Oro en auge, bolsas tambaleantes y una crisis de gobernabilidad en Francia: ¿Hacia dónde va el sistema financiero global?
Mientras el oro supera los $4,000 por onza, los mercados financieros reaccionan ante la incertidumbre política en Francia y las tensiones monetarias en Japón. ¿Estamos ante una nueva era económica?
El resurgir del oro: ¿señal de alarma económica?
El precio del oro ha alcanzado un máximo histórico de $4,062.10 por onza, marcando un aumento de más del 50% en lo que va del año. Tradicionalmente, el oro es considerado un refugio seguro en tiempos de incertidumbre inflacionaria y caos financiero. En épocas donde los bancos centrales inyectan liquidez sin freno y los gobiernos cargan con deudas colosales, el oro emerge como una cobertura contra la pérdida de valor del dinero fiduciario.
Según analistas de Bloomberg, este repunte está motivado por:
- La expectativa de que la Reserva Federal recorte las tasas de interés próximamente.
- Inestabilidad política en economías clave como Francia y Japón.
- Una acumulación masiva de deuda gubernamental a nivel global.
Desde los días del patrón oro hasta el fin del acuerdo de Bretton Woods en los años 70, el oro ha sido testigo de todas las grandes sacudidas del orden monetario global. El hecho de que hoy supere los $4,000 por onza es más que simbólico: refleja una pérdida de confianza extendida hacia los instrumentos tradicionales de política monetaria.
Francia: un terremoto político que sacude los mercados europeos
Sébastien Lecornu, quien fue nombrado primer ministro francés, renunció tan solo 24 horas después de presentar su gabinete. Francia, la segunda mayor economía de la eurozona, atraviesa una fragilidad institucional preocupante. La posibilidad de una cohabitación política —donde presidente y primer ministro pertenecen a partidos opuestos— o incluso elecciones anticipadas ha generado un frenesí de especulaciones tanto entre políticos como inversores.
En un intento por calmar las aguas, el presidente Emmanuel Macron otorgó 48 horas a Lecornu para forjar un nuevo acuerdo legislativo. Mientras tanto, el CAC 40 en París subió 0.6%, aunque los analistas lo consideran un rebote técnico más que un signo de recuperación.
“La situación de Francia podría transformarse en un punto de quiebre para la Unión Europea si no logra estabilizar su escenario político recientemente fragmentado”, advirtió la analista política Claire Moreau del think tank Fondation Robert Schuman.
Japón y la disyuntiva de los estímulos
La caída del yen es otra señal de los tiempos que corren. Se ha depreciado nuevamente, cotizándose a 152.45 yenes por dólar, frente a los 151.90 del día anterior. Este movimiento se produce ante la expectativa de que Sanae Takaichi, conservadora de línea dura, sea investida como la próxima primera ministra.
Takaichi es conocida por sus políticas expansionistas y por oponerse frontalmente a la subida de tasas del Banco de Japón (BoJ). Es decir, buscaría continuar con tasas de interés cercanas a cero, pese a que el país enfrenta una inflación superior al 2% desde hace meses.
Esto ha encendido las alarmas en los mercados financieros asiáticos. El índice de Tokio, el Nikkei 225, cayó un 0.5% a 47,734.99 después de haber tocado máximos históricos a inicios de la semana.
Además, los salarios ajustados por inflación cayeron por octavo mes consecutivo en agosto, una señal clara de estancamiento económico estructural, lo que limita significativamente el poder adquisitivo y el consumo doméstico.
Mercados en alerta máxima: de Wall Street a Asia
Los índices de EE.UU. también ofrecieron un espectáculo modesto recientemente. Tras siete jornadas de ganancias, el S&P 500 cayó 0.4% desde su máximo histórico, el Dow Jones se retrajo 0.2% y el Nasdaq perdió 0.7% debido al mal desempeño de empresas como Tesla y Oracle.
El mercado parece estar en una fase de “corrección emocional” según algunos analistas, derivada de:
- El temor de una burbuja en el sector de inteligencia artificial.
- Preocupaciones por márgenes débiles en empresas clave como Oracle.
- Movimientos tácticos de empresas como Tesla que podrían influir en la dinámica de precios del sector.
Pese a estas caídas, los futuros del S&P 500 y del Dow subieron un 0.2% en las primeras horas del miércoles, aunque sin borrar la preocupación del mercado acerca de una sobrevaloración generalizada.
Presión sobre las monedas: ¿el dólar como única salvación?
En este clima de pánico dorado y volatilidad bursátil, el dólar estadounidense ha salido beneficiado. Subió frente al yen y al euro, gracias a la percepción de mayor estabilidad política dentro de EE.UU.
Mientras que el euro se deslizó a $1.1625 desde $1.1659, el panorama más general nos indica una fuerte demanda de activos financieros considerados “seguros”, encabezados por el dólar.
Este movimiento también refleja la confianza de los inversores en que la Reserva Federal podrá gestionar mejor la inflación, sin perder de vista los principios básicos del crecimiento económico.
Sin embargo, este favoritismo frente al dólar podría ser efímero si se materializan las expectativas de recortes en las tasas de interés y si la deuda gubernamental sigue empujando los costos fiscales a niveles no sostenibles.
¿Una nueva era económica global?
El alza del oro, la desconfianza en Europa y Asia, y la resiliencia del dólar nos invitan a preguntarnos si estamos entrando en una nueva fase del sistema financiero global. Tal vez una “post-globalización monetaria”, una etapa donde las naciones no confían más en las políticas macroeconómicas de sus socios y comienzan a reforzar sus reservas y ajustar internamente sus economías con moneda dura, oro o criptomonedas estables.
La historia puede ofrecernos una guía a seguir. En los años 70, después del colapso del patrón oro, el mundo transitó hacia el «fiat money» (dinero fiduciario). Hoy en día, con el retorno del oro y las criptos a los titulares, vemos señales claras de que el sistema está nuevamente en evolución.
Como diría el economista Nouriel Roubini: “Esta es una crisis que no es como las otras. No se corrige con estímulo. Se resuelve replanteando el modelo económico completo”.
¿Estamos preparados para ello?