¿Paz para Gaza? El frágil acuerdo que pone fin (por ahora) a dos años de guerra
A pesar del alto el fuego, las preguntas sobre el futuro de Gaza, el papel de Israel y la reconstrucción del enclave siguen sin respuesta
Un cese al fuego... pero no una paz definitiva
Después de más de dos años de una guerra despiadada que ha reducido a escombros gran parte de Gaza y cobrado decenas de miles de vidas palestinas, un cese al fuego entre Israel y Hamas ha entrado en vigor. La tregua, mediada por Estados Unidos, Turquía y varios países árabes, marca una pausa crucial en un conflicto que ha amenazado con desestabilizar a toda la región.
Sin embargo, como bien resume el clima internacional, esto no es el fin, sino apenas un punto de inflexión. ¿Puede este acuerdo convertirse en la base de una paz duradera como lo declaró optimistamente Donald Trump al definirla como "una paz fuerte, duradera y eterna"? Hay buenas razones para dudarlo.
El origen y devastación del conflicto
El conflicto actual comenzó el 7 de octubre de 2023, con un ataque coordinado por Hamas desde Gaza hacia territorio israelí. Durante ese día, más de 1.200 ciudadanos israelíes fueron asesinados y otros 251 fueron tomados como rehenes, según datos del gobierno israelí.
La represalia de Israel fue inmediata y abrumadora: inició una ofensiva militar sin precedentes dentro del territorio palestino. Al momento de la tregua, más de 30.000 palestinos han muerto, según el Ministerio de Salud de Gaza, muchos de ellos civiles. Las principales ciudades del enclave, como Gaza capital, Khan Yunis y Rafah, han sido completamente devastadas.
A causa de continuos bombardeos y la ocupación terrestre parcial, el territorio de Gaza se convirtió en una pesadilla humanitaria: sin agua potable, electricidad ni combustible. El conflicto desplazó a más de 1,8 millones de personas, de una población total de apenas 2,1 millones, convirtiendo Gaza en una de las zonas más densamente afectadas por desplazamientos forzados en el mundo moderno.
El plan de paz y sus fases iniciales
El alto el fuego entró en vigor a mediodía del viernes. Como parte del acuerdo:
- Israel ha trasladado sus tropas fuera de varias áreas, incluyendo Gaza City y Khan Yunis, pero mantiene posiciones estratégicas en el corredor de Rafah y a lo largo de la frontera este del enclave.
- Hamas comenzará el lunes la liberación de los últimos 48 rehenes (se cree que unos 20 siguen con vida).
- A cambio, Israel liberará a aproximadamente 2.000 prisioneros palestinos.
- Se ha autorizado a las Naciones Unidas para ingresar despachos masivos de ayuda humanitaria, suspendidos durante meses.
Una figura clave en las negociaciones ha sido Jared Kushner, yerno de Trump, quien estuvo en Israel durante el anuncio del acuerdo. Se espera que la celebración en torno a la liberación de los rehenes tenga lugar el lunes.
Los obstáculos estructurales: tropas, armas y gobernanza
Aunque el acuerdo contempla medidas inmediatas, los pasos a mediano y largo plazo presentan enormes escollos:
1. Retiro total de fuerzas israelíes
Hamas condicionaba la entrega de todos los rehenes al retiro completo del ejército israelí de Gaza. Aunque accedió a liberar primero a los prisioneros, ahora se aferra a garantías proporcionadas por EE.UU. para que el retiro suceda paulatinamente.
Israel, sin embargo, no se compromete a dejar ciertas áreas clave, como el corredor de Filadelfia (frontera sur entre Gaza y Egipto) y una "zona amortiguadora" dentro del enclave. Asimismo, Netanyahu ha declarado repetidamente que Israel debe mantener una capacidad de control de seguridad indefinida dentro de Gaza.
2. El futuro de las armas de Hamas
Israel exige la desmilitarización total de Hamas. La red de túneles subterráneos y miles de cohetes siguen siendo considerados amenazas intolerables por el gobierno israelí.
Hamas insiste en su derecho a la resistencia armada. No obstante, fuentes diplomáticas árabes revelaron al medio saudí Al Arabiya que existe disposición por parte de Hamas a "decomisar" sus armas ofensivas —no así las defensivas— y entregarlas a una comisión conjunta palestino-egipcia.
3. ¿Quién gobernará Gaza?
Hamas aceptó ceder el control político del enclave, que tiene desde 2007, pero el acuerdo presenta dilemas: Israel rechaza tanto al grupo islamista como a la Autoridad Palestina de Cisjordania como administradores legítimos.
Según el plan de Trump, se establecería una administración “técnica” palestina bajo la supervisión de una entidad internacional liderada por alguien como Tony Blair. Esta institución se haría cargo del gobierno interino y de dirigir el proceso de reconstrucción. Hamas ha manifestado su negativa, insistiendo en una solución acordada por todos los palestinos.
Las heridas abiertas de Gaza
Para la población palestina, el alto el fuego significa un respiro breve tras una pesadilla prolongada. Apenas se anunció la retirada parcial de Israel, decenas de miles de palestinos emprendieron el regreso a sus hogares o lo que queda de ellos —muchos convertidos solo en montones de escombros.
Pero el trauma es visible y persistente. El analista político gazatí, Yahya Abu Rida, comentó para Al Jazeera: “Esto no es un fin; es una pausa con incertidumbre. Nadie sabe si mañana todo volverá a explotar.”
Además, persiste una elevada desconfianza. Muchos gazatíes temen que cualquier colapso de las conversaciones permita a Israel reanudar la guerra y aprovechar el vacío institucional para redoblar sus planes de control territorial o incluso desplazamientos forzados.
A día de hoy, un tercio de la población de Gaza vive en tiendas de campaña o refugios improvisados. La reconstrucción solo será viable si hay una garantía clara de estabilidad política, algo que está lejos de lograrse.
¿Es sostenible este acuerdo?
El acuerdo parece frágil. La continuidad de la paz depende de múltiples factores: decisiones políticas internas en Israel, la viabilidad del desarme de Hamas, la aceptación de una entidad internacional como administradora de Gaza y la voluntad colectiva tanto de los líderes palestinos como de países árabes aliados para sostener el proceso.
Netanyahu enfrenta presiones de parte de su coalición ultraconservadora, muchos de los cuales se oponen a cualquier concesión negociada y abogan por la ocupación total de Gaza. Mientras tanto, en Gaza, muchos siguen considerando que el objetivo oculto de Israel es la expulsión permanente de su población.
Más allá de los titulares, la situación actual no es más que un momento de pausa tensa dentro de un conflicto persistente y profundo.
¿Qué dice la comunidad internacional?
La UE, Egipto, Jordania y Qatar han aplaudido el acuerdo, pero exigen una solución más estructural. Por su parte, la administración de Joe Biden sigue respaldando el plan, aunque enfrenta críticas internas por su apoyo incondicional a Israel durante las primeras fases del conflicto.
En Naciones Unidas, agencias como la UNRWA y el Programa Mundial de Alimentos están listas para entrar a Gaza inmediatamente. Sin reconstrucción, Gaza podría permanecer estancada en décadas de sufrimiento adicional.
“Lo que tenemos hoy es mejor que bombas y muerte, pero Gaza necesita mucho más que un acuerdo parcial. Necesita justicia, futuro y dignidad,” declaró al Consejo de Seguridad el enviado especial para Oriente Medio, Tor Wennesland.
Lo que sigue: ¿Limbo o transformación?
Ahora mismo, Gaza se encuentra atrapada entre distintas realidades. La población quiere paz, pero no a cualquier precio. Hamas quiere reconocimiento, pero sin rendirse. Israel quiere seguridad, pero sin asumir responsabilidad duradera sobre Gaza. Y la comunidad internacional quiere resultados, pero sin comprometer fuerza militar propia.
De no llegar a un acuerdo definitivo en los próximos meses, Gaza puede entrar en un estado de limbo prolongado, con presencia militar israelí parcial, un liderazgo político débil, infraestructura colapsada y nula inversión exterior.
Gaza debe evitar convertirse en otro caso más del conflicto crónico no resuelto, como ya lo han sido otros territorios del mundo. Pero para eso, harán falta decisiones políticas valientes y, sobre todo, voluntad sincera de resolver un problema que lleva más de medio siglo desarrollándose.