¿Inocente o culpable? El caso de Calvin Duncan y la lucha por redefinir la justicia en Nueva Orleans

Tras pasar 30 años en prisión, Calvin Duncan compite por ser secretario de la Corte Criminal en Nueva Orleans bajo el escrutinio de quienes aún cuestionan su inocencia

Una elección local cargada de controversia

En tiempos donde las elecciones suelen estar enfocadas en gobernadores, congresistas o alcaldes, rara vez despierta atención un cargo como el de secretario de la Corte Criminal. Pero en Nueva Orleans, esta contienda ha capturado el interés local —y nacional— por tener como protagonista a Calvin Duncan, un hombre que pasó más de tres décadas en prisión por un crimen que dice no haber cometido.

Hoy Duncan, con 62 años, no solo lleva el sello de polémica en su nombre, sino también una lucha que representa a miles de personas que atraviesan el sistema judicial estadounidense sin los recursos para defenderse adecuadamente. La carrera por el puesto de secretario ha pasado de ser rutinaria a simbólica.

¿Qué significa estar realmente exonerado?

El caso de Duncan pone sobre la mesa una pregunta compleja: ¿qué implica realmente ser exonerado? Duncan fue liberado en 2011 tras un acuerdo de culpabilidad ("plea deal") por homicidio culposo y robo a mano armada, que firmó —según su defensa— para poder salir de prisión. Años más tarde, un juez anuló su condena invocando una cláusula de “inocencia factual” y todos los cargos fueron retirados.

Las autoridades del estado, incluyendo la fiscal general Liz Murrill y el actual secretario Darren Lombard, aseguran que eso no lo convierte en un hombre exonerado. "Duncan se declaró culpable. No hay exoneración", proclama Lombard en entrevistas y spots electorales, llegando incluso a llamarlo “asesino” durante debates televisados.

En contraste, el nombre de Calvin Duncan aparece en el Registro Nacional de Exoneraciones, junto a otras figuras ampliamente reconocidas como los “Cinco de Central Park”. Su inclusión, según Jessica Paredes, directora del Registro, fue minuciosamente revisada: “Este no fue un caso con dudas. Calvin cumple todos nuestros criterios. Punto”.

Educación entre rejas: el nacimiento de un abogado autodidacta

Lo que transforma a Calvin Duncan en una figura insólita es su historia personal. Con solo educación de nivel primaria, durante sus años tras las rejas aprendió leyes por sí mismo. Fue uno más de los cientos de presos en Angola, la infame penitenciaría estatal de Luisiana, hasta que decidió cambiar su destino y el de otros.

Desde la prisión, Duncan ayudó a otros reclusos a preparar sus apelaciones. Su pasión y talento jurídico lo llevaron a participar indirectamente en uno de los cambios legales más significativos de los últimos años: en 2020, el caso Ramos v. Louisiana en la Corte Suprema, que invalidó las condenas por jurados no unánimes en Luisiana —una norma heredada de las leyes racistas de Jim Crow— contó con la influencia de Duncan.

"Ver cómo una oficina de secretario puede obstaculizar el acceso a la justicia es algo que viví en carne propia", declara Duncan. "No quiero que nadie viva lo que yo viví".

¿Una campaña sucia o realismo político?

Duncan no solo enfrenta ataques por parte del actual secretario Lombard, sino que también ha sido objeto de presión directa por parte de la fiscal general Murrill. Tras obtener su título en Derecho en 2023, Duncan solicitó la compensación estatal para personas injustamente condenadas —unos $330,000. Entonces, según su abogado Jacob Weixler, la oficina de la fiscal lo amenazó: o renunciaba a su reclamo de indemnización, o pondrían en duda su capacidad legal para ejercer como abogado.

Duncan cedió. "Prefería poder ejercer antes que recibir el dinero", explicó su defensor. Pero dos semanas antes de la elección, Murrill avivó el fuego publicando una carta abierta acusando a Duncan de “manipular la verdad”. En respuesta, docenas de abogados del estado firmaron una carta defendiendo su posición y condenando lo que calificaron como una politización de la justicia.

“Hay fuerzas intentando proteger el status quo, a costa de calumniar a alguien que simplemente quiere corregir un sistema que él mismo sufrió por décadas”, señaló la activista Mary Lou Greenberg, vocera del movimiento Innocence Project.

Un sistema con fallas estructurales

Más allá del personaje de Duncan, su candidatura destapa carencias alarmantes del sistema judicial de Nueva Orleans. Incluso hoy en día, muchas oficinas judiciales están ancladas en sistemas basados en papel. Miles de expedientes se perdieron durante el huracán Katrina y, apenas este año, se arrojaron a un vertedero documentos judiciales por error.

Lombard dice que este año se implementará un sistema digital. Duncan, sin embargo, plantea que, tras haber pasado años luchando por acceder a un simple reporte policial o transcripción judicial, él comprende como nadie la importancia de que estos registros estén disponibles para todos.

Un documento sellado puede costarte la vida. Yo lo viví”, sentenció Duncan durante un mitin de campaña.

¿Qué dice la comunidad legal?

Duncan cuenta con respaldo significativo dentro de la comunidad jurídica. “Es una mente jurídica formidable”, dijo G. Ben Cohen, abogado que trabajó junto a él en la revocación de condenas por veredictos no unánimes. “Tenemos muchos técnicos en las oficinas judiciales pero pocos líderes que entiendan el costo humano de cada expediente”.

El Colegio de Abogados de Luisiana también emitió una declaración defendiendo su derecho a ejercer y recordando que el estatuto de inocencia factual en Luisiana es uno de los más estrictos del país.

Hoy, su campaña no habla solo de digitalización o eficiencia burocrática, sino de transformar una cultura institucional que durante décadas ha sido inaccesible, especialmente para comunidades negras y pobres.

Una elección local con eco nacional

Las elecciones municipales rara vez capturan atención fuera de su área, pero lo que ocurre en Nueva Orleans refleja una conversación nacional. En los últimos años, Estados Unidos ha enfrentado un ajuste de cuentas respecto al sistema penal: desde errores forenses hasta fiscales que ocultan pruebas, miles de condenas han sido catalogadas como injustas.

Según el Registro Nacional de Exoneraciones, desde 1989 se han reportado más de 3,700 exoneraciones en EE.UU. Louisana, estado con la mayor tasa de encarcelamiento per cápita del país, tiene un historial especialmente complejo en esa lista. Gran parte de esos casos comparten patrones: pruebas fabricadas, racismo sistémico y acceso desigual a una defensa efectiva.

La figura de Calvin Duncan recuerda a otros exonerados que han reformado sus comunidades. Tal como Yousef Salaam, ahora concejal en Nueva York, Duncan no ha buscado venganza, sino cambio.

¿Un nuevo paradigma de liderazgo?

El puesto de secretario criminal puede parecer menor dentro del engranaje gubernamental, pero tiene implicaciones directas sobre transparencia, acceso a la justicia y eficiencia institucional. Que haya un exrecluso apuntando a ocupar ese escritorio provoca una ruptura de paradigma.

Me han llamado de todo esta campaña: asesino, mentiroso, oportunista. Yo soy lo que construí desde la nada: un hombre libre que no quiere que se cometan los errores del pasado”, afirma Duncan.

Los votantes de Nueva Orleans tienen la última palabra. Pero, gane o pierda Calvin Duncan, su historia ha iluminado —una vez más— cómo el poder de la resiliencia puede cuestionar las estructuras más antiguas.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press