿Implicaciones legales reales?
Desde un punto de vista legal, el caso podría abrir varias vertientes. Por un lado, la familia podría demandar por negligencia si se demuestra que el parque no tomó adecuadas medidas de seguridad. También podrían actuar bajo el principio de responsabilidad objetiva, dado que las actividades comerciales que implican peligro deben tener una carga extra de diligencia.
Pero también surge lo que algunos abogados llaman la “defensa de cumplimiento”. Si Universal demuestra que el parque y el juego cumplieron con todas las regulaciones existentes (aunque mínimas), podría eludir responsabilidad.
Y allí hay un vacío legal preocupante.
El reclamo ético
Más allá del marco legal, este caso representa un fuerte dilema ético. ¿Hasta qué punto puede una empresa continuar con normalidad tras una muerte sin antes ofrecer respuestas claras y completas? La reapertura del juego tan solo días después del incidente no fue solo legalmente cuestionable, sino también moralmente insensible, afirman activistas.
La presión pública podría terminar siendo el mayor catalizador de cambio en la industria. Como dijo Carlos Rodríguez Ortiz, el padre de Kevin: “No venimos a destruir a Universal, sino a construir seguridad para otros.”
¿Qué sigue?
Mientras la demanda toma forma, más víctimas potenciales están compartiendo sus historias. Este caso podría ser el inicio de una revisión más amplia sobre reglamentos, inspecciones y responsabilidades en parques temáticos de alto perfil.
Quizá la muerte de Kevin Rodríguez Zavala, dolorosa como es, pueda servir como catalizador para un cambio profundo. Porque ningún parque de diversiones, por emocionante que sea, debería tener el entretenimiento como bandera si la vida se convierte en parte del precio de entrada.