Infancia bajo fuego: la crisis humanitaria que silencia a una generación en Haití
Con el auge de la violencia de pandillas y una creciente hambruna, más de 680,000 niños han sido desplazados. UNICEF advierte: sin acción inmediata, Haití podría perder a toda una generación
Violencia que arrasa con la niñez
Un informe reciente de UNICEF revela una realidad desoladora: más de 680,000 niños han sido desplazados por la violencia de pandillas en Haití, casi el doble de la cifra registrada previamente. Las amenazas no se detienen ahí: miles de menores enfrentan hambre, falta de educación, y corren peligro de ser reclutados por grupos armados.
Un país devastado por la criminalidad
Desde los últimos años, 1.3 millones de personas han sido desplazadas dentro del país. Muchos han buscado refugio en shelters improvisados que, en muchos casos, carecen de servicios básicos. Según el informe, se registraron 246 albergues en los primeros seis meses del año, el doble del año anterior, y un tercio de ellos no ofrece ni siquiera la infraestructura mínima para la protección de los refugiados.
La situación es particularmente grave en la capital, Puerto Príncipe, donde hasta el 90% del territorio está controlado por pandillas, impidiendo que la ayuda humanitaria llegue a comunidades vulnerables y haciendo imposible el acceso de familias a servicios esenciales como clínicas, puntos de distribución de comida o escuelas.
El hambre y la desesperación crecen
La crisis alimentaria es colosal. Cerca de 5.7 millones de haitianos —más de 1 millón de ellos niños— enfrentan hambre aguda. Geraldine Matha-Pierre, una madre de dos hijos, declaró: “Tengo hambre. Mis hijos tienen hambre”. Solía vender plátanos y bananas en un mercado local, pero la violencia la dejó sin sustento, ni posibilidad de educar a sus hijos.
La historia de Matha-Pierre no es única. Como ella, miles de madres han pasado de tener una vida sencilla en el campo a buscar comida día a día mientras sobreviven en condiciones inhumanas.
El sistema educativo: en peligro de colapso
El informe de UNICEF advierte sobre lo que llama una “emergencia silenciosa”: al menos uno de cada cuatro niños haitianos está fuera de la escuela debido a la violencia. Durante el último año escolar, más de 1,600 escuelas cerraron y 25 fueron ocupadas por grupos armados. Esto afectó a más de 243,000 estudiantes y más de 7,500 maestros.
Este año, 84 escuelas están siendo utilizadas como albergues de emergencia, interrumpiendo la educación de casi 500,000 escolares. Sectores enteros del país han quedado sin acceso a instituciones educativas, lo cual representa un riesgo a largo plazo para la reconstrucción social del país.
Una generación bajo amenaza de reclutamiento
La niñez haitiana también se enfrenta a un flagelo más brutal: el reclutamiento forzado. La ONU verificó más de 300 casos de menores reclutados por pandillas en 2023, prácticamente el doble que el año anterior. Según el informe, los niños, desde los 10 años, son usados como “mensajeros, vigías, portadores de armas o incluso como escudos humanos”.
Las niñas, por su parte, enfrentan riesgos atroces de violencia sexual, coerción y explotación. Estas situaciones, según los expertos, suelen producir traumas de por vida.
Caroline Germain, madre con discapacidad que vive en uno de estos refugios tras perder su pierna en el terremoto de 2010, expresa su temor por su hijo de 17 años. “Espero que entienda que no debe involucrarse en nada estúpido, pero no hay nadie que lo proteja”, lamenta.
Una ayuda que no alcanza
El informe destaca una desoladora realidad: la mayoría de los 1.6 millones de mujeres y niños que viven en zonas controladas por pandillas están prácticamente aislados de la ayuda humanitaria. Y peor aún: el financiamiento para responder a esta emergencia es alarmantemente bajo.
La petición humanitaria de UNICEF para Haití en 2024 está solamente financiada en un 13%. Esto significa que programas vitales de protección infantil, alimentación y asistencia médica están siendo limitados o completamente interrumpidos.
“Los niños en Haití están experimentando violencia y desplazamiento a una escala aterradora,” dijo Catherine Russell, directora ejecutiva de UNICEF. “Cada vez que se ven forzados a huir, pierden no solo sus hogares, sino también su derecho a la educación y a ser niños.”
¿Dónde están las soluciones?
- Organismos internacionales han solicitado el envío de una fuerza de seguridad internacional para contener a las pandillas.
- La ONU autorizó una intervención más amplia con facultades para arrestar a miembros de grupos armados.
- Organizaciones humanitarias plantean un pedido urgente de fondos y acceso seguro para las poblaciones desplazadas.
Sin embargo, la implementación de estas medidas enfrenta obstáculos políticos, logísticos y de seguridad.
Haití y el ciclo interminable de tragedias
Haití ha sido históricamente víctima de desastres naturales, gobiernos inestables y crisis económicas. El desastre del terremoto en 2010 mató a más de 220,000 personas y dejó a 1.5 millones sin hogar. Desde entonces, el país ha enfrentado huracanes, una epidemia de cólera, y la inestabilidad tras el asesinato del presidente Jovenel Moïse en 2021.
A esto se suma la fragilidad institucional y la corrupción que impiden una gobernabilidad efectiva y respuestas rápidas ante emergencias humanitarias.
Lo que está en juego: una generación entera
Los niños representan el 40% de la población de Haití. Si no se toman medidas inmediatas para proteger, alimentar y educar a más de 3.3 millones de menores en riesgo, el país podría perder su futuro completamente.
La comunidad internacional debe reconocer que la crisis en Haití es también una crisis de derechos humanos y de desarrollo. La niñez haitiana sobrevive en condiciones que ningún ser humano debería soportar, y mientras el mundo mira hacia otro lado, una generación entera se desvanece.
¿Qué se puede hacer ahora?
Desde el ámbito ciudadano hasta los gobiernos, hay varias formas de involucrarse:
- Donaciones a agencias como UNICEF, Médicos Sin Fronteras y Save the Children.
- Presión política a legisladores y cancillerías para priorizar una acción efectiva en Haití.
- Promover la discusión sobre Haití en medios de comunicación y redes sociales.
En palabras de la activista haitiana Monique Céus: “No pedimos caridad, pedimos solidaridad. No basta con llorar por nuestros niños, necesitamos que los vean, que los escuchen, que los ayuden antes de que desaparezcan.”