¿El ocaso de una ley crucial? El futuro incierto de la Ley de Protección de Mamíferos Marinos en EE.UU.

Una revisión crítica a la ofensiva política que amenaza la protección de especies emblemáticas como la ballena franca del Atlántico Norte

Un legado ecológico bajo amenaza

Desde su promulgación en 1972, la Ley de Protección de Mamíferos Marinos (Marine Mammal Protection Act, MMPA) ha asegurado un mínimo indispensable de protección para ballenas, delfines, focas, morsas y osos polares en las aguas de Estados Unidos. Fue una de las primeras legislaciones en el mundo en otorgar derechos ambientales a especies marinas sin esperar a que estuvieran en peligro de extinción. Sin embargo, una nueva propuesta liderada por legisladores del Partido Republicano amenaza con desmantelar varias de sus piezas fundamentales.

Los conservacionistas advierten que esta ofensiva política, si se concreta, abriría la puerta a un desastre ecológico de proporciones catastróficas. Los cambios propuestos no son menores: abarcan desde la redefinición del daño a mamíferos marinos hasta la flexibilización de las medidas para la importación de productos marinos y la reducción de los umbrales de población considerados seguros.

¿Por qué esta ley fue tan importante?

Firmada por el presidente Richard Nixon en una época de fuerte conciencia ambiental, la MMPA fue una legislación pionera que reflejaba la creciente preocupación pública por la disminución rápida de grandes especies marinas, impulsada por la caza y las actividades industriales.

Fue la primera ley federal en los Estados Unidos en prohibir la captura, caza, acoso o matanza de mamíferos marinos sin mandato explícito o excepción. A diferencia de otras normas que sólo protegían especies en peligro, esta legislación buscaba evitar que especies llegaran a ese punto. Uno de sus logros más celebrados ha sido el considerable aumento de las poblaciones de ballenas jorobadas y grises, las cuales hoy en día regresan estacionalmente a las costas estadounidenses en cifras mucho más saludables que a mediados del siglo XX.

La ley también permitió a la ciencia jugar un papel central. Las decisiones regulatorias deben basarse en la "mejor ciencia disponible", lo cual ha dado lugar a monitoreos, investigaciones sofisticadas y avances en biología marina.

¿Qué cambios se proponen y por qué preocupan?

De acuerdo con el borrador presentado por el representante republicano Nick Begich de Alaska, el nuevo proyecto buscaría:

  • Redefinir el concepto de "acoso" a mamíferos marinos, limitándolo solo a interacciones que les causen daño físico comprobado.
  • Reducir la meta poblacional desde "productividad máxima sostenida" a simplemente un número que garantice la supervivencia continua.
  • Relajar normativas para flotas pesqueras, navieras y empresas de energía, especialmente en lo relativo a operaciones de exploración de petróleo y gas en ecosistemas críticos.

Uno de los cambios más polémicos es el que impactaría directamente a la ballena franca del Atlántico Norte, una especie de la cual quedan menos de 340 individuos en el mundo (NOAA, 2023). La reforma plantea retrasar hasta el año 2035 nuevas regulaciones diseñadas específicamente para proteger a esta especie de enmallamientos accidentales con aparejos pesqueros. Conservacionistas consideran que la especie no sobrevivirá tanto tiempo sin acciones inmediatas.

¿Quiénes están a favor del cambio?

Una coalición de grupos pesqueros, principalmente de Maine, Alaska y Hawái, ha manifestado su apoyo al proyecto de ley. Argumentan que las regulaciones actuales les imponen cargas económicas desproporcionadas, limitan el acceso a zonas de pesca históricas y encarecen sus operaciones con reformas costosas en el equipamiento.

“Las restricciones no están sirviendo de mucho para proteger a las ballenas, pero sí están matando nuestra industria”, declaró Virginia Olsen, directora política de la Unión de Pescadores de Langosta de Maine. “Queremos proteger las especies marinas, pero las reglas deben tener en cuenta la realidad del pescador.”

Asimismo, la Asociación Nacional de Manufactura Marina (NMMA) y el Instituto Nacional de Pesca han presionado para modernizar la ley, sugerendo que ya no refleja ni la tecnología ni las prácticas del siglo XXI. Estas organizaciones argumentan que las regulaciones estadounidenses, cuando se comparan con la laxitud de otras naciones, hacen que los productos del mar importados tengan una clara ventaja competitiva.

¿Qué dicen los conservacionistas?

Grupos como Oceana, International Fund for Animal Welfare (IFAW) y Natural Resources Defense Council (NRDC) han levantado la voz contra esta ofensiva. Acusan que detrás de las reformas hay un intento deliberado de debilitar una de las leyes ambientales más eficaces del país.

Gib Brogan, director senior de campañas en Oceana, afirmó: “La MMPA es flexible, funciona y ha demostrado ser eficaz sin dejar de tener en cuenta la realidad de las industrias marinas. Lo que está encima de la mesa es un desmantelamiento de facto”.

Los ambientalistas también temen el impacto que tendría una relajación de los estándares en el comercio mundial de productos del mar. La MMPA incluye cláusulas que prohíben la importación de productos pesqueros desde países cuyas prácticas no se alineen con las normas estadounidenses. Aflojar esta vigilancia podría llevar a un aumento de importaciones desde pesquerías poco reguladas, perjudicando a la industria local y fomentando prácticas insostenibles en el plano global.

¿Qué especies están en mayor riesgo?

Algunas de las especies más vulnerables que han sido protegidas por la legislación incluyen:

  • Ballena franca del Atlántico Norte (Eubalaena glacialis): menos de 340 ejemplares, en fuerte declive.
  • Ballena de Rice (Balaenoptera ricei): descubierta en 2021 y reducida a poblaciones de decenas de individuos en el Golfo de México.
  • Focas comunes y grises en el noreste estadounidense: estabilizadas gracias a la ley, hoy en recuperación.
  • Osos polares: cuya caza comercial está prohibida y solo se permite por parte de comunidades indígenas bajo estricta regulación.

“No debemos volver atrás después de todo lo que se ha logrado. Estamos hablando de décadas de recuperación que podrían perderse con una simple firma legislativa”, denunció Kathleen Collins, gerente de campañas en IFAW.

El contexto político

La ofensiva legislativa actual responde a una mayoría republicana en cámaras clave del Congreso estadounidense, que se siente empoderada para revertir regulaciones que consideran excesivas. La reforma ha sido comparada con intentos anteriores de la administración Trump por eliminar normativas ambientales. Esta vez, sin embargo, la amenaza parece más concreta gracias a la articulación entre legisladores, industria y think tanks conservadores.

El silencio del representante Begich, artífice del proyecto, respecto al avance legislativo no hace más que incrementar la incertidumbre. Es una estrategia política: construir el movimiento en las sombras, evitando el foco mediático hasta que el proyecto alcance tamaño suficiente para ser inevitable.

¿Qué podemos esperar a futuro?

El destino de la MMPA se jugará en los próximos meses. Conservacionistas y comunidades costeras alertan que su desmantelamiento no sería un simple asunto administrativo, sino una traición al pacto moral con la vida marina. Cada ballena que cante libremente en los océanos estadounidenses hoy, lo hace como resultado directo de esta ley.

¿Será suficiente el poder de la ciencia, la conciencia pública y la movilización ciudadana para frenar esta reforma? El tiempo y la presión social lo dirán.

¿Quieres ayudar?

Organizaciones como Oceana, NRDC y IFAW tienen campañas activas para proteger la MMPA. También puedes contactar a tu representante local y expresar tu preocupación mediante cartas, firmas digitales o llamados telefónicos. La defensa del patrimonio marino de todos comienza con la acción de unos pocos.

Porque cuando protegemos a las ballenas, nos protegemos a nosotros mismos.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press