El legado del 'Rey de los Botones': un museo de nostalgia, arte y resistencia en Carolina del Sur
Dalton Stevens combatió la depresión y el insomnio con creatividad y botones. Su museo aún atrae visitantes nueve años después de su fallecimiento
Un hombre, un sueño... y miles de botones
Carolina del Sur guarda secretos insólitos, y uno de ellos se esconde en un simple cobertizo en Bishopville. Allí, J.D. Stevens enciende las luces cada noche y revive el recuerdo imborrable de su padre: Dalton Stevens, conocido mundialmente como 'The Button King'. ¿Qué convirtió a este hombre común en una figura legendaria del arte popular estadounidense? Botones. Cientos de miles de ellos, cosidos y pegados durante décadas.
La noche que cambió todo: el insomnio como chispa creativa
Todo comenzó en 1983. Dalton Stevens, ya retirado, luchaba contra el insomnio y una profunda sensación de soledad y falta de propósito tras dejar de trabajar. “En aquella época la televisión se apagaba a las dos de la mañana”, dijo alguna vez, explicando cómo el silencio de la noche lo impulsó a comenzar un proyecto tan inusual como terapéutico: coser botones en un traje de mezclilla.
Aquello que comenzó como una distracción nocturna se transformó rápidamente en una pasión, un lenguaje que trascendía las palabras. Cada botón era una pequeña victoria contra la desesperación y el aislamiento.
Del anonimato a la fama nacional: el impacto del arte outsider
Después de completar su primer traje cubierto de botones, un pequeño periódico local cubrió su historia. Luego llegó la televisión regional. Pero el punto de inflexión fue CNN, que captó una cápsula sobre Stevens y su Chevrolet Chevette completamente cubierto con botones. La noticia explotó en popularidad y atrajo la atención de medios nacionales e internacionales.
Entre los momentos más trascendentales de su carrera estuvo su aparición en The Tonight Show Starring Johnny Carson en 1987. Dalton lució un traje con 16,333 botones cosidos —salvo en las zonas críticas para sentarse y moverse— y tocó una canción en su guitarra de 3,005 botones:
“Buttons can be square or round, they keep my pants from fallin' down.”
Johnny Carson estalló de risa. El carisma inédito de Stevens lo convirtió en una figura recurrente en la televisión: apareció en programas de David Letterman, Regis Philbin, Kathie Lee Gifford, Geraldo Rivera, y más.
Un museo fuera del tiempo
Durante más de 20 años, Dalton Stevens obsequió risas, canciones y colores. Cuando ya no tenía más superficies personales que cubrir con botones —además del traje y el automóvil, hizo lo mismo con una letrina portátil, un piano, una carroza fúnebre y dos ataúdes—, decidió construir un museo en su propiedad.
Así nació el S.C. Button Museum, abierto 24/7 desde sus inicios. Con la ayuda de la familia, edificó un espacio que no solo resguarda piezas de arte sin precedentes, sino también un legado emocional y afectivo.
Incluso después de su muerte en 2016, su hijo ha seguido con la promesa de mantener el museo abierto de forma gratuita. Hoy, quien quiera visitarlo solo debe encender las luces y dejarse maravillar.
La obra que sana: arte como terapia
Muchas veces se subestima el poder del arte en la salud mental. El caso de Dalton Stevens demuestra que esfuerzos aparentemente triviales —como coser botones— pueden ser una catarsis emocional. El arte outsider o marginal (aquel realizado por personas sin formación profesional formal) siempre ha sido una válvula de escape para quienes viven en los márgenes de la normalidad, sea por enfermedad, edad o situaciones sociales.
Steven usó los botones para volver a conectar con el mundo, para contarse a sí mismo que aún valía, que aún podía crear belleza y, sobre todo, hacer sonreír.
El Button King en cifras
- Más de 600,000 botones utilizados en todas sus piezas artísticas.
- Uno de sus trajes contiene exactamente 16,333 botones.
- La guitarra que tocó en el programa de Carson tenía 3,005 botones.
- La cobertura completa del Chevette le tomó dos años de trabajo constante.
Pero los números no hacen justicia. Lo valioso fue la constancia, la reinvención, la alegría inyectada en cada milímetro de sus creaciones.
La vigencia de su legado
Nueve años después de su muerte, el museo sigue recibiendo una docena de visitas al mes. Personas que cruzan el país solo para ver el piano cubierto de botones, el ataúd con la inscripción “BUTTON KING” y la icónica Chevette.
“Me hace sentir bien porque es el legado de papá”, dice J.D. Stevens. El arte convirtió a un padre retraído en un héroe cultural y a su hijo en curador de recuerdos.
Un viaje al sur con una parada obligatoria
La próxima vez que cruce por Carolina del Sur, haga una parada en Bishopville. No encontrará pantallas interactivas ni cafeterías boutique. Lo que encontrará es humanidad, ternura y belleza improvisada. Encontrará pedazos de historia pegados uno a uno, botón tras botón.
Y quizás—como Dalton Stevens pretendía—saldrá de allí con una sonrisa.