Montgomery bajo fuego: violencia armada, juventud en riesgo y la respuesta estatal en Alabama

Tras un tiroteo masivo en el centro de Montgomery que dejó dos muertos y 12 heridos, el Gobierno estatal promete intensificar la seguridad. ¿Basta con más policía para frenar el caos?

Montgomery vuelve a quedar marcada por la violencia

En la noche del sábado, cuando el reloj marcaba las 11:31 p.m., un bullicioso sector del centro de Montgomery, capital de Alabama, fue sacudido por una ola de tiros que dejó un saldo trágico: dos personas muertas y doce heridas. El incidente ocurrió en una zona colmada de bares, restaurantes y hoteles, a escasos metros del Capitolio del estado, en un área cargada de simbolismo histórico: es la misma que rinde homenaje a Rosa Parks y otros íconos del movimiento por los derechos civiles.

Lo que comenzó como una disputa entre bandas —según sugiere la policía— pronto degeneró en un caos donde varios pistoleros comenzaron a disparar indiscriminadamente. “Como pueden imaginar, fue una situación muy caótica”, declaró el jefe de policía de Montgomery, James Graboys, durante una rueda de prensa.

Víctimas menores de 20 años: una juventud vulnerable

De los 14 afectados en este ataque, siete son menores de 20 años. El dato no es menor; refleja un patrón inquietante de cómo la violencia armada está impactando desproporcionadamente a las juventudes del sur de Estados Unidos. Alabama en particular ha visto un alarmante aumento en crímenes con armas de fuego, muchos de ellos con chicos y adolescentes como víctimas —o perpetradores.

En 2023, Alabama registró una tasa de 21.1 muertes por armas de fuego por cada 100,000 habitantes, una de las más altas del país. En contraste, estados con regulaciones más estrictas, como Massachusetts o Nueva York, tienen tasas por debajo del 5, según datos de CDC.

¿Qué dice el Gobierno estatal?

La gobernadora republicana Kay Ivey no tardó en reaccionar. El lunes por la mañana, declaró en un comunicado: “Montgomery es un lugar especial lleno de historia, gran potencial y una comunidad fuerte”. Pero no se quedó solo en palabras: anunció que los patrulleros del Capitolio expandirán su radio de acción para incluir zonas clave del centro y prometió que pedirá a la legislatura fondos adicionales para la policía estatal.

Todos los recursos del Estado están sobre la mesa”, avisó Ivey, quien ya había creado hace unos meses una fuerza especial de múltiples agencias para atender la seguridad en el centro de la ciudad.

Sin embargo, su tono también dejó ver frustración. En la misma declaración sostuvo: “No se puede arreglar la estupidez. Está claro que para tener una Montgomery segura, se necesitará más que estos pasos”.

Montgomery: entre la historia y la violencia contemporánea

No es cualquier ciudad. Montgomery representa la cuna del movimiento de los derechos civiles en Estados Unidos. Desde aquella valiente decisión de Rosa Parks de negarse a ceder su asiento en un autobús en 1955, hasta las marchas encabezadas por Martin Luther King Jr., la ciudad es símbolo de resistencia.

No deja de ser irónico —y devastador— que estas mismas calles, cargadas de historia, sean ahora escenario de un tiroteo masivo en pleno corazón urbano. Incluso, algunos sectores de la población local comienzan a preguntarse si las prioridades gubernamentales están bien dirigidas. ¿Qué es más urgente: la estética y el turismo o la vida de los jóvenes?

¿Es la militarización de la seguridad urbana la solución?

La propuesta del estado al parecer se enmarca en una fórmula ya conocida: aumentar la presencia policial. Pero las estadísticas y los expertos en seguridad comunitaria llevan años advirtiendo que eso, por sí solo, no es suficiente.

Según un estudio del Brennan Center for Justice, el despliegue de fuerza sin inversión paralela en programas de prevención, salud mental y oportunidades educativas no reduce eficazmente los niveles de violencia a largo plazo. La solución no está (solo) en más patrullas, sino en una estrategia integral.

La opinión ciudadana: miedo, rabia y desilusión

En redes sociales, el caso encendió el debate. Usuarios de Montgomery y otros sectores de Alabama compartieron su tristeza, pero también su escepticismo. “¿Dónde están los hospitales? ¿Dónde el apoyo a la educación? ¿Acaso solo importan los visitantes del centro y no los chicos del barrio?”, cuestionaba un residente en Twitter.

El clamor popular refleja una desconexión entre la administración estatal y las necesidades reales de la comunidad local. Lo sucedido despierta alarmas también sobre el abandono de las periferias urbanas y de cómo la juventud —especialmente afroamericana— sigue marginada no solo económica y socialmente, sino también en términos de protección efectiva.

Precedentes peligrosos: una violencia en alza

Montgomery no es un caso aislado. En enero de 2023, un tiroteo colectivo ocurrió en Selma (Alabama), dejando seis heridos. En mayo, Mobile vio otro tiroteo masivo durante una fiesta callejera. Según el Gun Violence Archive, Alabama registró más de 20 tiroteos masivos en 2023. El patrón es claro y preocupante.

Además, el fácil acceso a armas en Alabama acrecienta el riesgo: en este estado no se requiere licencia para portar armas de fuego ocultas, gracias a una ley firmada en 2022. Esta política ha sido criticada con dureza por expertos en seguridad pública y salud.

La respuesta que falta: más allá del despliegue policial

  • Inversión en salud mental: muchos jóvenes involucrados en estos actos son víctimas de traumas no tratados.
  • Educación y oportunidades: reducir la violencia requiere abrir caminos de futuro que no impliquen la calle o las armas.
  • Mediación comunitaria: programas de intervención en barrios vulnerables pueden prevenir la escalada de conflictos.

Montgomery tiene potencial, como bien señaló la gobernadora. Pero su verdadera fortaleza no está en reforzar el Centro Cívico o patrullar sus atractivos turísticos. Está en sus niños, adolescentes y jóvenes. Y ellos, claramente, necesitan mucho más que policías.

Un llamado a la acción genuina

Más allá de las palabras y los despliegues simbólicos, el caso de Montgomery es un llamado urgente a una nueva forma de gobernar la seguridad: con perspectiva social, con empatía y desde la raíz del problema. Porque ningún monumento histórico resistirá si la violencia sigue perforando el presente de una ciudad llamada a ser símbolo de libertad.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press