Patinadoras en pie de lucha: cómo la Roller Derby desafía las leyes transfóbicas en Nueva York
Una corte detiene temporalmente una ley del condado de Nassau que excluye a mujeres trans de deportes femeninos, tras la resistencia de una liga de roller derby local
Por años, la pista de roller derby ha sido un símbolo de empoderamiento femenino, rebeldía y comunidad diversa. Hoy, en el condado de Nassau, Long Island, ese mismo escenario se ha convertido en el epicentro de una batalla legal clave por los derechos de las deportistas trans en Estados Unidos.
Un veto que desató la polémica
Todo comenzó con la propuesta del ejecutivo republicano del condado, Bruce Blakeman, de prohibir la participación de mujeres transgénero en equipos deportivos femeninos en más de 100 instalaciones del parque y centros recreativos públicos del condado de Nassau, situado a las afueras de New York City. Según Blakeman, la medida pretendía "proteger la integridad y seguridad de los deportes femeninos".
Inicialmente impuesta a través de una orden ejecutiva, esta fue anulada por una demanda conjunta entre la organización New York Civil Liberties Union (NYCLU) y la liga local de roller derby Long Island Roller Rebels. Sin embargo, el legislativo del condado —de mayoría republicana— volvió al ruedo al aprobar la ley por vías legislativas. La controversia escaló rápidamente.
El roller derby como resistencia queer
El roller derby es mucho más que patines y empujones. Históricamente ha sido un espacio seguro para mujeres, personas queer y atletas no conformes con el género. Amanda “Curly Fry” Urena, presidenta de los Long Island Roller Rebels, expresó que las jugadoras están “emocionadas de que la corte haya visto a través de una prohibición cruel y transfóbica”.
Para Urena y muchas otras, forzar a una liga femenina a volverse mixta destruiría el ADN del equipo. “Nos quitaría nuestro lugar de pertenencia, pondría en peligro nuestra membresía con organizaciones nacionales e internacionales y dificultaría encontrar rivales en torneos futureos”, explicó.
El fallo judicial que detuvo la ley
El pasado miércoles, una corte de apelaciones del estado falló a favor de la NYCLU y la liga, al ordenar la suspensión inmediata de la ley del condado mientras se desarrolla el proceso judicial completo.
En su fallo, la corte enfatizó que hacer que un equipo femenino se vuelva mixto “cambiaría la identidad de la liga”. La decisión se erige como un golpe importante contra la narrativa de que incluir a mujeres trans en deportes femeninos es una amenaza para las demás competidoras.
Gabriella Larios, abogada de la NYCLU, describió el veredicto como “clarísimo: cualquier intento de vetar a mujeres y niñas trans de los deportes viola las leyes anti-discriminación del estado de Nueva York”.
¿Seguridad o exclusión?
Quienes respaldan leyes como la de Nassau argumentan que las mujeres trans podrían suponer una desventaja competitiva en ciertos deportes o poner en riesgo la integridad física de otras participantes. Este argumento fue el núcleo de la defensa del legislador Blakeman.
Pese a ello, múltiples estudios y análisis de organizaciones profesionales han cuestionado esta afirmación:
- La Asociación Médica Estadounidense ha reiterado que no hay evidencia concluyente de que las mujeres trans tengan una ventaja sistemática sobre las mujeres cis en todos los deportes.
- La Asociación Nacional de Entrenadores de Deporte Universitario ha enfatizado la necesidad de políticas inclusivas basadas en ciencia y no en prejuicios.
Además, diversas federaciones deportivas (como la International Olympic Committee) permiten la participación de atletas trans bajo estándares acordes a la disciplina específica, con reglamentos sobre niveles hormonales y tiempos de transición.
Un patrón legislativo nacional
Lo que ocurre en Nassau no es un hecho aislado. Desde 2020, más de 25 estados en EE.UU. han introducido o aprobado legislaciones que limitan la participación de personas trans en deportes escolares o universitarios. Según la organización Human Rights Campaign, 2023 se convirtió en el año con mayor cantidad de leyes anti-LGBTQ+ presentadas en legislaturas estatales.
Figuras como Donald Trump y Ron DeSantis han utilizado el tema recurrentemente como parte de su plataforma política, apelando a sectores conservadores bajo la bandera de la protección de las mujeres. Sin embargo, defensoras de los derechos trans como la ex atleta olímpica CeCe Telfer han denunciado que este discurso invisibiliza a miles de atletas reales, sus historias de esfuerzo y discriminación.
La importancia de la representación
La posibilidad de competir, ser parte de un grupo y encontrar comunidad a través del deporte no debería estar limitada por el género asignado al nacer. Amanda “Curly Fry” Urena y los Long Island Roller Rebels representan una firme resistencia a la imposición de políticas de exclusión.
En un contexto donde las ligas deportivas dominadas por figuras masculinas han sido históricamente tóxicas e incluso machistas —recordemos casos como Larry Nassar en gimnasia o el escándalo de abuso en la federación de fútbol femenina de EE.UU.—, las mujeres trans no deberían ser usadas como chivo expiatorio.
El precedente que puede crear este caso
Con la intervención judicial reciente, el caso de los Roller Rebels adquiere un carácter simbólico y legal poderoso. Si la corte mantiene su visión actual, se establecerá un precedente que podría influir en futuros casos en Nueva York y otros estados.
Tal y como señaló la NYCLU, esta ley no consiste simplemente en una regulación local —es una agresión a los principios constitucionales del estado.
Sin embargo, la batalla no ha terminado. La administración del condado parece tener intención de seguir litigando, a pesar de que la decisión judicial es clara y de que ya una demanda previa tumbó la orden ejecutiva inicial. ¿Hasta dónde llegará la persistencia política contra los derechos de las personas trans?
Deporte, identidad y comunidad
El roller derby es un deporte que ha servido como espacio para construir identidad, sanar heridas y permitir que quienes no encajan en estructuras atléticas tradicionales se abracen en comunidad. “En la pista todas somos atletas, y todas luchamos por los mismos puntos”, dijo una jugadora trans de la liga durante una manifestación reciente.
La lucha de las Roller Rebels no es por un título o un torneo. Es una confrontación directa con la idea de que las mujeres trans deben ser marginadas, que sus cuerpos no pertenecen a espacios públicos compartidos, y que su identidad deba ser debatida por políticos.
Hoy, esas mujeres no solo giran sobre la pista con sus patines: también giran la rueda de la historia, exigiendo que el deporte vuelva a ser inclusivo, divertido y, sobre todo, humano.
Porque al final, el verdadero juego que se disputa no es sobre patines. Es sobre el derecho a existir tal como eres.