Michael Jordan desafía a NASCAR en una batalla legal que podría redefinir el futuro del automovilismo

El icónico exjugador de la NBA quiere un cambio profundo en la estructura económica de NASCAR. Su equipo 23XI Racing lidera una demanda antimonopolio que amenaza con romper los esquemas tradicionales del automovilismo estadounidense.

Michael Jordan, el legendario número 23 del baloncesto, ha llevado su instinto competitivo más allá de las canchas y lo ha trasladado a uno de los deportes más emblemáticos de Estados Unidos: el automovilismo. No se trata de una carrera más ni de una simple inversión en NASCAR. Jordan ahora lidera un enfrentamiento legal que podría reconfigurar por completo la estructura económica del deporte desde dentro.

¿Cómo comenzó el conflicto?

Todo nace a partir de la estructura de franquicias conocida como el sistema de "charters" en NASCAR. Introducido en 2016, este modelo asegura a ciertos equipos un lugar en la parrilla de salida sin necesidad de clasificar carrera a carrera. Cada "charter" equivale a una licencia permanente que proporciona acceso a una parte garantizada de los ingresos de la serie.

¿La idea? Proteger la inversión de los propietarios de equipos, estabilizar negocios y atraer patrocinadores. En teoría, el sistema ha generado más de $1.5 mil millones en valor para los equipos desde su creación, según los propios datos de NASCAR.

Sin embargo, dos de los equipos fuera del consenso general, 23XI Racing —propiedad de Michael Jordan y Denny Hamlin— y Front Row Motorsports, decidieron no renovar los términos de sus charters y presentaron en su lugar una demanda antimonopolio.

¿Por qué se demanda a NASCAR?

Jordan y sus aliados argumentan que NASCAR impone restricciones injustas que limitan la competencia y favorecen a los equipos establecidos. Según la demanda, el sistema de franquicias impide una libre negociación y genera un entorno desigual que compromete el crecimiento de nuevos competidores.

23XI y Front Row alegan también que la manera en que NASCAR impone, administra y negocia contratos de medios y patrocinios infringe la legislación antimonopolio vigente en Estados Unidos.

Un punto clave de la demanda es la falta de transparencia y la correcta redistribución de ingresos. “Estamos invirtiendo millones sin verdadera garantía de retorno ni voz significativa en el modelo de negocio”, advirtió Denny Hamlin en entrevistas previas.

La respuesta de NASCAR

NASCAR, por su parte, ha solicitado ante el tribunal federal una conferencia judicial de conciliación, buscando que un juez independiente medie en el asunto. Argumentan que el árbitro actual, Jeffrey Mishkin —ex vicepresidente legal de la NBA y especialista en disputas deportivas—, no ha logrado avances, y prefieren la intervención de un tercero.

El problema es que Mishkin ya ha invertido cientos de horas revisando detalles del caso y teniendo audiencias con ambas partes. Cambiar de mediador, insisten los demandantes, solo retrasará aún más el proceso. “Parece que NASCAR no está cómodo con el diagnóstico y quiere una segunda opinión”, respondieron en documentos legales presentados el pasado lunes por la noche.

Un juicio con millones en juego

La audiencia para decidir si se desestima el caso antes del juicio está programada para el 21 de octubre. Si el proceso sigue adelante, el juicio comenzará el 1 de diciembre. La comunidad automovilística está en vilo: el resultado podría alterar la manera en que NASCAR define sus ingresos, gestiona sus derechos de televisión y, sobre todo, distribuye las oportunidades de mercado.

Una verdadera reforma podría afectar a casi 330 estaciones de afiliados a PBS y otras plataformas que utilizan el contenido derivado, lo que podría tener consecuencias más allá del automovilismo.

Más allá del dinero: la visión de Jordan

Siempre estuvimos abiertos a un acuerdo. Nunca descartamos la posibilidad. Pero si tengo que llevar esto hasta el final por el bien del deporte, lo haré”, dijo Michael Jordan a las puertas del tribunal federal.

Estas palabras no sorprenden viniendo de un competidor que ganó seis campeonatos de la NBA y revolucionó el deporte desde el interior. Pero ahora su lucha no es contra los defensores rivales, sino contra un sistema económico corporativo que podría marcar el futuro de una de las competiciones deportivas más tradicionales de EE.UU.

¿Qué está en juego para el automovilismo?

  • Si el juicio favorece a 23XI Racing, se abriría la puerta a una reforma completa del modelo económico de NASCAR, posiblemente abandonando el sistema de "charters".
  • De imponerse NASCAR, se fortalecería el sistema actual, argumentando que ha generado estabilidad financiera y valor a largo plazo.
  • Independientemente del resultado, el caso está obligando a una reflexión profunda en la industria sobre quién debe controlar los flujos económicos y cómo democratizar el acceso a los recursos.

¿Por qué debería importarte esto si no sigues NASCAR?

Más allá del espectáculo de alta velocidad, este caso refleja algo mayor: el enfrentamiento entre los viejos modelos de negocio y una nueva generación de empresarios deportivos que demandan estructuras más equitativas, sostenibles y progresistas.

La historia de NASCAR ahora tiene un nuevo guion. Y en el centro está un ícono de los deportes dispuesto a luchar por algo más que trofeos: el cambio estructural.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press