El nuevo rumbo del Vaticano bajo el Papa León XIV: ¿rectificación o ruptura con el legado de Francisco?
Reformas financieras, juego de poder y un giro estratégico que podría redefinir el futuro económico del Vaticano
El Vaticano ha entrado en una nueva era. Con la llegada del Papa León XIV, las primeras decisiones en materia financiera y administrativa no solo están enviando una señal clara de cambio, sino también de rectificación. Después de una década marcada por la figura carismática y reformista del Papa Francisco, surge una pregunta inevitable: ¿estamos presenciando una corrección de rumbo o una ruptura radical con su legado?
Una decisión simbólica: adiós al control exclusivo del IOR
Uno de los primeros actos simbólicos y políticos de León XIV fue abolir la ley de 2022 que otorgaba al Instituto para las Obras de Religión (IOR), conocido como el “Banco del Vaticano”, el manejo exclusivo del patrimonio financiero y mobiliario de la Santa Sede.
Esta ley, impulsada por el Papa Francisco, había generado controversia porque centralizaba el control en una única entidad, contradiciendo incluso la Constitución Apostólica de la Santa Sede, que asigna dichas funciones a la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica (APSA).
Con esta revocación, León XIV abre la puerta al uso de bancos externos al Vaticano, en una palpable voluntad de diversificar y quizás “despolitizar” las finanzas de la Iglesia. En palabras del nuevo Papa, se busca la solución que resulte “más eficiente o conveniente” según determine el comité de inversiones del Vaticano.
¿Un golpe silencioso al legado de Francisco?
León XIV no ha atacado públicamente a su predecesor. Pero, sin pronunciar acusaciones directas, ha comenzado a desmontar piezas claves del andamiaje de Francisco.
Primero fue la reubicación del monsignor Roberto Campisi, cercano colaborador de Francisco, que fue trasladado a París como embajador en la UNESCO. Campisi fue una figura esencial en la estructura económica del pontificado anterior: encabezó la comisión de recaudación de fondos —una iniciativa que nació con deficiencias, según observadores, por la falta de transparencia y experiencia profesional.
En palabras de un funcionario vaticano bajo anonimato recogidas por La Croix, “León XIV se está rodeando de expertos externos y procura una administración menos centralizada y menos italiana”.
El fracaso de la reforma financiera de Francisco
Durante su papado, Francisco hizo de la lucha contra la corrupción institucional y la improductividad financiera uno de sus ejes principales. Entre otras medidas, reformó el IOR, expulsando a decenas de clientes opacos y trasladando activos antes mal gestionados.
Pero los resultados fueron tibios. Las promesas de transparencia se vieron opacadas por escándalos como el controvertido caso del inmueble de Londres, que involucró fondos del Óbolo de San Pedro —donaciones de los fieles— usados para una operación inmobiliaria fallida.
Un informe de 2023 de la agencia Reuters señalaba que “la cultura de la opacidad en el Vaticano sigue intacta, pese a los intentos reformistas del Papa Francisco”.
Detrás de las decisiones: poder, geopolítica y confianza
El contexto de la decisión de León XIV es también significativo. El mismo día que se anunciaba la nueva ley financiera, el Papa recibió a los Caballeros de Colón, la influyente orden católica estadounidense y uno de los mayores donantes privados de la Santa Sede. En su discurso, León elogió su contribución a la restauración del baldaquino de Bernini en la Basílica de San Pedro.
“Gracias a ustedes, hemos podido preservar una joya del arte sacro que representa el alma espiritual de este templo.” – Papa León XIV
Este gesto fue interpretado por analistas vaticanos como un intento de reconstruir los puentes con los donantes estadounidenses, quienes desde el pontificado de Francisco venían expresando su preocupación por la falta de transparencia y la escasa representación estadounidense en los órganos financieros vaticanos.
Una táctica multisectorial: nueva estrategia para la inversión global
La nueva normativa financiera no se limita a una simple redistribución de poderes. Establece la base para que el Vaticano recurra a asesores externos y bancos internacionales para gestionar inversiones, una innovación audaz que implica una mayor apertura al mundo económico global.
Según el nuevo marco, la Santa Sede podrá recurrir a entidades bancarias fuera del Vaticano si se considera que ofrecen mejores condiciones técnicas o estratégicas. Esto sugiere un interés en sofisticar la gestión patrimonial del Vaticano y alinearla con estándares modernos de inversión.
La reacción interna: entre esperanza y cautela
La reforma ha generado reacciones mixtas dentro de la Curia romana. Algunos sectores, particularmente aquellos alineados con el viejo orden bancario –centrado en la protección del IOR– han recibido el cambio con desconfianza.
En cambio, voces jóvenes dentro del aparato vaticano —muchos de ellos con formación profesional en finanzas y administración— ven con buenos ojos la diversificación de las instituciones encargadas de manejar los activos del Vaticano.
“No es una traición al espíritu de reforma, sino una vuelta al equilibrio institucional”, comentó un funcionario del APSA al diario Italiano Il Messaggero.
Mirada al futuro: ¿puede León XIV consolidar una nueva era?
Si algo ha dejado claro el breve pero contundente inicio del papado de León XIV es su intención de sacudir estructuras consolidadas. Si bien no ha deshecho todo lo que instauró Francisco, sí ha marcado su propio camino con decisiones clave que parecen enterrar algunas de las apuestas más personales de su antecesor.
Además, ha demostrado una habilidad estratégica: sabe en qué puntos tocar para recuperar confianza entre sectores económicos clave, particularmente en América del Norte, el principal sostén financiero de muchas campañas eclesiásticas globales.
Con una Santa Sede enfrentada a presiones externas —tanto financieras como diplomáticas—, el enfoque tecnocrático de León XIV puede traer estabilidad, pero también resistencia.
¿En qué consiste el “nuevo modelo vaticano” de León XIV?
- Apertura estratégica a bancos internacionales.
- Relegitimación del papel del APSA en la administración patrimonial.
- Despolitización del Banco Vaticano (IOR).
- Relanzamiento de relaciones con donantes clave como los Caballeros de Colón.
- Revisión de nombramientos heredados del pontificado anterior.
Solo el tiempo dirá si la visión del nuevo Papa puede conjurar los retos estructurales y éticos que pesan sobre el Vaticano. Por ahora, los movimientos son claros, los símbolos elocuentes y el rumbo, irreversible.