Dos años después del 7 de octubre: Gaza, Israel y la tragedia que no cesa
Entre desapariciones, divisiones internas y un alto el fuego aún lejano, la guerra entre Israel y Hamás sigue dejando cicatrices imborrables
Israel recuerda su peor día en décadas
El 7 de octubre de 2023 marcó un antes y un después en el conflicto entre Israel y Hamás. Un ataque sorpresa coordinado por milicianos armados del grupo islamista impactó a todo el país con una violencia inédita: más de 1.200 personas fueron asesinadas, en su mayoría civiles. Entre ellos, mujeres, niños y adultos mayores. Además, fueron secuestradas 251 personas, lo que desató una ofensiva israelí sin precedentes sobre Gaza.
Ahora, dos años después, Israel conmemora ese día con ceremonias organizadas por familiares de las víctimas, no por el gobierno, reflejo de una fractura interna aguda. Las protestas contra el liderazgo del primer ministro Benjamin Netanyahu son semanales. La presión social no se limita a la política interna: el país se encuentra en un estado de aislamiento diplomático sin precedentes en décadas.
Un conflicto que redefinió la geopolítica de Medio Oriente
La ofensiva israelí no fue solo contra Hamás. Desencadenó una serie de combates que involucraron a Irán, Hezbollah y facciones armadas de Siria y Líbano. En junio de 2025, tras doce días de enfrentamientos, Israel y Estados Unidos atacaron instalaciones militares y nucleares iraníes. Según informes israelíes, han sido asesinados varios altos mandos militares iraníes, así como científicos nucleares. Además, Israel ha asumido control territorial sobre gran parte de Gaza y zonas estratégicas del sur de Líbano y Siria.
Pero la ofensiva ha traído un costo humano monumental: 67,160 palestinos han muerto según el Ministerio de Salud de Gaza, controlado por Hamás. Mujeres y niños representan cerca del 50% de los fallecidos. Aunque existe escepticismo en algunos sectores sobre la neutralidad del conteo, organismos internacionales como la ONU y la International Crisis Group consideran estas cifras como las más fiables disponibles.
La pesadilla de los desaparecidos en Gaza
Miles de familias palestinas viven en una angustiosa espera. Personas como Mohammad al-Najjar llevan buscando a sus seres queridos más de un año sin noticias. Su hijo Ahmad, de 23 años, desapareció tras una ofensiva nocturna. "Es como si la tierra se lo hubiera tragado", afirma desde el campo de desplazados en Muwasi, el noveno lugar donde ha vivido desde diciembre de 2023. Como él, más de 7.000 casos de desaparecidos siguen sin resolverse, según el Comité Internacional de la Cruz Roja (ICRC).
El Ministerio de Salud de Gaza afirma que alrededor de 6,000 personas podrían seguir sepultadas bajo los escombros. Sin maquinaria suficiente para excavar —casi toda destruida durante los bombardeos—, las familias recurren a herramientas manuales para rebuscar entre los restos, con la esperanza de encontrar al menos una prenda, una joya, un hueso. Algo que les devuelva un fragmento de humanidad.
Los muertos invisibles: entre prisión y sepulturas sin nombre
La realidad es aún más oscura. Cientos de personas podrían haber sido detenidas por Israel sin información oficial. La ley militar israelí permite mantener sin juicio a prisioneros por hasta 75 días, sin acceso a abogados por plazos aún mayores. Según datos obtenidos por la ONG israelí Hamoked, al menos 2,662 palestinos de Gaza están en prisiones israelíes. Los métodos de detención son denunciados por múltiples organizaciones de derechos humanos, que reportan torturas y tratos inhumanos.
Las autoridades israelíes también han recuperado cuerpos de Gaza, algunos para buscar israelíes secuestrados. Varios centenares han sido devueltos sin identificación y enterrados en fosas comunes. Y sin acceso a tecnología de ADN, bloqueada por las restricciones israelíes, es casi imposible confirmar las identidades.
Un país dividido: protestas contra Netanyahu
La división social en Israel ha alcanzado niveles alarmantes. Las familias de los rehenes aún retenidos por Hamás —de los cuales unos 20 se cree que siguen con vida— acusan directamente al gobierno de inacción. Las protestas masivas en Tel Aviv se han convertido en un evento recurrente. El principal acto conmemorativo de este año es organizado por ciudadanos, sin aval oficial. Es notable la ausencia gubernamental en el sitio de la masacre del festival Nova, donde cerca de 400 personas fueron asesinadas.
El hermano de un rehén asesinado accidentalmente por las propias tropas israelíes —tras escapar de su cautiverio— lidera el evento. Se trata de una ceremonia con música, discursos y llamados a un cambio de dirección en la política del país. Un símbolo de la creciente pérdida de confianza en Netanyahu.
Intentos de paz: ¿realidad o espejismo?
Mientras tanto, se desarrollan negociaciones indirectas entre Israel y Hamás en Sharm el-Sheikh, Egipto, bajo la mediación de Estados Unidos. La propuesta, firmada por Donald Trump durante su presidencia, implica un alto el fuego, el retorno de los rehenes y el desarme de Hamás. Pero su implementación sigue siendo incierta.
Un funcionario egipcio, bajo condición de anonimato, declaró que ambas partes han acordado los términos de la primera fase que incluye la liberación progresiva de cautivos y pausas humanitarias. Pero el principal escollo sigue siendo el control de Gaza tras el conflicto. ¿Será administrada por una coalición internacional, por la Autoridad Palestina, o por actores locales?
Palabras desde el Pacífico: Australia y Nueva Zelanda opinan
La posición internacional frente al conflicto también se polariza. El primer ministro australiano, Anthony Albanese, condenó enérgicamente el ataque del 7 de octubre, señalando que “Hamás se opone a toda muestra de humanidad”. Por otro lado, también subrayó la importancia de lograr una solución de dos Estados como único camino viable a la paz.
En Nueva Zelanda, el ministro de Exteriores, Winston Peters, calificó el 7 de octubre como “un día de infamia” y criticó lo que describió como “respuesta excesiva” de Israel. Aunque su gobierno aún no ha reconocido a Palestina como Estado, exigen un cese a la violencia y la implementación de soluciones duraderas.
Un duelo que atraviesa generaciones
Para quienes han perdido seres queridos, buscar un cierre —incluso simbólico— se ha convertido en una necesidad vital. Fadwa al-Ghalban, madre de Mosaab, desaparecido desde julio pasado, no ha lavado su última muda de ropa. “Quiero su olor”, dice entre lágrimas. “Lo imagino caminando hacia mí, entrando a esta carpa. Digo que no está muerto.”
El caso de Khaled Nassar es similar. Su hija Dalia, de 28 años, y su hijo Mahmoud, de 24, fueron víctimas de bombardeos. Uno quedó sepultado en su casa en Jabaliya; el otro, desaparecido sin dejar rastro. Junto a su esposa Khadra, ha excavado fragmentos de su propia vivienda con martillo y pala. “Aunque sea un anillo, algo para enterrar”, suplica Khadra. “Algo que me permita decir: ‘aquí está mi hijo’.”
Genocidio o autodefensa: las voces del mundo
Israel sostiene que actúa en legítima defensa y que toma medidas extraordinarias para evitar muertes de civiles. Pero muchas organizaciones internacionales, incluidos expertos de Naciones Unidas, han calificado sus acciones como posible genocidio. La Corte Penal Internacional incluso ha solicitado el arresto de Netanyahu y su extitular de defensa, por el uso de la hambruna como arma de guerra.
Mientras tanto, en Gaza, el 90% de la población ha sido desplazada. El hambre es rampante y Gaza City sufre condiciones de hambruna, según evaluaciones del Programa Mundial de Alimentos. La esperanza de normalidad desaparece con cada nuevo ataque, con cada desaparición, con cada vida enterrada en silencio.