España, Trump y la OTAN: ¿una crisis diplomática o una maniobra electoral?

Las tensiones entre Estados Unidos y España reavivan el debate sobre el gasto en defensa dentro de la OTAN, mientras Trump amenaza con la expulsión española del bloque

  •  EnPelotas.com
    EnPelotas.com   |  

Una amenaza que resuena en Bruselas: ¿Trump contra España?

En una reciente reunión con el presidente finlandés Alexander Stubb, Donald Trump, expresidente de Estados Unidos y firme contendiente en las próximas elecciones, lanzó una declaración que encendió las alarmas diplomáticas: España debería ser expulsada de la OTAN por su insuficiente gasto militar.

La frase resonó con fuerza no solo en Bruselas, sede de la Alianza Atlántica, sino también en Madrid, donde la ministra de Defensa, Margarita Robles, respondió con contundencia: “España es un aliado comprometido y leal de la OTAN”.

Trump, siempre polémico, arremetió contra España por no alcanzar el objetivo acordado del 5% del PIB destinado al gasto militar, una cifra ambiciosa y no vinculante que él mismo impulsó en el acuerdo informal alcanzado en junio. España, liderada por el presidente Pedro Sánchez, logró una excepcionalidad en dicho pacto al comprometerse a alcanzar sólo el 2.1%, lo que calificó como “suficiente y realista”.

¿Es España el "rezagado" de la OTAN?

Según los datos de la OTAN correspondientes a 2023, España fue el país que menos invirtió en defensa dentro del bloque: apenas 1.28% de su PIB. Aunque Sánchez ha prometido alcanzar el 2% este año, la distancia respecto al nuevo umbral del 5% es considerable.

Sin embargo, hay matices importantes:

  • España es uno de los países que más efectivos aporta a las misiones de la OTAN, desde el flanco oriental europeo hasta el Mediterráneo.
  • Participa activamente en misiones en Letonia, Eslovaquia, Rumanía, Bulgaria y Turquía.
  • Ha entregado asistencia humanitaria y militar significativa a Ucrania desde el inicio de la invasión rusa en 2022.

Este compromiso práctico, aunado a limitaciones estructurales propias de su economía y su escenario político interno, hace que muchos expertos consideren injusta la etiqueta de “rezagado”.

La geopolítica detrás de las cifras

Desde hace años, la OTAN busca que todos sus miembros alcancen el compromiso del 2% del PIB en gasto militar, algo que Estados Unidos ha exigido con persistencia, especialmente durante la administración Trump (2017-2021).

“No es justo que Estados Unidos cargue con todo y muchos europeos no hagan su parte”, ha sido una de las frases recurrentes del republicano. Bajo esa misma lógica, Trump ha llegado a amenazar (aunque sin acciones concretas) con retirar a Estados Unidos de la OTAN —un movimiento sin precedentes que generó una crisis institucional dentro del bloque en 2018.

Pero, ¿realmente hay voluntad en Washington, ya sin Trump, de penalizar a Madrid por su inversión? La respuesta, por ahora, es negativa. La administración Biden ha reafirmado el compromiso multilateral con todos los miembros de la alianza. De hecho, en julio de 2023, España fue sede de una de las cumbres más importantes de la OTAN en Madrid, cuando la OTAN presentó su Concepto Estratégico.

Margarita Robles responde: "no estamos preocupados"

Ante los comentarios de Trump, la ministra de Defensa española, Margarita Robles, se mostró serena:

“No estamos preocupados [...] España es uno de los aliados más comprometidos de la OTAN, y nuestros socios saben cuál ha sido siempre nuestra disposición, tanto política como operativa.”

Sus declaraciones reflejan una combinación de confianza institucional y diplomacia moderada, lo cual busca evitar una escalada verbal con Washington, aun cuando las tensiones políticas puedan afectar la percepción pública.

Trump y la retórica del poder: entre elecciones y simbolismos

No se puede ignorar el contexto de estas declaraciones. Trump se encuentra en plena campaña electoral y estas críticas a los miembros europeos de la OTAN responden a una estrategia que ya funcionó en 2016: presentarse como el líder que “pone a Estados Unidos primero” frente a aliados que, según él, se aprovechan del sistema.

Este enfoque resuena con parte del electorado estadounidense que siente que su país asume demasiadas responsabilidades internacionales sin suficiente reciprocidad.

Además, el mensaje de Trump puede entenderse como una señal para países como Alemania, Italia o Francia, que también han tenido dificultades para alcanzar metas presupuestarias militares. España es un “blanco fácil” por su bajo porcentaje y decisión de mantenerse por debajo del umbral simbólico.

La paradoja del gasto militar: ¿más es mejor?

Uno de los debates más complejos dentro de la OTAN es si el porcentaje del PIB realmente refleja el compromiso real de un país con la defensa colectiva. El gasto no contempla la eficacia o eficiencia del dinero invertido, ni la participación activa en operaciones militares.

Por ejemplo, países como Grecia gastan más del 2%, pero sin un papel protagónico en misiones internacionales. Mientras tanto, España, con menor inversión, opera en múltiples frentes, forma parte del escudo antimisiles y tiene una flotilla destacada en el Mediterráneo.

Según informes de la propia OTAN, el indicador del 2% es solo una guía, no un requisito vinculante, y se reconoce el valor de otros aportes, como capacidades militares disponibles, interoperabilidad y contribuciones logísticas.

¿Un cambio de paradigma?

España se encuentra en una transición en su política de seguridad. Bajo el liderazgo de Pedro Sánchez, el país ha incrementado paulatinamente el presupuesto militar, pero sin romper con su base ideológica progresista, que históricamente se ha mostrado escéptica ante el gasto militar excesivo.

La guerra en Ucrania también ha cambiado las prioridades en Europa. Alemania ha anunciado un “Zeitenwende” (giro de época) en su política de defensa, y otros países miembros han reactivado presupuestos largamente adormilados.

España, a su ritmo, intenta equilibrar compromisos internacionales con políticas domésticas necesitadas de inversión en salud, educación y transición energética.

La lección: la seguridad no es solo dinero

Los sucesivos ataques verbales de Trump ponen en evidencia una visión unilateral de la seguridad colectiva que contrasta con el espíritu fundacional de la OTAN. Esta organización nació en 1949 como un pacto político-militar cimentado en la solidaridad transatlántica, no en auditorías contables.

Como ha recordado el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, en múltiples ocasiones: “La seguridad no se mide solo en presupuesto, también en voluntad y en acción”. Desde esta perspectiva, España sigue siendo un socio valioso —aun si no alcanza el 5% propuesto por Trump.

¿Es real la posibilidad de una expulsión?

Desde un punto de vista técnico y legal, no existe un mecanismo previsto en el Tratado del Atlántico Norte para expulsar a un país miembro. El Artículo 13 establece únicamente vías para la retirada voluntaria. Por tanto, la amenaza trumpista carece de base jurídica en el derecho internacional e incluso en las normas internas de la OTAN.

Se trata, más bien, de un gesto simbólico y político, dirigido a crear presión pública y avivar un debate interno en la Alianza.

¿Qué piensa la ciudadanía española al respecto?

Encuestas recientes del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) muestran que la mayoría de los ciudadanos españoles apoyan la pertenencia a la OTAN (más del 64%), pero menos del 35% considera prioritario aumentar el presupuesto militar.

Esto pone a Sánchez en una posición delicada: por un lado, mantener buenas relaciones con sus socios internacionales; por otro, no incomodar demasiado a su base electoral ni a sus socios gubernamentales. Recordemos que Unidas Podemos, parte de la coalición de gobierno hasta hace poco, se ha opuesto activamente al fortalecimiento militar.

Conclusión: más que gasto, cohesión

Las declaraciones de Trump son preocupantes, pero no deben ser sobredimensionadas. España permanece firmemente anclada en la OTAN, participa activamente en sus operaciones y ha mostrado una disposición clara a aumentar su presupuesto dentro de límites razonables.

Trump, como en otras ocasiones, utiliza la retórica agresiva como herramienta electoral. La verdadera prueba de la cohesión aliada vendrá si, en 2025, vuelve a la Casa Blanca y persiste en su visión transaccional de la seguridad internacional.

Por ahora, España sigue en la Alianza. Lo que está en juego no es su lugar en la OTAN, sino qué significa hoy ser un “buen aliado” en un mundo cada vez más imprevisible.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press