La hinchada japonesa que conquistó Chile: pasión, respeto y un legado inolvidable en el Mundial Sub-20
Más allá del fútbol: cómo la afición de Japón se ganó el corazón del público chileno durante el Mundial Sub-20 2025
La marea nipona que inundó Santiago y Valparaíso
Con tambores, pancartas, banderas e inagotable energía, los fanáticos japoneses protagonizaron una de las escenas más conmovedoras del Mundial Sub-20 de la FIFA 2025 celebrado en Chile. Si bien su selección terminó siendo eliminada en octavos de final a manos de Francia, la verdadera victoria la obtuvieron en las gradas, donde crearon una atmósfera electrizante y dieron una lección de respeto, pasión y civismo.
Desde el primer encuentro del Grupo A hasta el pitido final frente a los franceses, la afición nipona fue un espectáculo digno de mención. No faltaron cánticos, color, ni ese entusiasmo tan característico que ha conquistado a espectadores en otros eventos como los Juegos Olímpicos o los Mundiales de mayores.
Un viaje de amor por la camiseta
Uno de los rostros de esta historia es Toshi Yoshizawa, un fanático de 43 años que decidió mudarse a México pocos días antes del torneo para abrir un restaurante de ramen. Sin embargo, puso en pausa su aventura empresarial para cruzar el Pacífico con destino a Chile, sólo para alentar a su selección.
“Este Mundial y esta selección me lo pusieron fácil para cruzar el océano”, comentó Yoshizawa al ser entrevistado por medios locales.
Su historia no es aislada. Algunos japoneses viajaron solos, otros ya residían en Sudamérica, y un tercer grupo se conoció en las rondas eliminatorias asiáticas, celebradas en China en febrero. Juntos, formaron una comunidad ruidosa, respetuosa y vibrante, que dejó huella en todos los estadios donde Japón jugó.
Un inicio perfecto y una despedida honorable
La selección Sub-20 de Japón tuvo un arranque impecable en la fase de grupos:
- 27 de septiembre: Victoria 2-1 sobre Egipto
- 30 de septiembre: Triunfo 2-0 ante Chile
- 3 de octubre: Vencen 3-1 a Nueva Zelanda
Con puntaje perfecto, avanzaron a octavos de final. Sin embargo, el 8 de octubre, en un reñido duelo ante Francia, cayeron 1-0. Lejos de la desilusión, los jugadores se despidieron con una reverencia en el campo y dejaron un mensaje emotivo en su vestuario que decía:
“¡Muchas gracias, Chile! ¡Estamos muy orgullosos de su cultura!”
La limpieza como símbolo de respeto
Las imágenes de hinchas japoneses recogiendo la basura y limpiando los estadios tras cada partido dieron la vuelta al mundo. Este gesto, lejos de ser un “acto viral” improvisado, es parte de una tradición cultural.
“Crecimos con la enseñanza de que debemos dejar los lugares más limpios que como los encontramos”, explicó Yoshizawa.
En un mundo donde muchas veces se normaliza el vandalismo o la suciedad en eventos masivos, los japoneses ofrecieron una lección poderosa de conciencia colectiva.
Un ejemplo que contrasta con otras aficiones
La historia de los fans nipones resuena especialmente cuando se contrasta con otras escenas que lamentablemente han sido habituales en el fútbol mundial: gradas destruidas, peleas entre barras, cánticos ofensivos e incluso actos de racismo.
Según un informe de la FIFA de 2023, durante la última Copa del Mundo de mayores se registraron más de 80 incidentes de conducta inapropiada de aficionados en 15 partidos. Mientras tanto, en este torneo Sub-20, ni un solo evento negativo fue reportado relacionado con la afición japonesa.
El espíritu de "ichi-go ichi-e"
Para entender mejor esta actitud, hay que conocer el concepto japonés "ichi-go ichi-e", que puede traducirse como “una vez, una oportunidad”. Esta filosofía encierra la idea de que cada encuentro es único e irrepetible, y por lo tanto debe vivirse con respeto y profunda atención.
En los estadios chilenos, este espíritu se materializó en el agradecimiento genuino hacia cada partido, cada gol, incluso en la despedida tras la eliminación.
¿El mejor público del torneo?
Muchos periodistas y comentaristas coincidieron en que ningún grupo de aficionados dejó una impresión tan positiva como los japoneses. En redes sociales chilenos, comentarios como “me saco el sombrero con los japoneses”, “qué cultura tan admirable” o “ojalá todas las hinchadas fueran así”, circularon con fuerza durante y después del torneo.
Incluso los propios jugadores chilenos, tras el partido del 30 de septiembre, aplaudieron a los aficionados nipones al finalizar el encuentro.
Un legado que trasciende el marcador
Japón no se llevó la copa del Mundial Sub-20 2025, pero sí se llevó algo quizá más significativo: el cariño de un país entero. Dejaron una huella en las calles, en las gradas y en el corazón de miles de personas que asistieron a los estadios.
Más allá del marcador, el legado de estos hinchas tiene que ver con una forma de vivir el fútbol como puente cultural, como una ocasión de mostrar lo mejor del alma japonesa y tender lazos de amistad a través del deporte.
La enseñanza para Latinoamérica (y el mundo)
¿Qué pasaría si en América Latina los hinchas adoptaran algunas de estas costumbres? ¿Si entrar a un estadio fuera también un acto de civismo y respeto mutuo? ¿Si los colores no fueran motivo de odio sino de orgullo compartido?
Los fans japoneses demostraron que es posible vivir el fútbol con pasión sin caer en la violencia, y que incluso después de una derrota, se puede salir del estadio con la frente en alto y el corazón lleno.
En tiempos donde el fútbol suele acaparar titulares por escándalos, corrupción o violencia, la historia de esta afición nipona ofrece un faro de esperanza. Un modelo a seguir no solo dentro, sino fuera del campo de juego.