Sudán del Sur al borde del abismo: entre reclutamientos forzados y el colapso del frágil proceso de paz
El resurgimiento de la violencia, el juicio a Riek Machar y la implicación de menores en el conflicto amenazan con arrastrar nuevamente al país a una guerra civil
Una paz que se desmorona frente a nuestros ojos
El panorama actual en Sudán del Sur es alarmante, marcado por un aumento de las tensiones que amenaza con enterrar definitivamente el ya frágil Acuerdo de Paz firmado en 2018. La Reconstituted Joint Monitoring and Evaluation Commission (RJMEC), organismo responsable del monitoreo del cese al fuego, ha publicado un informe revelador que detalla prácticas preocupantes: desde el reclutamiento masivo de nuevos combatientes por parte del ejército hasta la movilización y el secuestro de menores para ser usados en combate ligero y tareas auxiliares en el conflicto.
Sudán del Sur, el país más joven del mundo desde su independencia en 2011, enfrenta una de sus mayores encrucijadas desde el final de la guerra civil en 2018. Con una capacidad institucional aún en construcción y una economía tocada por años de inestabilidad, el retorno a los enfrentamientos armados supondría un retroceso devastador.
El controversial reclutamiento militar de 4,000 combatientes
En junio de este año, las Fuerzas Armadas de Sudán del Sur comenzaron una controvertida campaña de reclutamiento de al menos 4,000 efectivos. Las autoridades, incluyendo al Ministro de Asuntos del Gabinete, Martin Elia Lomuro, aseguran que estos contingentes están destinados al mantenimiento de la paz y otras tareas de estabilización. Sin embargo, el escepticismo de la comunidad internacional es creciente.
La apertura de un nuevo centro de formación en agosto puso sobre la mesa la posibilidad de estar ante una preparación estratégica para una escalada militar. La RJMEC advierte que las condiciones recuerdan a los días previos a la reactivación del conflicto en 2013, cuando rupturas políticas se transformaron rápidamente en conflictos étnicos y militares.
Niños en el frente: una herida moral
Uno de los elementos más devastadores en el informe de la RJMEC es el uso confirmado de niños soldados. Testimonios recogidos por el organismo y compartidos con el Consejo de Seguridad de la ONU corroboran que, tanto el gobierno como los principales grupos opositores, han involucrado forzosamente a menores en actividades militares.
Estas denuncias reflejan una preocupante tendencia en Sudán del Sur, ya que el uso de niños soldados fue una de las razones por las que el país llegó a la lista negra de Naciones Unidas durante el conflicto previo al acuerdo de paz. El nuevo resurgimiento de esta práctica no solo es ilegal, sino que representa uno de los signos más evidentes de que el acuerdo de paz está en crisis.
El juicio a Riek Machar y la polarización política
El detonante más reciente de la escalada bélica podría ser el juicio en curso contra Riek Machar, líder opositor y ex vicepresidente suspendido del gobierno de unidad nacional. Machar enfrenta acusaciones graves, incluidos terrorismo y crímenes de lesa humanidad, después de una masacre en marzo en la ciudad de Nasir, donde más de 250 soldados murieron tras un ataque a una guarnición militar.
Machar ha negado las acusaciones insistiendo en que hizo todo lo posible por controlar la violencia e incluso ordenó la evacuación de tropas varadas. No obstante, su arresto domiciliario impuesto desde marzo ha generado múltiples llamados, tanto locales como internacionales, para su liberación.
La RJMEC también ha solicitado su liberación, argumentando que su exclusión del proceso político podría agudizar aún más las tensiones. Algunos opositores ven este juicio como una estrategia del presidente Salva Kiir para consolidar su poder y neutralizar rivales, evidenciando una fractura institucional profunda.
Aumentan los desplazamientos y las bajas civiles
Según Anita Kiki Gbeho, la segunda funcionaria de mayor rango de la ONU en el país, las víctimas civiles entre enero y septiembre aumentaron un 59% en comparación con el mismo periodo del año anterior. Además, aproximadamente 321,000 personas han sido desplazadas por los recientes enfrentamientos armados.
Esto representa una grave amenaza para la estabilidad nacional, dada la ya precaria situación humanitaria. Los incidentes asociados con impedimentos al acceso humanitario se duplicaron respecto al año anterior, dificultando el trabajo de organizaciones como el Programa Mundial de Alimentos (PMA), Médicos Sin Fronteras (MSF) y UNICEF.
Un gobierno debilitado y dividido
El gobierno de unidad nacional fue una de las piedras angulares del Acuerdo de Paz de 2018. Estaba pensado como un gobierno transitorio en el que representantes del gobierno y de la oposición pudieran sentar las bases para unas elecciones libres y transparentes. Sin embargo, el gobierno de transición ha sido extendido dos veces, la última en septiembre de 2024, ante la falta de implementación de los puntos claves del acuerdo.
Uno de los elementos que más preocupa a expertos internacionales es la falta de integración efectiva de las fuerzas armadas, medida considerada primordial para evitar futuras divisiones violentas. La realidad es que tanto los comandantes del gobierno como los de la oposición siguen manteniendo estructuras separadas y, en muchos casos, lealtades cruzadas.
¿Otro retorno al abismo?
En palabras de George Aggrey Owinow, actual presidente interino de la RJMEC: “Si los desafíos actuales no se abordan con urgencia, hay un alto riesgo de revertir todos los logros alcanzados y causar el colapso total del acuerdo.”
Sudán del Sur ya ha vivido una guerra civil que dejó un saldo de al menos 400,000 muertos y más de 4 millones de desplazados. El país no puede permitirse volver al mismo círculo de violencia. No obstante, los indicios apuntan a que el deslizamiento hacia el conflicto es cada vez más acentuado.
¿Y la comunidad internacional?
Las potencias internacionales que fueron garantes del acuerdo de paz de 2018 parecen estar perdiendo influencia en el país. Con un foco global dominado por conflictos como la guerra en Ucrania, la situación en Gaza o las tensiones en Asia, Sudán del Sur corre el riesgo de ser olvidado por la comunidad internacional.
Estados Unidos, la Unión Europea y las Naciones Unidas han expresado preocupación, pero las acciones concretas han sido tímidas. Desde el punto de vista diplomático, las reuniones multilaterales suelen centrarse en exhortaciones, sin imponer sanciones o mecanismos de presión efectivos a las partes.
¿Qué futuro espera a Sudán del Sur?
El momento actual exige una respuesta comprometida tanto interna como internacional. La paz en Sudán del Sur depende no solo de la voluntad de sus líderes, sino de un involucramiento real de actores regionales como la IGAD y de las Naciones Unidas con herramientas más eficaces.
En lo interno, la liberación de Machar podría allanar un nuevo ciclo de negociaciones. Asimismo, las denuncias sobre uso de menores deben ser investigadas y castigadas conforme al derecho internacional, y los reclutamientos deben pausarse hasta contar con un control más claro sobre las milicias armadas.
Sudán del Sur está una vez más en la cuerda floja de la historia. El tiempo para actuar es ahora.