Dos años de guerra en Gaza: ¿Qué ha logrado Israel realmente?
Entre poder militar, aislamiento internacional y una causa palestina que resiste, la ofensiva israelí sigue sin alcanzar sus objetivos clave
Por más de dos años, el conflicto entre Israel y Hamas ha devastado la Franja de Gaza y ha dejado cicatrices irreversibles. Pero tras tanto sufrimiento, destrucción y muertes, ¿qué ha logrado realmente Israel? ¿Y en qué punto se encuentra la causa palestina hoy?
Octubre 2023: el ataque que encendió la chispa
La guerra comenzó el 7 de octubre de 2023, cuando Hamas lanzó el ataque más letal en la historia de Israel, dejando 1,200 personas muertas y 251 secuestradas. Esta ofensiva, sin precedentes en magnitud y osadía, sacudió a toda la región. Desde entonces, la respuesta israelí ha sido igual de intensa: una campaña militar que muchos comparan con los peores horrores de la Segunda Guerra Mundial.
Más de 30,000 palestinos muertos, el 90% de la población desplazada, ciudades completamente arrasadas, una hambruna que afecta vastas zonas de Gaza — estos son los costos humanos que ha dejado la guerra. ¿Y el objetivo de erradicar a Hamas? Todavía no se ha logrado.
Hamas, debilitado pero aún en pie
A pesar del castigo militar infligido por Israel, Hamas aún mantiene rehenes — 48 según fuentes israelíes, con al menos 20 considerados vivos. Además, conserva presencia en zonas aún menos destruidas de Gaza, donde sigue conservando apoyo, si bien menguado, por parte de sectores de la población palestina.
Con parte de su estructura intacta y capacidad operativa para lanzar ataques esporádicos, Hamas incluso podría salir del conflicto reclamando una victoria simbólica si logra negociar un canje de rehenes por prisioneros y la retirada israelí.
Israel: dominio militar y aislamiento diplomático
Militarmente, Israel ha demostrado una capacidad formidable. Ha atacado objetivos en todo el Medio Oriente, desde bases de Hezbolá en Líbano hasta científicos nucleares iraníes. Controla el 75% de Gaza, zonas estratégicas del sur de Líbano e incluso partes de Siria.
Sin embargo, estos logros han llegado a un precio muy alto. Israel enfrenta acusaciones de genocidio por parte de organizaciones de derechos humanos y de la Corte Penal Internacional, que incluso ha emitido órdenes de arresto contra el primer ministro Benjamín Netanyahu y su entonces ministro de defensa. La comunidad internacional, incluyendo países tradicionalmente aliados, ha comenzado a endurecer su postura.
“Israel ha perdido el relato moral en medio de esta guerra,” afirmó Kenneth Roth, exdirector ejecutivo de Human Rights Watch. La imagen internacional del país está más deteriorada que nunca desde su fundación en 1948.
Un Estado palestino más lejos que nunca… ¿o no?
Curiosamente, el ataque de Hamas, planeado según miembros del grupo como un intento de devolver la causa palestina a la agenda internacional, ha logrado su propósito: más de 140 países han reconocido oficialmente al Estado palestino, incluidos miembros clave de la Unión Europea.
Sin embargo, sobre el terreno, la realidad es muy distinta. Israel ha ampliado su control del territorio entre el río Jordán y el mar Mediterráneo, promoviendo la expansión de asentamientos y ejecutando múltiples operaciones militares en Cisjordania que han desplazado a miles.
El resultado: la idea de un Estado palestino autónomo, geográficamente continuo y viable, parece estar cada vez más fuera del horizonte.
Netanyahu y Hamas: líderes bajo fuego que aún sobreviven
Ninguna guerra es popular por mucho tiempo. Israel se ha visto sacudido por protestas masivas semanales contra el gobierno de Netanyahu, quien aún enfrenta antiguas acusaciones de corrupción y una enorme división social por sus intentos de reformar el poder judicial.
Mientras tanto, miles de palestinos consideran a Hamas responsable de su devastación actual. No obstante, ni Netanyahu ni Hamas han desaparecido del tablero. Netanyahu se aferra a su mandato presionado por su coalición ultraderechista, mientras que Hamas sigue operando con cierta capacidad guerrillera.
Ambos enfrentarán grandes pruebas: Netanyahu tendrá elecciones en 2025, y Hamas deberá decidir si puede o quiere ceder el poder para una reconstrucción nacional negociada.
Estados Unidos: cómplice silencioso
La política estadounidense ha jugado un rol determinante. Bajo las administraciones de Biden primero y Trump después, EE.UU. ha garantizado el suministro de armamento y municiones por un valor superior a $14 mil millones de dólares. Al mismo tiempo, ha vetado constantemente resoluciones internacionales que proponían un alto el fuego o investigaban posibles crímenes de guerra.
Trump ha impulsado una propuesta de paz — aún en negociación — que exige la liberación inmediata de todos los rehenes y una entrega total de poder por parte de Hamas, prometiendo a cambio una retirada israelí parcial, un flujo humanitario sostenido y promesas vagas de reconstrucción futura. Sin embargo, la iniciativa ignora una solución política de fondo y rechaza la reunificación de Gaza con Cisjordania.
El futuro de Gaza: ¿escombros eternos?
Con una infraestructura destruida, más del 50% de las viviendas en ruinas, hospitales colapsados y escuelas cerradas por más de dos años, Gaza enfrenta una crisis humanitaria de dimensiones catastróficas. Según Naciones Unidas, tomará más de una generación reconstruir mínimamente la zona, incluso si la guerra terminara mañana.
La hambruna amenaza a más de 700,000 niños palestinos, y el desplazamiento masivo ha afectado el tejido social de la región de forma irreparable.
Final abierto
Hoy, nada indica un final claro para esta guerra. Israel quiere una “victoria total”, Hamas no se rinde, la comunidad internacional está dividida y millones de civiles siguen atrapados entre las ruinas de una guerra sin sentido claro.
Las consecuencias seguirán resonando por años, tal vez décadas. Mientras tanto, la región — y el mundo — queda a la espera de una resolución que no parece estar cerca.