Dame Time, en pausa: Damian Lillard y su inesperado papel como mentor en Portland
Mientras se recupera de una grave lesión, el ídolo de los Trail Blazers regresa a casa para guiar a la próxima generación sin dejar de ser leyenda
El retorno del hijo pródigo... aunque sin uniforme
Damian Lillard, uno de los jugadores más influyentes de la última década en la NBA, ha vuelto a Portland. Pero esta vez no lo hará dominando partidos desde la duela, sino desde la banca. Su regreso a los Trail Blazers no es el típico "homecoming" con multitudes vitoreando cada triple, sino una reaparición silenciosa, obstaculizada por una dura lesión en el tendón de Aquiles que lo mantendrá fuera de las canchas por lo que resta de la temporada.
Este nuevo rol ha despertado curiosidad en el mundo del baloncesto: ¿Qué puede aportar un jugador estrella que ya no está en la rotación activa? Bastante, si ese jugador es Dame Lillard.
Una carrera de leyenda forjada a nueve metros del aro
Lillard no necesita presentación en Portland. Con 32.2 puntos por juego en su última temporada con los Blazers (2022-23), cinco partidos con 60+ puntos y la icónica daga de 37 pies sobre Paul George en 2019, él es el rostro más reconocible de la franquicia desde Clyde Drexler. Tiene los récords de franquicia en puntos (19,376) y triples (2,387), además de haber sido seleccionado para el equipo del 75º aniversario de la NBA.
Y aunque su paso reciente por los Milwaukee Bucks fue breve e interrumpido por la mencionada lesión ante los Indiana Pacers en los playoffs, Portland sigue siendo su hogar espiritual.
El contrato que no es por jugadas, sino por legado
En julio pasado, Lillard firmó un contrato de tres años y $42 millones con los Blazers. Muchos se preguntaron si tenía sentido fichar a un jugador lesionado para una franquicia que claramente está en modo reconstrucción. Pero la decisión va más allá del rendimiento inmediato: se trata de cultura, de identidad, de liderazgo. En palabras del coach Chauncey Billups: “Dame, eres Dame. Solo sé tú mismo. Ellos (los jóvenes) buscarán esa dirección”.
Y Billups no está solo. En el campamento de entrenamiento, todos parecen coincidir en que Lillard, incluso fuera de forma competitiva, sigue siendo el alma del equipo. “Va a ser como otro asistente técnico”, reconoció el propio Lillard con una sonrisa.
¿El coach más caro de la liga?
“El asistente mejor pagado de la NBA”, bromeó Billups. Pero detrás del chiste hay una realidad novedosa. En un deporte donde las figuras suelen alejarse cuando ya no pueden competir, Lillard se ha arremangado para construir desde adentro. Aceptando un rol ambiguo, sin nombre oficial, sin expectativas formalizadas, pero con impacto profundo.
Este tipo de mentoría activa, que recuerda más al estilo del fútbol americano universitario, es escasa en la NBA moderna. Y es valiosa. Jugadores jóvenes como Scoot Henderson, Shaedon Sharpe, Toumani Camara y Deni Avdija tienen ahora la oportunidad de absorber conocimientos de uno de los cerebros más certeros de las últimas generaciones.
La rehabilitación compartida: el caso Scoot Henderson
Scoot Henderson, elegido como el base del futuro por la franquicia, también está lidiando con una lesión (desgarro en el tendón de la corva). Lillard lo entiende, y se ha mostrado abierto a compartir su experiencia. “He estado ahí. La presión. La duda. La ansiedad. Pero también las ganas de demostrar. Yo pasé por eso. Y puedo ayudarlo a que ese peso no sea tan severo”, dijo Lillard.
Este tipo de declaraciones no son comunes. Muchos veteranos prefieren centrar el foco en su propia recuperación, pero Lillard ha dejado claro que comprende su nuevo papel.
Una lesión que cambia carreras
El desgarro del tendón de Aquiles es una de las lesiones más devastadoras para un atleta profesional. Según un estudio del American Journal of Sports Medicine, solo el 61% de los jugadores de la NBA que sufren esa lesión retornan al mismo nivel. Jugadores como Kobe Bryant y Kevin Durant han luchado (con distintos grados de éxito) para volver tras esa dolencia.
Lillard, con 34 años, ha declarado que físicamente ya puede correr y lanzar, pero aún no se siente preparado para asumir exigencias físicas constantes. “Te sientes capaz, pero el tendón aún no está listo para soportar el impacto de actividades reales de baloncesto,” explicó. Un proceso lento, frustrante, pero del cual espera salir fortalecido.
Dame Time en cámara lenta, pero más sabio
El apodo “Dame Time” se convirtió en sinónimo de clutches irracionales, dagas imposibles y momentos mágicos en cuartos periodos. Hoy, ese reloj se ha ralentizado, pero no se ha detenido. Sigue marcando el tiempo, ahora fuera de la cancha.
“No voy a estar constantemente dándole consejos a los más jóvenes como si yo supiera todo. Pero sí puedo aportar desde la experiencia,” afirmó Lillard, demostrando una humildad poco común en figuras que han estado en la cima.
¿Una historia que cierra el círculo?
El que Lillard haya sido cortado por Milwaukee y vuelto a firmar con Portland tras once temporadas iniciales no solo es emotivo, es casi poético. Algunos especulan que este podría ser el epílogo de su carrera como jugador activo. Él mismo ha sido reservado al respecto —no se compromete a una fecha de regreso ni ha hablado de retiro— pero todo indica que se avecinan cambios fuertes.
Lo único seguro es que su legado como ídolo en Portland está intacto, y posiblemente más fuerte que nunca. Porque no siempre se trata de lo que haces sobre el parquet, sino de lo que representas cuando no puedes estar en él.
El impacto invisible: la cultura que no se ve en el boxscore
Portland apuesta a algo diferente. No solo espera desarrollar talento joven con minutos y entrenamientos, sino también con ideas, filosofía y mentalidad. Y ahí, Damian Lillard es insustituible.
“Todos aman a Dame. Tiene una conexión especial con cada jugador. Y lo respeto profundamente porque sabe cuándo hablar… y cuándo no,” afirmó Billups. Ese equilibrio es lo que define a un verdadero líder, dentro o fuera del juego.
Lillard no será parte del quinteto titular este año. Ni siquiera vestirá el uniforme de juego. Pero su influencia será igualmente palpable. No entrará en las estadísticas, pero puede definirse como la jugada maestra más importante de Portland en esta reconstrucción.
Tal vez no haya tantos triples lejanos por ahora. Pero aún es Dame Time.