¿Batalla por el alma del Partido Republicano en Texas?: El arma de doble filo de la Regla 44
Una revisión profunda de cómo la Regla 44 está reconfigurando la política interna del Partido Republicano en Texas, con consecuencias insospechadas
El nuevo campo de batalla: censuras, reglas internas y luchas ideológicas
La política en Texas, siempre caracterizada por su intensidad y peso nacional, vive hoy uno de sus momentos más turbulentos. Bajo la mirada retadora del conservadurismo más radical y una estructura partidista que intenta redefinir qué significa ser “verdaderamente republicano”, la llamada Regla 44 del Partido Republicano texano ha tomado protagonismo como un arma política sin precedentes dentro del mismo partido.
¿Qué es la Regla 44?
Adoptada por primera vez en la convención estatal del Partido Republicano de Texas en 2016 en Dallas, la Regla 44 permite a los comités ejecutivos del partido censurar a funcionarios electos republicanos si se determina que han violado los principios del partido en al menos tres ocasiones. La propósito original: asegurarse de que los candidatos republicanos actúan de acuerdo con los valores del propio partido.
Sin embargo, en 2024, en medio de tensiones crecientes entre la base conservadora y el establishment más moderado, la regla fue endurecida: ahora un funcionario censurado podría incluso ser vetado del acceso a la boleta electoral del Partido Republicano en las primarias.
Una regla con dientes: el caso de los 10 legisladores republicanos en la mira
Este sábado, el Comité Ejecutivo Estatal Republicano (SREC) de Texas se reunirá en el capitolio estatal para considerar la censura formal de 10 legisladores estatales republicanos. Entre ellos, el presidente de la Cámara de Representantes estatal, Dustin Burrows, así como miembros clave de su equipo de liderazgo.
Entre las acusaciones se encuentran infraestructuras como haber votado por Burrows como presidente cuando este requería del apoyo de legisladores demócratas, aprobar el paquete de reglas de la Cámara (que prohibía a los demócratas presidir comités, pero les otorgaba otras posiciones de influencia) y supuestos intentos de bloquear prioridades conservadoras claves.
De aprobarse las censuras, la regla permitiría al partido impedir que estos funcionarios aparezcan como candidatos republicanos en las elecciones primarias del 2026.
Un arma usada con intención: ¿purga ideológica o justicia interna?
Para varios activistas republicanos de base, la medida es una forma de defensa del alma conservadora del partido. Justin Nichols, uno de los autores del texto reforzado de la Regla 44, dijo: “Este es el momento correcto, esto es lo que todos pedían”.
Pero para otros, el recurso ha sido utilizado de forma abusiva y peligrosa. El propio Rolando García, integrante del SREC, advirtió en redes sociales: “La Regla 44 no es una estrategia de campaña. Es una penalización extraordinaria que debe usarse solo en los casos más graves”.
¿Qué tan grave es la infracción de votar por un líder republicano moderado junto con demócratas? ¿Es eso suficiente para vetar a alguien del propio partido?
Censuras anteriores: ¿precedente o vendetta política?
- En 2018, se censuró al entonces presidente de la Cámara, Joe Straus, por oponerse a iniciativas como los vales escolares y la “ley de baños”.
- En 2023, se censuró al congresista federal Tony Gonzales por apoyar regulaciones sobre armas tras la masacre en la escuela Robb de Uvalde.
- También fueron censurados ese año el presidente saliente de la Cámara, Dade Phelan y Andrew Murr, por liderar la acusación contra el fiscal estatal, Ken Paxton.
El patrón muestra cómo el cisma entre el ala moderada republicana y su segmento más ideológicamente riguroso se ha convertido en guerra abierta.
¿Quiénes son los que enfrentan ahora la guillotina de la censura?
Además de Burrows, siete miembros de su equipo de liderazgo están en peligro: Angie Chen Button, Cody Harris, Jeff Leach, Morgan Meyer, Angelia Orr, Jared Patterson y Gary VanDeaver. Dos legisladores más que ya se retiran también podrían ser formalmente excluidos.
A pesar del número, incluso figuras como Jeff Leach han restado importancia al proceso. En un evento público, dijo: “No importa cuánto conservadurismo legislativo hayamos entregado, estos activistas no lo reconocen. Les ganaré en la corte si es necesario”.
El costo político del purismo
Todo esto ocurre en un contexto de éxitos legislativos para los republicanos texanos: durante la primera mitad de 2025, lograron avanzar en medidas como:
- Prohibiciones a la compra de tierras por parte de gobiernos extranjeros considerados “hostiles”.
- Leyes antiaborto, incluyendo restricciones a la venta de medicamentos online.
- Leyes sobre fraude electoral, que otorgan más poder al fiscal general.
- Versiones revisadas de la polémica “ley de baños”.
Incluso se aprobó un paquete de reglas que, aunque no quitó toda influencia a los demócratas, sí limitó severamente su poder en comités, uno de los principales reclamos conservadores.
¿Un búmeran electoral?
Más allá del debate ideológico, la táctica de censura podría desestabilizar la representación republicana en distritos clave. Según el Centro de Política Receptiva (OpenSecrets), las elecciones al Senado en Georgia en 2020 y 2022 movilizaron cerca de $1.5 mil millones. Fragmentar el apoyo republicano puede tener consecuencias más allá del Capitolio texano.
El gobernador Greg Abbott y el fiscal Ken Paxton incluso han mostrado apoyo a Burrows, claramente reconociendo el costo que podría tener ahondar divisiones internas. El propio presidente del partido, Abraham George, ha suavizado su tono ante Burrows: “Probablemente sigamos teniendo diferencias. Eso es parte del proceso”.
¿Qué sigue?
Todo dependerá del voto de los 64 miembros del SREC este sábado. Cada resolución necesita el apoyo de tres quintos del comité para ser aprobada. Si eso ocurre, algunos funcionarios podrían ser legalmente desafiados en tribunales e imposibilitados de postularse como republicanos.
El desenlace podría marcar el rumbo no solo del partido en Texas, sino del modelo que muchos políticos de línea dura buscan duplicar en otros estados.
¿Estamos ante una purga interna disfrazada de rendición de cuentas? ¿O ante una herramienta legítima para asegurar coherencia ideológica? En cualquiera de los casos, la Regla 44 ha encendido una mecha en la política texana… cuyo alcance aún no conocemos.