Lluvias mortales en el suroeste de EE.UU.: el peligro oculto tras la tormenta Priscilla

El desierto se convierte en trampa mortal cuando las lluvias torrenciales caen sobre suelos áridos. El caso de Priscilla reabre el debate sobre la preparación frente a inundaciones repentinas

Tormenta Priscilla: de huracán a amenaza latente

Descendida del rango de huracán, la tormenta tropical Priscilla ha perdido parte de su fuerza ciclónica pero mantiene consigo una carga de agua capaz de desatar el caos. Aunque se disipó en el Pacífico oriental, frente a la península de Baja California, sus estragos están apenas comenzando para el suroeste de Estados Unidos.

Los estados de Arizona, Utah, Nuevo México y Colorado se encuentran en alerta por posibles inundaciones repentinas, un fenómeno más letal de lo que muchos imaginan. Según estadísticas del National Weather Service (NWS), tras las olas de calor, las inundaciones son la segunda causa meteorológica más común de muertes en Estados Unidos.

La contradicción del suroeste: calor y muerte por agua

El suroeste estadounidense es famoso por ser una de las regiones más secas y calurosas del país. En ciudades como Phoenix, la media anual de precipitaciones ronda entre los 18 y 20 centímetros. En zonas más áridas, como algunos puntos del noreste de Arizona, pueden caer apenas 13 centímetros al año.

Esto convierte al fenómeno Priscilla en una bomba de tiempo. Se espera que algunas zonas reciban en cuestión de horas la misma cantidad de lluvia que usualmente reciben en un año entero. Esta cantidad masiva de agua, vertida sobre terrenos desérticos resecos y a menudo pavimentados, provoca escorrentías violentas que los drenajes no pueden absorber.

¿Por qué son tan peligrosas las inundaciones repentinas?

Las inundaciones súbitas o flash floods son las más difíciles de anticipar y las más mortales. En 2024, han causado 145 muertes en EE.UU., según los datos meteorológicos federales. Muchas de estas víctimas se encontraban dentro de sus vehículos, tratando de atravesar corrientes de agua creyendo que “no es tan profundo”.

En realidad, tan solo 30 cm de agua pueden hacer flotar un coche pequeño, y 60 cm pueden arrastrar SUV o camionetas. Lamentablemente, el agua turbia y el pavimento bajo ocultan esta amenaza invisible.

La ley del “automovilista estúpido” en Arizona

Para combatir este comportamiento, Arizona implementó la llamada ley del automovilista estúpido. Esta normativa permite multar con hasta $2,000 a aquellos conductores que ignoren barricadas, señales o advertencias y se atrevan a cruzar áreas inundadas, provocando rescates costosos y arriesgados.

No obstante, críticos argumentan que esta normativa podría retrasar llamadas de auxilio, ya que los conductores temen ser castigados por sus decisiones. Y lo cierto es que esta ley se aplica de manera inconsistente en distintas jurisdicciones del estado.

El precedente: tragedias en Texas, Utah y Nuevo México

El temor por la tormenta Priscilla no es infundado. Hace solo unas semanas, inundaciones mortales azotaron Texas y Nuevo México. En el caso de Utah, una docena de personas quedó atrapada en un cañón desértico por una crecida repentina mientras el cielo aún parecía despejado. Y es que en este tipo de terrenos, basta una tormenta a kilómetros de distancia para convertir un arroyo seco (wash) en un torrente devastador.

Las montañas, lejos de ofrecer protección, canalizan el agua. A medida que esta desciende, arrastra barro, rocas, árboles y escombros, causando más destrucción. En junio, tres personas, incluidos dos niños de 7 y 4 años, murieron en una inundación repentina que impactó un parque de casa rodantes.

Los incendios y su efecto en las lluvias: más agua, menos absorción

Si un área ha sido recientemente afectada por incendios forestales, la vegetación quemada no puede retener agua. Esto agrava las inundaciones, ya que el suelo, desprotegido y endurecido, se convierte en una superficie impermeable.

Un ejemplo claro es la zona norte del Gran Cañón, también conocida como el Borde Norte, que fue consumida por incendios el verano pasado. Las autoridades están especialmente preocupadas por este sector durante el paso de Priscilla.

Preparación ante lo impredecible: Arizona en alerta máxima

En Flagstaff, la puerta de entrada al Gran Cañón y una de las ciudades más propensas a lluvias intensas, se han desplegado máquinas pesadas, monitoreo especial en cruces de agua y distribución de costales de arena para la ciudadanía. Además, se ha empezado a liberar agua de ciertas lagunas urbanas para dejar espacio para el escurrimiento.

La tribu Havasupai, cuya reserva profundamente encajada en los cañones de Arizona es conocida por sus cascadas azul turquesa, ha emitido una advertencia a los turistas: “No vengan. Si ya están aquí, manténganse fuera de los senderos si hay lluvias y busquen terreno elevado.”

Es importante destacar que esta zona no tiene acceso vehicular; solo se puede llegar a pie o en mula, lo que complica las evacuaciones en caso de emergencia.

Hospitalidad bajo presión: Sedona y otros destinos se preparan

En Sedona, otra joya del turismo escénico al borde del desierto, hoteles y centros turísticos como Junipine Resort están implementando protocolos: mover mesas y objetos cerca del río, informar a los huéspedes y activar planes de contingencia. El gerente Mike Rock indicó que las señales meteorológicas “son bastante claras” sobre lo que se avecina.

Y es que, aunque Priscilla no conserve su estatus de huracán, las tormentas pos-tropicales como esta pueden traer más lluvia que muchas tormentas activas y son especialmente traicioneras en zonas áridas.

¿Fenómeno aislado o tendencia preocupante?

Muchos se preguntan: ¿estos eventos extremos son parte de una tendencia creciente? La respuesta es sí. El suroeste de EE.UU. ha visto en las últimas décadas un aumento en la frecuencia e intensidad de eventos extremos, incluyendo las lluvias intensas tras periodos prolongados de sequía, configuraciones ideales para inundaciones devastadoras.

El cambio climático aumenta la temperatura del aire, lo cual permite que este contenga más vapor de agua. Al descargar ese vapor, las lluvias son más intensas. Lo que antes era una tormenta molesta ahora puede convertirse en un evento letal.

Consejos clave para residentes y turistas

  • Evite conducir en carreteras inundadas: "Gire en U, no intente cruzar".
  • Siga las señales y advertencias. No ignore barricadas.
  • Monitoree informes meteorológicos todo el tiempo si está de excursión o acampando.
  • Tenga un kit de emergencia en su auto y hogar: incluye agua, linterna, radio a baterías, manta térmica.
  • Si se encuentra en zonas históricamente afectadas por inundaciones, considere adquirir un seguro específico contra inundaciones.

Recordemos que la mezcla de paisajes espectaculares y climas extremos en el suroeste de Estados Unidos no perdona errores. La belleza del desierto puede convertirse en tragedia en cuestión de minutos. La tormenta Priscilla es una señal de alerta, una lección más en un entorno que se vuelve cada vez más impredecible y salvaje.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press