El drama silencioso de los pateadores en la NFL: entre lesiones, presiones y planes de contingencia
La lesión de Brandon McManus expone la fragilidad del puesto de pateador y el reto que enfrentan los equipos para garantizar puntos en momentos clave
Por años la posición de pateador ha sido minimizada dentro del fútbol americano profesional, pero pocos roles tienen un impacto tan determinante en el marcador final como estos especialistas. Y esta semana, entre lesiones, reemplazos y declaraciones cruzadas, varios equipos de la NFL se han visto obligados a replantearse qué significa realmente contar con un pateador confiable.
El caso McManus: una advertencia para Green Bay
Los Green Bay Packers han encendido las alarmas. Su pateador titular, Brandon McManus, sufre una lesión en el cuádriceps que lo mantiene en duda para el próximo partido frente a los Cincinnati Bengals. Aunque él mismo asegura estar listo para jugar, el cuerpo técnico liderado por Matt LaFleur no tiene tanta certeza: "Si eres pateador y tu pierna te molesta, eso es un problema", declaró el entrenador comparando la situación con una lesión en el brazo de un mariscal de campo.
El equipo ya reaccionó: firmaron a Lucas Havrisik como medida de precaución. Havrisik, con experiencia breve en los Rams y múltiples equipos de práctica, podría debutar en un duelo crucial de mantenerse McManus al margen. Esta jugada evidencia cuán valioso —y vulnerable— es un pateador en una liga tan competitiva como la NFL.
¿Quién es Lucas Havrisik?
Tiene solo 26 años, pero el joven pateador ya ha recorrido un peregrinaje por la liga que incluye pasos por los practice squads de Indianapolis Colts, Cleveland Browns y Buffalo Bills. En su breve paso por los Los Angeles Rams en 2023, acertó 15 de 20 en intentos de gol de campo y 19 de 22 puntos extra.
Más recientemente, Havrisik jugó en la United Football League con los Dallas Renegades, donde acertó 22 de 25 intentos de gol de campo, una efectividad del 88%. No es poca cosa para quien aún lucha por establecerse en la NFL. Su fichaje por Green Bay puede ser su boleto dorado.
¿Cuán común es esto en la NFL?
Más de lo que creemos. Las lesiones de pateadores tienen una frecuencia menor que otras posiciones debido al escaso contacto físico que involucran, pero cuando suceden, afectan de forma desproporcionada.
En las últimas tres temporadas, más de 15 pateadores han sido reemplazados por lesiones, muchos de ellos por solo un partido. Esto suele desestabilizar la estrategia de un equipo que prepara jugadas específicas para las habilidades y rangos de su pateador titular. Un ejemplo: la precisión dentro de la zona de las 40 yardas, clave en partidos cerrados, no es uniforme entre todos los kickers.
Incluso mariscales estelares como Patrick Mahomes o Josh Allen dependen regularmente de que su pateador convierta puntos tras llegar a la zona roja sin anotar touchdown. Un fallo puede transformar una victoria cerrada en derrota dolorosa.
Washington Commanders: un cuerpo de receptores diezmado y la incertidumbre como norma
Los Washington Commanders también han sido víctimas de las lesiones esta semana. Sus receptores titulares Terry McLaurin y Noah Brown fueron descartados para el duelo ante los Chicago Bears. En el caso de Brown, se trata de su cuarto juego perdido consecutivo por molestias en el ingle y la rodilla.
Por su parte, McLaurin sufre una lesión en el cuádriceps que lo dejó fuera del campo en la Semana 3 contra los Las Vegas Raiders. Lo más preocupante de su situación es que el receptor no tuvo pretemporada completa por problemas contractuales y ahora parece que su cuerpo no ha logrado ponerse al día.
Washington dependerá de Deebo Samuel, que también llegó tocado al encuentro con un hematoma en el talón, pero lidera al equipo con 30 recepciones, 300 yardas y 4 touchdowns. Todo esto pone presión adicional sobre el mariscal Jayden Daniels, quien ya demostró ser capaz de milagros: le lanzó un Hail Mary a Brown para ganar a los Bears en octubre de 2024 (18-15).
Falcons sin Mooney: otra baja del lado ofensivo
Mientras tanto, en Atlanta, las noticias tampoco son halagüeñas. El receptor Darnell Mooney fue descartado para el partido ante Buffalo por una lesión en el isquiotibial sufrida en la victoria ante Washington el 27 de septiembre.
Mooney no ha tenido suerte este año: también se perdió toda la pretemporada por una lesión en el hombro. Y con su ausencia, se abrirá una ventana para jugadores como Casey Washington, KhaDarel Hodge, Drake London y Ray-Ray McCloud, quienes serán los blancos preferidos del joven mariscal Michael Penix Jr.
Además del receptor, los Falcons también perderán por lesión a los defensores Clark Phillips III, Ta’Quon Graham y LaCale London. La plantilla corta podría pesar ante unos Buffalo Bills que han sufrido sus propias lesiones pero mantienen un ritmo ofensivo agresivo.
Un dilema sin solución fácil
La NFL es un deporte de contacto, que premia la fortaleza física y la consistencia. Pero comienza a ser evidente que las lesiones en posiciones "no físicas" —como el pateador o los receptores— tienen un gran impacto táctico y psicológico.
En la historia reciente del fútbol americano, hay múltiples ejemplos en los que un pateador cambió el destino de una franquicia. Adam Vinatieri es quizás el caso más emblemático: sus goles de campo de último segundo entregaron tres Super Bowls a los Patriots. Su sucesor, Stephen Gostkowski, también mantuvo esa vara alta por años.
Cuando llegan los playoffs, tener un pateador lesionado equivale a un corredor sin piernas. No puedes aspirar al campeonato sin esa tranquilidad en el minuto final.
¿Qué pueden aprender los equipos?
Situaciones como las de McManus, Mooney y McLaurin dejan entrever que la gestión médica, la prevención y la profundidad del plantel son cruciales. Fichar un suplente confiable a tiempo —como hizo Green Bay con Havrisik— puede evitar una catástrofe.
Más allá de las lesiones, también entra en juego el ecosistema emocional del equipo. La respuesta de McManus a LaFleur muestra cuán tensas pueden volverse las relaciones entre jugador y técnico cuando el cuerpo comienza a fallar.
Mientras tanto, los aficionados solo ven los puntos en la pizarra o los jugadores que aparecen en sus fantasy leagues. Pero detrás de cada patada, hay un músculo que puede romperse, un suplente esperando su momento y una franquicia jugando su destino en una pierna.