Tyrique Stevenson y la redención de un esquinero: el camino del error al liderazgo en Chicago
Tras uno de los momentos más humillantes en la historia reciente de los Bears, Stevenson busca transformar la vergüenza en motor para una gran temporada
Un error que quedó en la memoria colectiva
La memoria de la NFL está plagada de jugadas míticas, tanto por su brillantez como por su dramatismo. El Monday Night Football del año pasado entre los Chicago Bears y los Washington Commanders quedó grabado en los recuerdos de miles de aficionados, pero especialmente en la mente del esquinero Tyrique Stevenson.
Corría el último segundo del partido cuando Jayden Daniels lanzó un desesperado pase de 52 yardas que parecía condenado al fracaso. Sin embargo, Stevenson, con la espalda al campo de juego, interactuaba con el público en la zona de anotación. Se giró, corrió hacia la acción y tocó el balón, desviándolo directamente hacia Noah Brown, quien aseguró la anotación ganadora. Los Bears, que lideraban 15-12, terminaron perdiendo 18-15.
“Fue duro, me dolió”, recordó Stevenson. “Es difícil de explicar. Me duele como jugador de fútbol. Tendré que contárselo a mi hijo algún día”.
De la burla al crecimiento personal
Las redes sociales no perdonaron. Memes, referencias en programas deportivos y hasta el “Momento del Año” en los NFL Honors recayeron sobre su fatídica jugada. No fue simplemente una derrota, sino el catalizador de una racha de 10 derrotas consecutivas que terminaría provocando el despido del entrenador Matt Eberflus. La franquicia dio un giro con la contratación de Ben Johnson y una reestructuración general en la plantilla.
Para Stevenson, aquello marcó un antes y un después no solo profesionalmente, sino personalmente. “La única forma de superarlo era dando la cara, demostrando quién soy realmente, no ese jugador que mostró debilidad aquel día”, afirmó.
El resurgir: estadísticas que respaldan su transformación
Aunque comenzó la nueva temporada con un bajo desempeño (permitió un rating de pasador perfecto de 158.3), Stevenson logró dar la vuelta con actuaciones clave. En un contundente triunfo 31-14 ante los Cowboys, forzó un balón suelto al correr desde atrás y arrebatarle el ovoide al corredor Javonte Williams.
Una semana después, en la sufrida victoria 25-24 contra los Raiders, sumó su primera intercepción y recuperación de balón en la misma noche. Hasta la semana 6, sus estadísticas acumulaban:
- 1 fumble forzado
- 2 balones recuperados
- 1 intercepción
- 5 pases defendidos
El cuerpo técnico y sus compañeros han notado el cambio. “Puede que haya recibido algunas miradas de reojo, pero eso es parte de este negocio”, comentaba, con madurez. “Lo importante fue que sentí el respaldo del equipo. Se me acercaron y me dijeron ‘te tenemos’. Y yo también los tengo a ellos”.
La revancha que no se llama revancha
El retorno a Washington este lunes no ha sido calificado como una “revancha” por el equipo. Caleb Williams, mariscal de campo de los Bears, es claro: “Obviamente duele perder, pero nuestro enfoque no es vengarnos. Queremos ganar todos los partidos, sin importar el pasado”.
No obstante, Stevenson está consciente de que enfrentarse nuevamente a los aficionados de los Commanders le traerá recuerdos amargos. “Van a hacer su trabajo para desestabilizarme emocionalmente, pero yo estoy aquí para mostrarle a mis compañeros que estoy concentrado, que estoy listo”.
A pesar de que el entorno será hostil, el esquinero ha aprendido a canalizar la presión y el sentimiento de culpa. Más allá de sus errores pasados, parece haber encontrado una nueva identidad en el campo: más centrado, confiado y determinado.
Un ejemplo de crecimiento interno
En una liga que destaca el talento físico, poco se menciona el desarrollo emocional de los atletas. El caso de Tyrique Stevenson representa una rara combinación de vulnerabilidad, responsabilidad y redención pública.
Cuando reconoció su error públicamente y se comprometió a mejorar, no solo empezó a construir una mejor reputación dentro del vestuario, sino que también se ganó respeto fuera de él. “La integridad significa enfrentar lo malo y seguir adelante con dignidad”, comentó.
La posición de esquinero: la más expuesta del fútbol americano
El cornerback, o esquinero en español, quizás es una de las posiciones más ingratas del deporte. A diferencia de mariscales o receptores, un solo fallo puede dejarlo en evidencia inmediata. No hay margen para el error y muy pocas oportunidades para ser héroe sin tener la lupa encima.
Según el exjugador y ahora analista Deion Sanders, “los buenos esquineros tienen la memoria más corta: hielo en las venas y fuego en el corazón”. Stevenson, al parecer, ha comprendido esto mejor que muchos.
Una temporada crítica para los Bears
Con la llegada de Ben Johnson y la elección de Caleb Williams como mariscal franquicia, Chicago busca desprenderse de una década de reconstrucciones fallidas. La temporada 2025 podría marcar un punto de inflexión.
Si Stevenson mantiene el nivel mostrado en sus últimas dos apariciones, la defensa de los Bears podría tener en él una pieza clave para aspirar a los playoffs. Solo el tiempo dirá si su historia pasará de ser un blooper imborrable a una narrativa de superación destacada.
¿Segunda oportunidad o redención completa?
Los deportes, como la vida, ofrecen segundas oportunidades. Pero solo aquellos que saben absorber las lecciones más duras logran aprovecharlas. Tyrique Stevenson parece decidido a hacerlo. Cada jugada, cada tackle, cada pase defendido es una forma de gritarle al mundo que ese momento en Washington no lo define.
Este lunes, cuando pise nuevamente ese césped, no correrá con la espalda al juego ni prestará atención al público. Tendrá los ojos puestos en el balón y en su siguiente oportunidad para demostrar que ha crecido, no solo como jugador, sino como hombre.
“No soy aquel jugador, pero lo fui una vez. Lo que soy ahora está por verse, pero estoy listo”, concluyó Stevenson.