El factor gorra: ¿pueden los Blue Jays ganar con estilo retro?
Los Blue Jays resucitan sus gorras de 1992 para revertir su temporada y lideran la Serie Divisional ¿una simple coincidencia o puro poder sobrenatural del béisbol?
La magia de una gorra vieja: el inicio de la racha
En medio de una preocupante caída de rendimiento, con seis derrotas en siete partidos y compartiendo el primer lugar de la División Este de la Liga Americana con los archirrivales Yankees, los Toronto Blue Jays necesitaban algo, lo que fuera, para sacudir su suerte. Fue entonces cuando el relevista Jeff Hoffman propuso una idea aparentemente trivial: cambiar la gorra.
Pero no era cualquier gorra. Se trataba de las emblemáticas viseras con paneles blancos que usaron cuando conquistaron la Serie Mundial de 1992. Un artículo retro, de diseño icónico, que había caído en el olvido hasta un homenaje en julio durante el fin de semana del Salón de la Fama de la MLB. La propuesta fue tan bien recibida que pronto, el jefe de operaciones del clubhouse Scott Blinn tuvo que revolver el almacenamiento del Rogers Centre en busca de las reliquias.
5-0 con gorras vintage: ¿casualidad?
Desde que Toronto decidió lucir nuevamente las gorras de 1992, el equipo ha ganado todos sus partidos. Entre el 25 de septiembre y el arranque de la Serie Divisional contra los Yankees, los Blue Jays han registrado un tremendo récord de 5-0 luciendo las viseras históricas.
“No empacamos otra gorra,” bromeó el manager John Schneider antes del Juego 3.
Incluso los jugadores más escépticos como George Springer admiten que es difícil no notar la buena racha: "Yo solo uso lo que está en mi casillero... pero no pisaría una línea de foul. Eso sí sería una locura."
La suerte ha sido tan buena que el equipo decidió usar la combinación de jersey azul con la gorra blanca durante toda la última semana de la temporada regular, cerrando con victorias 5-1 y 13-4 sobre los Rays que les llevaron a superar a los Yankees en un tiebreaker para ganar la División.
Un repaso histórico del estilo Blue Jays
La gorra con panel blanco no es nueva para los fanáticos de hueso colorado; más bien, representa todo un legado. Desde su creación en 1977 hasta mediados de 1991, las gorras blancas eran el símbolo del equipo, acompañando cada partido en casa. No fue sino hasta una racha de cinco derrotas en julio de 1991 que decidieron abandonarlas por una opción azul por completo.
Ese cambio coincidió con una victoria 5-1 contra los White Sox cortesía de Dave Stewart, lo que consolidó una nueva era con gorra azul. El gerente de utilería Jeff Ross declaró en aquel momento:
“No tenía nada que ver con la racha de derrotas. Solo quería ver cómo se veían con el uniforme blanco.”
Las gorras blancas regresaron formalmente en 2015 durante una promoción de vuelta al pasado por el 30º aniversario del primer título divisional del equipo. Desde entonces, las han usado ocasionalmente: hasta 27 veces en 2018 y 24 en 2019, aunque su uso disminuyó luego del 2022.
El poder emocional de la nostalgia
¿La ropa puede ganar partidos? Claro que no, dirán los más racionales. Pero cualquier jugador de béisbol sabe que los rituales, supersticiones y símbolos tienen un lugar especial en el diamante. Como dijo el propio Hoffman:
“Sé que no debería importar qué gorra llevamos, que solo necesitamos jugar bien... pero desde que las usamos, hemos jugado mejor.”
El caso de los Blue Jays no es único. En la historia de las Grandes Ligas, son frecuentes los casos de equipos que cambian rutinas, estilos o uniformes para romper malas rachas. Lo interesante aquí es que el cambio lo propuso un veterano de 32 años, no un joven intentando lucirse. Eso le dio más peso, más credibilidad. Y vaya si generó resultados.
Números que respaldan la superstición
Más allá de lo anecdótico, los números parecen validar la mística. En la temporada, los Blue Jays cerraron con los siguientes récords por gorra:
- Gorra azul tradicional: 58-45
- Gorra bicolor (azul y celeste): 20-17
- Gorra blanca retro: 5-1
- Nike Connect (azul noche): 8-3
- Gorra camuflada EA (Fuerzas Armadas): 1-2
- Gorra roja (Canadá Día): 1-0
Puede que el récord total con gorras blancas (5-1) sea una muestra pequeña, pero no hay duda que el momentum está de su lado. En los dos primeros juegos de la Serie Divisional frente a los Yankees —equipados con las gorras blancas— los resultados fueron contundentes: victorias por 10-1 y 13-7.
Una estética con poder simbólico
¿Qué tiene esa gorra que ha encendido el ímpetu de Toronto? Más allá de lo puramente supersticioso, representa una conexión con el momento más glorioso del club: sus campeonatos en 1992 y 1993. Son un recordatorio tangible de que, aunque han pasado décadas, el espíritu de campeón sigue vivo.
El diseño en sí ha sido elogiado incluso por jugadores que no habían nacido cuando se usaba originalmente. La franja blanca proporciona contraste con el azul de los jerseys, y otorga un brillo visual inconfundible. En una época donde las franquicias constantemente adoptan modas vanguardistas, Toronto ha demostrado que “viejo no es obsoleto”.
¿Moda o momentum?
La verdadera pregunta es: ¿puede una gorra —por muy nostálgica que sea— sostener una carrera hacia la Serie Mundial? La respuesta es no... y sí. Claro que el talento, la estrategia y la salud del plantel son clave. Pero el béisbol es ante todo psicológico; si una pieza de tela ayuda a construir confianza colectiva, entonces tiene más impacto del que creemos.
Con los Yankees tambaleando frente a un inspirado Toronto, muchos comienzan a preguntarse si ese toque retro es más que una moda. Quizás es un catalizador emocional, una señal para la afición de que los Blue Jays han regresado en serio. Y quién sabe... si llegan lejos esta postemporada, quizás más equipos comiencen a desempolvar sus clásicos.
George Springer, el superticioso que no lo es
Un párrafo aparte merece George Springer, el jardinero estrella de Toronto. Aunque se mostró reticente a confiar en "amuletos", admite que jamás pisaría una línea de foul. Eso habla de cómo, incluso los más pragmáticos del béisbol, no pueden escapar completamente de las pequeñas manías que habitan el juego desde sus orígenes.
Y hay algo de mágico en que un equipo resurja justo cuando recupera parte de su esencia visual. Después de todo, la indumentaria refleja identidad, y para un equipo que ha estado buscando consistencia en los últimos años, recordar quiénes eran podría ser el primer paso para convertirse en campeones nuevamente.
¿La superstición será el MVP inesperado de esta postemporada?
Con una racha de victorias y una gorra que hace suspirar a los nostálgicos, los Blue Jays se enfrentan a la posibilidad real de alcanzar otra Serie Mundial, algo que no logran desde aquella dorada era del '92 y '93. El estilo puede que no les gane partidos, pero definitivamente ha despertado el espíritu ganador dentro del conjunto canadiense. Que nadie los subestime: la historia, la pasión y la estética están de su lado.