Fútbol, protestas y el poder de la FIFA: ¿Hasta dónde llega el juego más popular del mundo?

Un análisis del delicado equilibrio entre geopolítica, organización deportiva y las decisiones que moldean el presente y futuro del fútbol internacional

Más que un juego: el fútbol en el centro de los conflictos globales

El fútbol, llamado con razón el deporte rey, no se juega solamente en el césped. A menudo es un escenario en el que convergen elementos políticos, económicos, sociales e incluso religiosos. Lo que sucede fuera de las canchas tiene tanto peso como lo que ocurre dentro, y ningún ejemplo representa mejor esta realidad que la actual coyuntura que enfrenta a la FIFA, a las selecciones nacionales e incluso a gobiernos frente a las tensiones que rodean algunos partidos internacionales.

Entre protestas pro-palestinas, decisiones sobre visados para el Mundial 2026, cambios en el calendario futbolístico y movimientos estratégicos para llevar partidos de ligas nacionales al extranjero, el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, se encuentra navegando un mar agitado de tensiones y desafíos que cuestionan los límites del llamado "apoliticismo" del deporte.

Protestas en Italia y Noruega: fútbol en tiempos de conflicto

Con Israel programado para enfrentar a Noruega e Italia en las eliminatorias para la Copa Mundial, las calles de Europa han ardido con manifestaciones pro-palestinas que, más allá de lo deportivo, piden la cancelación de los partidos. El partido entre Italia e Israel estaba programado en Udine, y los manifestantes llegaron incluso hasta las puertas del centro de entrenamiento de la selección italiana en Florencia.

La tensión es comprensible. El conflicto entre Israel y Hamas ha escalado durante los últimos dos años, dejando miles de muertos. Aunque recientemente se llegó a un acuerdo para una pausa en el conflicto y el inicio de conversaciones de paz —según afirmó el entonces presidente estadounidense Donald Trump— la crispación social sigue reflejando el dolor acumulado.

En palabras de Infantino: “Ahora todos deberían alegrarse por el plan de paz y apoyar el proceso. Claro que esto va más allá del fútbol, pero también lo incluye.”

¿Debe jugarse un partido en medio de una guerra?

La UEFA había considerado suspender a Israel de la competición, y el alcalde de Udine, Alberto Felice De Toni, solicitó directamente que el partido se pospusiera. Pero la situación deportiva de Italia jugó un papel determinante: la Azzurra no quiere perder la oportunidad de clasificar al Mundial después de perderse las últimas dos ediciones.

La pregunta que muchos analistas se hacen es: ¿debe el fútbol mantenerse neutral cuando la realidad que lo rodea clama justicia? ¿Hasta dónde puede permitirse un espectáculo deportivo aislarse de un mundo en llamas?

Visados y políticas migratorias: el Mundial 2026 en el ojo del huracán

El próximo Mundial será disputado en Estados Unidos, Canadá y México. Una gran diversidad de países, muchos de ellos con poblaciones musulmanas significativas (como Marruecos, Irán y Egipto), han asegurado ya su clasificación o están a punto de hacerlo.

Esto ha generado alarma entre algunos sectores debido al historial de políticas migratorias restrictivas en EE.UU., especialmente durante la administración Trump.

La respuesta fue un tanto sorpresiva: el Departamento de Estado de EE.UU. anunció que aumentará el personal en ciertas embajadas y consulados para procesar más solicitudes de visado. Según Infantino, “no habrá ningún problema para los equipos, delegaciones ni, esperamos, para los aficionados”. Añadió que existe un grupo de trabajo en la Casa Blanca para coordinar todos estos aspectos.

Este movimiento ha sido bien recibido por muchos, pero genera nuevas preguntas: ¿Se garantizará el acceso equitativo a los fanáticos del mundo entero? ¿Podrán los seguidores palestinos, iraníes o sirios acudir al evento igual que los europeos o sudamericanos?

Barcelona en Miami y el Milan en Australia: ¿traición o globalización?

La reciente aprobación, a regañadientes, de la UEFA para que se juegue un partido oficial del FC Barcelona en Miami y otro del Milan en Australia cimbró los cimientos del sistema de competencias tradicional del fútbol.

Infantino fue tajante al respecto: “Si rompemos la estructura de competencias nacionales, continentales y globales, asumimos un gran riesgo”. El presidente de FIFA sostiene que solo su organización debería aprobar partidos intercontinentales, abriendo el debate sobre quién controla realmente el calendario global.

Los clubes, por su parte, buscan internacionalizar sus marcas. Pero al mismo tiempo, los aficionados locales sienten que se está expropiando su fútbol. ¿Cómo equilibrar ambos intereses?

Los cambios climáticos modifican el calendario: el Mundial ya no será en verano

La Copa del Mundo de Qatar 2022 se jugó entre noviembre y diciembre para esquivar las temperaturas extremas. Ahora, con Arabia Saudita lista para albergar el torneo en 2034, y otro Mundial “veraniego” programado para España, Portugal y Marruecos en 2030, la crisis climática ha llegado al corazón del fútbol.

Infantino dejó clara su postura: se está evaluando revisar el calendario fútbolístico global para adaptarlo a las nuevas condiciones marcadas por el cambio climático.

Esto afectaría no solo al Mundial, sino también a torneos como la Eurocopa, la Copa América, la Champions League y las principales ligas europeas. Como dijo Nasser Al-Khelaifi, presidente del PSG y de la Asociación de Clubes Europeos: “¿Hay que cambiar algo? Sí.”

Oviedo despide al héroe del ascenso: la cara ingrata del profesionalismo

En medio de estas discusiones globales, también hay historias que ilustran la implacable mecánica del fútbol de élite. El recién ascendido Real Oviedo despidió a Veljko Paunovic después de solo ocho partidos tras su histórico ascenso a LaLiga. Con apenas dos victorias y seis derrotas, el club consideró que la situación deportiva ameritaba un cambio inmediato.

Los fans, sin embargo, expresaron desconcierto: ¿cómo se puede despedir tan rápido a quien te devolvió la gloria tras 24 años?

Este episodio refleja la creciente presión de resultados que acompaña a entrenadores y clubes en todo el mundo. El fútbol se ha industrializado al punto de convertirse en una ecuación matemática de rendimiento inmediato.

Steve Clarke, Katy Perry y la generación que quiere volver a un Mundial

Una anécdota casi cómica concluye este recorrido por la actualidad futbolística. El entrenador de Escocia, Steve Clarke, compartía hotel en Glasgow con la cantante estadounidense Katy Perry sin darse cuenta de ello. Clarke, de 62 años, admitió que quizás reconocería alguna canción si se la pusieran, pero que no podría nombrar una.

Este detalle generacional contrasta con la ambición de lograr una hazaña: clasificar a Escocia a un Mundial por primera vez desde 1998, algo que los aficionados locales anhelan con fervor. Clarke igualará el récord de Craig Brown al dirigir su partido número 71 al frente del equipo, justo cuando enfrentan a Grecia en un partido clave de la fase de grupos.

Con cuatro puntos tras dos duelos, la ilusión escocesa empieza a materializarse, y como diría Perry: quizás sea el momento de escuchar un verdadero “Roar” desde Hampden Park.

Del juego al sistema: el fútbol como reflejo del mundo

Este recorrido por algunos de los principales focos de tensión en el fútbol contemporáneo nos deja una lección clara: el deporte ya no puede entenderse sin su contexto geopolítico y social. La FIFA y sus decisiones —desde autorizaciones de partidos hasta acuerdos gubernamentales— ya no sólo definen el juego, sino que marcan agenda internacional.

En palabras de Infantino, “el mundo gira y debemos girar con él”. La cuestión es: ¿está el fútbol girando hacia un futuro más justo, o simplemente adaptándose para sobrevivir?

Este artículo fue redactado con información de Associated Press