El caos político y el cierre gubernamental: ¿cuánto puede aguantar Estados Unidos?

A medida que el cierre del gobierno estadounidense se prolonga, emergen tensiones sobre transparencia, administración electoral y el impacto económico y social

Un cierre de gobierno que ya no es solo político: las consecuencias reales

El cierre parcial del gobierno de Estados Unidos, que ya entró en su segunda semana, está comenzando a generar efectos colaterales que se sienten lejos de los pasillos del Capitolio. Mientras legisladores continúan discutiendo sobre presupuestos y prioridades partidistas, millones de ciudadanos comienzan a vivir el impacto en carne propia.

Desde el retraso de pagos a personal militar, la incertidumbre en programas alimentarios hasta la afectación directa en el turismo y transporte aéreo, la crisis revela los límites del sistema político estadounidense. Y, como si fuera poco, se entrelaza con controversias como las reglas de conteo de votos por correo en elecciones estatales y la asignación opaca de fondos gubernamentales.

El conteo de votos tardíos: más allá de Trump

Un punto que ha encendido nuevamente el debate nacional es el intento del congresista republicano Mike Bost por impugnar una ley electoral del estado de Illinois que permite contar los votos por correo recibidos hasta dos semanas después del día de las elecciones, siempre que estén matasellados antes o durante la jornada electoral.

Este tipo de legislaciones existen en 18 estados y el Distrito de Columbia, según la Conferencia Nacional de Legislaturas Estatales. Aunque en el caso de Bost, un legislador que ganó holgadamente en una zona ampliamente republicana, el efecto real de los votos tardíos sea prácticamente insignificante, la Corte Suprema de Estados Unidos parece inclinarse por revisar la constitucionalidad de esa norma, con una fuerte carga de tonos partidistas.

El juez Neil Gorsuch expresó dudas sobre descartar demandas de candidatos simplemente porque parten como favoritos. Su colega, la jueza Elena Kagan, también advirtió que una evaluación basada en las probabilidades electorales “podría ser altamente peligrosa para la institucionalidad”.

Así, se señala nuevamente la fragilidad del mecanismo electoral estadounidense, que parece oscilar entre decisiones judiciales, estrategia partidista y desconfianza popular consecutiva a las elecciones de 2020.

¿Una segunda quincena sin sueldo?

Uno de los puntos de presión más agudos es económico: a partir del 15 de octubre, más de 1,3 millones de militares activos podrían dejar de recibir sus sueldos si el gobierno no se reabre. Civiles del Department of Defense y otras agencias críticas como Salud y Servicios Humanos enfrentarían su primer pago completo omitido el 24 de octubre.

El centro de análisis Bipartisan Policy Center advierte que el impacto será devastador a medida que dos quincenas consecutivas no sean pagadas. La experiencia histórica indica que los retrasos en sueldos son un catalizador eficaz para forzar resoluciones en anteriores cierres gubernamentales.

“Tenemos jóvenes soldados desplegados en el extranjero defendiendo nuestra libertad, y sus familias jóvenes en casa dependen de ese cheque,” dijo el presidente de la Cámara, Mike Johnson.

El transporte aéreo: el talón de Aquiles del shutdown

Pocos recordarán los detalles de un cierre gubernamental como una disputa sobre una hoja de presupuesto, pero miles de viajeros sí recordarán esperar horas en un aeropuerto por falta de controladores aéreos. Eso ya está ocurriendo.

El secretario de Transporte, Sean Duffy, admitió que ha habido un aumento en las ausencias por enfermedad entre los controladores debido al estrés de trabajar sin remuneración. Las mayores demoras se han reportado en aeropuertos pequeños como los de Nashville y Burbank, pero ya se han registrado colapsos incipientes en hubs importantes como Chicago, Newark y Denver.

“Basta con que falten cinco controladores en un punto clave de la red nacional para causar una reacción en cadena de interrupciones,” explicó Duffy.

La presidenta del sindicato de auxiliares de vuelo, Sara Nelson, resumió la situación: “¿Qué puede ser más distrayente que no recibir tu salario mientras manejas operaciones de seguridad nacional?”

Programas sociales al borde del colapso

El programa WIC (Women, Infants and Children) depende de un fondo de contingencia de $150 millones que podría agotarse en cuestión de semanas si no se aprueba financiación adicional. Este programa atiende a cerca de 7 millones de mujeres y niños, brindando leche, fórmula, frutas, verduras y otros alimentos esenciales.

Aun con acciones emergentes del gobierno, como la propuesta del uso de aranceles para financiar temporalmente estos programas, no hay claridad en cómo ni cuándo llegarán estos fondos. Voceros de la National WIC Association advierten que esta incertidumbre pone en riesgo a la población más vulnerable.

Paralelamente, los beneficios de SNAP (cupones de alimentos) se garantizan solo por el mes de octubre. Este programa atiende a más de 41.7 millones de personas, cerca del 12% de la población estadounidense.

Cierran parques, museos y se esfuma el turismo

Una de las imágenes más impactantes del shutdown será el cierre de los museos Smithsonian y el Zoológico Nacional el 11 de octubre. El Servicio de Parques Nacionales indica que algunos sitios seguirán abiertos, aunque sin servicios esenciales.

Más del 25% de los parques nacionales están cerrados de manera efectiva, afectando a miles de turistas y negocios locales. La U.S. Travel Association estima una pérdida de al menos $1.000 millones en la industria turística.

“Cuanto más dure esto, mayor será el daño económico en cascada, afectando a comunidades locales y pequeñas empresas,” declaró Geoff Freeman, presidente del grupo.

Crisis administrativa en Connecticut: clientelismo y corrupción

En el estado de Connecticut, una controversia paralela sobre el reparto opaco de $60 millones en subsidios ha desatado una tormenta política. El foco: el uso de ‘earmarks’, fondos asignados directamente por legisladores sin proceso transparente, audiencia pública ni requisitos legales previos.

El FBI ya investiga a algunos funcionarios, entre ellos el senador estatal Doug McCrory, por su presunto rol en el direccionamiento de estos fondos. La situación ha elevado denuncias de corrupción y favoritismo político.

Según el senador republicano Rob Sampson, “es un proceso a puerta cerrada donde las conexiones políticas deciden quién recibe nuestros impuestos.”

Los demócratas contraatacan señalando la hipocresía de los republicanos, quienes históricamente también han utilizado este método. “¿De verdad van a criticar un sistema que ustedes también usaron por décadas?” declaró el portavoz Matt Ritter.

La lucha por el control: elecciones, presupuesto y poder

Todo sucede en el contexto de una pugna más larga: el control del relato político de cara al 2024. Donald Trump, desde su trinchera, continúa impulsando una narrativa de fraude electoral que alimenta desafíos legales como el de Bost en Illinois. Paralelamente, el Partido Republicano usa el shutdown como argumento para reducir el tamaño del gobierno federal.

La lucha se da en múltiples frentes: el judicial, el presupuestario y el mediático. Lo que queda claro es que —más allá de Washington— la inestabilidad ya está golpeando las puertas de millones de ciudadanos.

La historia moderna de Estados Unidos muestra más de 20 cierres gubernamentales en las últimas cinco décadas. Pero la creciente polarización política y la instrumentalización institucional podrían convertir este en uno de los más costosos a nivel económico, social e incluso democrático.

¿Hasta cuándo podrán equilibrar el caos partidista con las necesidades del pueblo estadounidense?

Este artículo fue redactado con información de Associated Press