Guerra en la sombra: Cómo Rusia está librando una campaña silenciosa para debilitar a Europa y Ucrania

Sabotajes, ataques a infraestructura energética y aviones en el espacio aéreo europeo: el Kremlin extiende su ofensiva más allá del campo de batalla ucraniano

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Rusia y su guerra invisible: una amenaza más allá de Ucrania

La agresión militar de Rusia hacia Ucrania ha capturado los titulares por más de tres años. Pero, mientras los misiles vuelan y los drones surcan los cielos ucranianos, una dimensión menos visible del conflicto está cobrando fuerza: una campaña sistemática de sabotaje, ataques cibernéticos e incursiones aéreas que apunta directamente al corazón de Europa. Según la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, “la campaña en la zona gris” del Kremlin amenaza con escalar aún más si no se enfrenta con decisión.

Una estrategia de desgaste: energía como arma de guerra

El asalto ruso al sistema energético de Ucrania no es nuevo. Desde que inició su invasión a gran escala en 2022, Moscú ha dirigido sus misiles a plantas termoeléctricas, subestaciones y líneas principales con el objetivo de colapsar el suministro eléctrico. La intención es clara: dejar a millones de ucranianos sin luz, calefacción ni agua potable en el cruel invierno que azota entre octubre y marzo.

El ataque más reciente, que causó daños significativos a una planta térmica no identificada, demuestra que esta estrategia persiste. La mayor empresa energética de Ucrania, DTEK, confirmó que dos trabajadores resultaron heridos y que el equipo de reparaciones trabaja “día y noche” para restaurar el servicio.

La situación más crítica se registra en lugares como Shostka, en la región de Sumy, donde autoridades han instalado carpas con calefacción para que los ciudadanos puedan abrigarse, tomar té caliente y cargar teléfonos móviles. El alcalde local instó incluso a los residentes a “llevar sus propios platos” para acceder a comida caliente en los 11 centros habilitados en la ciudad.

El invierno como arma

“Rusia está usando el invierno como un arma”, ha acusado en varias ocasiones el gobierno ucraniano. Y no es una exageración. Según cifras del gobierno, miles de ataques a infraestructuras críticas han dejado a millones sin electricidad en al menos tres inviernos consecutivos.

Esto no solo golpea al frente doméstico —afectando hospitales, escuelas y viviendas—, sino también a la producción armamentística del país, estratégicamente dispersa por la red energética. Para Rusia, una planta sin electricidad es una fábrica sin tanques ni munición.

Ucrania responde: drones y misiles tras la línea enemiga

Ucrania tampoco se ha quedado de brazos cruzados. En los últimos meses, ha intensificado sus ataques contra infraestructuras energéticas rusas en regiones fronterizas como Bélgorod, causando apagones e interrupciones en refinerías y depósitos de munición enemigos.

Según el Ministerio de Defensa ruso, solo en la última noche interceptaron 53 drones ucranianos en nueve regiones diferentes. Sin embargo, reportes paralelos indican que 154 de los 183 drones lanzados por Rusia contra Ucrania fueron interceptados o bloqueados por el sistema de defensa aérea ucraniano.

¿Y Europa? Víctima de sabotajes y ciberataques

La guerra energética no se limita a Ucrania. Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, advirtió recientemente que Rusia ha ampliado su ofensiva con una “campaña selectiva en la zona gris”. Este término hace referencia a operaciones que se sitúan entre la guerra convencional y la paz, como violaciones del espacio aéreo, sabotajes y ataques cibernéticos.

En solo dos semanas, cazas rusos ingresaron sin permiso al espacio aéreo de Estonia y drones sobrevolaron bases militares y zonas estratégicas en Bélgica, Alemania, Polonia, Dinamarca y Rumanía. Aunque estos incidentes han sido descriptos como provocaciones o pruebas de capacidad, algunos líderes europeos creen que la intención real es medir las defensas del continente y sembrar el caos.

El “muro de drones” europeo: la defensa del futuro

Para enfrentar esta amenaza, la Comisión Europea reveló planes para construir un “muro de drones” que combine sistemas de detección, seguimiento e interceptación de aeronaves no tripuladas. Este sistema tendría además la capacidad de neutralizar los centros de control en tierra o inutilizar los pilotos enemigos.

“No es sostenible responder con aviones de última generación a drones baratos. Necesitamos un sistema de bajo coste, eficaz y escalable para respuestas rápidas y contundentes”,

- Ursula von der Leyen

La hoja de ruta contará con el visto bueno de los líderes europeos en las próximas semanas, mientras se trabaja para completar la infraestructura defensiva hacia 2030. Europa deberá también reformular su enfoque de seguridad industrial si quiere competir con el dominio actual de los fabricantes estadounidenses en el mercado de defensa. Actualmente, casi el 65% de los contratos se adjudican a empresas estadounidenses.

Ciberataques y sabotaje industrial: otra cara de la ofensiva rusa

Al mismo tiempo, se han registrado múltiples ciberataques a redes de transporte, bancos y plantas energéticas europeas que, aunque no siempre se atribuyen públicamente a Rusia, los expertos en seguridad digital los vinculan con grupos ligados al Kremlin, como Sandworm o Fancy Bear.

A esto se suman actos de sabotaje como la manipulación de rutas logísticas y sabotaje en cables submarinos de comunicaciones clave. Países como Dinamarca y Noruega han denunciado movimientos sospechosos alrededor de sus infraestructuras en el Báltico, lo que confirma un patrón de amenazas híbridas extendido en toda la región.

La voz de Macron: “Europa debe actuar con firmeza”

En Copenhague, el presidente francés Emmanuel Macron fue tajante al afirmar que Europa debe asumir una postura más agresiva frente a Rusia. No solo recomendó derribar drones que ingresen al espacio aéreo sin permiso, sino también interceptar embarcaciones fantasmas que transportan petróleo ruso esquivando sanciones con el objetivo de financiar la guerra.

Esta postura, compartida gradualmente por otros líderes europeos, marca un punto de inflexión: Europa empieza a reconocer que es parte de una guerra no declarada, donde el campo de batalla es tanto físico como digital, y donde la velocidad de respuesta puede ser la diferencia entre el caos y la estabilidad.

¿Qué está en juego?

Más allá de la supervivencia energética de Ucrania, la seguridad de Europa está en riesgo. Si los incidentes no se investigan, se silencian o se minimizan, dice von der Leyen, la “zona gris” que explota Rusia seguirá expandiéndose en las grietas del continente.

El conflicto ha revelado que los límites de la guerra moderna van más allá de los frentes armados. Se infiltra en centros de datos, cielos abiertos, acuerdos diplomáticos y redes logísticas.

Europa no puede permitirse titubear. Porque hoy el blanco es Ucrania, pero mañana podría ser cualquier otro país del bloque.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press