Trump, Infantino y el Mundial 2026: ¿una alianza por conveniencia o el show más grande del planeta?
La relación entre el expresidente de EE.UU. y el máximo dirigente de la FIFA revela cómo la política, el espectáculo y el deporte se entrelazan en la antesala del magno torneo
Por: Análisis
Un Mundial con sabor a «America First»
La Copa Mundial de la FIFA 2026 será, sin duda, la más ambiciosa en la historia del torneo. Con sede compartida entre Estados Unidos, México y Canadá, la edición marcará el debut del nuevo formato con 48 selecciones y un calendario que se extenderá por más de un mes. Pero más allá del balón rodando en el césped, una narrativa aún más poderosa se gesta en los pasillos políticos y los despachos del poder: la estrecha relación entre Donald Trump, expresidente de Estados Unidos y actual mandatario tras su reelección, y Gianni Infantino, presidente de la FIFA.
Desde reuniones discretas en lujosos estadios, como la suite VIP en el MetLife Stadium, hasta apariciones públicas con entrega de trofeos incluidos, la relación entre ambos se ha fortalecido considerablemente y podría definir no solo la manera en que se vive el Mundial en territorio estadounidense, sino su legado a nivel internacional.
¿Dónde se decide el sorteo? En la Casa Blanca
En julio pasado, mientras Chelsea se coronaba campeón del Mundial de Clubes con una sólida victoria, Trump e Infantino mantenían conversaciones en privado dentro del estadio ubicado en Nueva Jersey. El tema: el lugar donde se realizaría el sorteo oficial del Mundial 2026. Tradicionalmente ubicados en ciudades icónicas y estratégicas —Las Vegas era la opción más lógica por su vínculo con la edición de 1994—, esta vez Trump deseaba algo diferente. Quería el Kennedy Center de Washington D.C. para el evento, un espacio que, en sus propias palabras, representa “la grandeza de Estados Unidos”.
El sorteo ya tiene fecha: 5 de diciembre. Su realización en un escenario tan profundamente ligado al poder político estadounidense no es casualidad. Representa la consagración de una relación político-deportiva entre dos figuras que últimamente parecen compartir no solo intereses estratégicos, sino formas similares de ejercer autoridad.
La política del espectáculo hecha fútbol
Gianni Infantino ha demostrado ser un hábil estratega político. Su familiaridad con líderes autoritarios y su disposición a adaptarse al entorno político del país anfitrión ha sido tema de análisis desde hace años. En 2018, fue visto frecuentemente junto al presidente ruso Vladimir Putin durante el Mundial celebrado en Rusia. En 2022, se mudó temporalmente a Doha, donde defendió vigorosamente al régimen catarí ante las acusaciones sobre violaciones a los derechos humanos.
Y ahora, con Estados Unidos como escenario principal, su actitud parece haber tomado un nuevo rumbo: la "trumpificación" del fútbol. Durante una ceremonia en la Oficina Oval el pasado agosto, Infantino entregó a Trump una réplica en oro del trofeo de la Copa del Mundo, decisión calificada por muchos como irregular, ya que los trofeos simbolizan al deporte y no deben estar en manos de ninguna figura política.
El poder suave del fútbol en la geopolítica moderna
El Mundial no solo es una competencia deportiva, es una enorme plataforma global: 3.5 mil millones de personas vieron al menos un partido del Mundial 2018, y se estima que más de 5 mil millones participaron de alguna forma en el Mundial de Qatar 2022. Esto lo convierte no solo en un evento lucrativo sino también en una herramienta de diplomacia y proyección nacional.
Trump entendió esto desde que EE.UU. ganó la candidatura en 2018. Aunque en ese momento no pensó estar en la Casa Blanca cuando se celebrara, su regreso al poder le ha permitido convertir el evento en una oportunidad de oro para reforzar su narrativa nacionalista, su imagen de liderazgo global y, quizás, restaurar la imagen internacional de Estados Unidos bajo su ideología de «America First».
¿Un Mundial condicionado por la política migratoria?
Uno de los mayores cuestionamientos a la organización del torneo ha sido la política migratoria de Trump. Expertos y dirigentes deportivos han manifestado su preocupación respecto a la accesibilidad y trato que recibirán los fanáticos y delegaciones provenientes de países afectados por las restricciones migratorias o los vetos impuestos por anteriores órdenes ejecutivas.
Incluso, el propio Trump sugirió en meses recientes que podría retirar partidos de sedes que, según él, no garantizaban seguridad o no compartían su visión sobre orden público. Esta amenaza, de llevarse a cabo, podría traducirse en un caos organizativo y consecuencias legales para FIFA y federaciones asociadas.
La FIFA y su nuevo centro en la Torre Trump
El hecho de que la FIFA haya establecido temporalmente oficinas de trabajo en la Torre Trump de Manhattan dio lugar a una avalancha de críticas. ¿Es esta una movida logística o una declaración política? Infantino no ha buscado ocultar su cercanía con el expresidente. En sus redes sociales, ha compartido imágenes con Trump, Melania y otros miembros del círculo presidencial de forma recurrente, mientras que reuniones con los mandatarios de México o Canadá, coanfitriones del torneo, han sido escasas o inexistentes.
De hecho, México no recibió este año una visita oficial por parte de Infantino hasta el 29 de agosto, cuando se reunió por primera vez con la presidenta Claudia Sheinbaum. En el caso del primer ministro canadiense Mark Carney, no se ha confirmado ningún encuentro en 2024.
El Mundial como vitrina política
Algunos analistas consideran que Trump no solo ve el Mundial como un símbolo de estatus nacional, sino como una plataforma política en sí misma. El torneo arrancará en junio de 2026, justo meses antes de las elecciones presidenciales de medio término en EE.UU., donde los republicanos buscarán mantener el control del Congreso. Trump ha sido experto en capitalizar eventos mediáticos como refuerzos para su base electoral.
Andrew Giuliani —hijo del controversial exalcalde de Nueva York y asesor de Trump— calificó el sorteo como el “MAGA-FIFA World Cup draw” (el sorteo FIFA estilo MAGA). Una definición que revive la retórica del “Make America Great Again” aplicada ahora al mayor evento deportivo global.
La postura de la administración Biden frente a FIFA
Durante su mandato, Joe Biden trató el asunto del Mundial con un perfil bajo. Aunque su administración conformó un equipo de coordinación, evitó adoptar una narrativa excesivamente pro-FIFA, en parte para mantener la neutralidad institucional y evitar controversias por la exclusión de la Federación de Fútbol de EE.UU. del rol central de la organización.
Biden sólo se reunió con Infantino en una ocasión durante el G20 de 2022. En cambio, fue su asesor de seguridad nacional, Jake Sullivan, quien sostuvo un largo encuentro con el presidente de FIFA en 2024. La idea era clara: enfoque en los derechos humanos, distribución de beneficios a las ciudades sede y mantener el torneo libre de agendas partidistas.
¿Un trofeo para “ganadores” o una pieza de propaganda?
La entrega del trofeo de la Copa Mundial a Trump —incluso siendo solo una réplica— ha sido vista como una jugada cargada de simbolismo. La FIFA no ha realizado un gesto similar con otras figuras de países coanfitriones, algo que ha irritado incluso a federaciones europeas y latinoamericanas que han visto con recelo esta demostración de favoritismo.
Tradicionalmente, la Copa del Mundo es vista como una pieza perteneciente al deporte universal y no a un líder político. Por ello, el gesto de Infantino ha sido interpretado como un esfuerzo deliberado por fortalecer aún más los lazos con el ahora presidente de uno de los países más importantes del orbe.
¿Quién ganará realmente en 2026?
Con la planificación en plena marcha, el Mundial 2026 promete ser una celebración sin precedentes en términos logísticos, económicos y culturales. Pero detrás de esas cifras multimillonarias y ese colorido escaparate internacional, se libra una pugna mucho más compleja: la de la influencia política a través del deporte.
Trump ha demostrado saber aprovechar el poder simbólico del fútbol, y Gianni Infantino parece dispuesto a jugar en su equipo. Habrá que estar atentos para ver si esta alianza beneficia al espectáculo o si terminará condicionando el curso de uno de los eventos globales más queridos del planeta.