Sudán en llamas: el asedio de el-Fasher y la tragedia civil olvidada
En medio de una guerra civil devastadora, el pueblo sudanés sufre mientras la comunidad internacional guarda silencio
Una masacre más que estremece a Darfur
El pasado viernes 8, la ciudad de el-Fasher, capital de la provincia de Darfur del Norte en Sudán, se convirtió nuevamente en escenario de una atrocidad inhumana. De acuerdo con la Red de Médicos de Sudán, al menos 53 personas —entre ellas 14 niños y 15 mujeres— murieron a causa de un brutal ataque de las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF, por sus siglas en inglés). El objetivo: un refugio para familias desplazadas, ubicado en la Universidad Islámica de Omdurmán.
Además de los fallecidos, 21 personas resultaron heridas, entre ellas cinco menores y siete mujeres. La organización médica no dejó dudas en su comunicado: “Esta masacre representa una continuación de la política de tierra arrasada practicada por las RSF contra civiles, en flagrante violación de todas las normas y leyes internacionales”.
¿Qué son las RSF y por qué atacan?
Las Fuerzas de Apoyo Rápido son una fuerza paramilitar surgida de las Janjaweed, milicias implicadas en múltiples crímenes durante el conflicto de Darfur en la década de 2000. Oficializadas en 2013 como cuerpo auxiliar del ejército sudanés, pronto crecieron en poder hasta que en abril de 2023 rompieron con las Fuerzas Armadas Sudanesas, desencadenando una guerra civil de dimensión catastrófica.
Desde entonces, el RSF ha intentado tomar el control de el-Fasher, una de las últimas ciudades clave bajo dominio del ejército. La ciudad ha sido bombardeada sin tregua y sitiada por más de un año, afectando a más de 260,000 civiles atrapados sin alimentos, agua ni atención médica suficiente. En julio impusieron un bloqueo total en la zona, generando una crisis humanitaria de proporciones apocalípticas.
Datos alarmantes del conflicto
- +14 millones de personas desplazadas, conforme a estimaciones de la ONU.
- Decenas de miles de muertos, la cifra exacta es difícil de verificar debido al colapso de las instituciones.
- Falta de alimentos: Naciones Unidas advierte sobre focos de hambruna especialmente en Darfur, Nilo Azul y Kordofán.
- Crímenes de guerra: violaciones masivas de derechos humanos están siendo investigadas por la Corte Penal Internacional.
Un silencio internacional ensordecedor
Resulta desconcertante el silencio que rodea a esta crisis. Mientras otros conflictos acaparan los titulares, la población sudanesa vive una de las tragedias más graves del siglo XXI. Como resalta la periodista e investigadora sudanesa Nesrine Malik: “Si esto estuviera ocurriendo en otro país incluso con la mitad del sufrimiento, habría portada en todos los diarios cada día”.
La falta de acción de organismos internacionales como el Consejo de Seguridad de la ONU ha generado duras críticas de organismos de derechos humanos, incluyendo Human Rights Watch y Amnistía Internacional. La población civil parece estar abandonada.
¿El-Fasher como Alepo africana?
El-Fasher comienza a evocar recuerdos de Alepo durante la guerra civil siria. Sitiada. Bombardeada. Privada de ayuda. Miles de personas atrapadas sin salida. Las ONG’s que operan en la región comparan la situación con un genocidio lento e ininterrumpido.
El coordinador de Médicos Sin Fronteras, Jean-Nicolas Armstrong, denuncia lo siguiente: “Las RSF usan el sitio como arma. Quieren rendir a la ciudad matando lentamente a la población por hambre y desesperación”.
La paradoja: cuando los desplazados son asesinados en refugios
Lo más alarmante del ataque reciente es que el objetivo fue un hogar de desplazados. Personas que ya habían perdido todo y habían buscado refugio “seguro” fueron blanco directo de la violencia. Este patrón se repite en otros puntos del país como Geneina, Nyala y Al Jazira.
Por si fuera poco, la infraestructura educativa y sanitaria está colapsando. Más del 70% de las escuelas en zonas de conflicto han dejado de funcionar, mientras la violencia sexual ha alcanzado niveles alarmantes en centros de salud y campamentos improvisados.
RSF: ¿autonomía letal o cómplice externa?
Una de las mayores preocupaciones de los analistas internacionales es la creciente autonomía económica y militar del RSF. Controlan minas de oro, rutas de contrabando, y cuentan con socios comerciales opacos dentro y fuera del continente africano. Incluso se ha relacionado a su líder, Mohamed Hamdan Dagalo, conocido como “Hemedti”, con acuerdos turbios con Rusia, Emiratos Árabes Unidos y el mercado ilegal regional.
El periodista Alex de Waal, experto en Sudán, lo explica así: “Hemedti actúa como un señor de la guerra globalizado. No necesita al Estado para sobrevivir. Y eso lo hace más peligroso”.
¿Qué se puede hacer?
Los caminos posibles son pocos, pero no inexistentes:
- Presión diplomática global: sanciones específicas a líderes de RSF y proveedores de armas puede disuadir algunas ofensivas.
- Crisis humanitaria declarada como emergencia global: para que la ONU y sus organismos refuercen la ayuda.
- Apoyo a organizaciones locales y regionales que aún tienen acceso humanitario.
- Visibilización masiva: medios, ONGs, y ciudadanos comprometidos deben sacar a la luz lo que se oculta en las sombras.
Como concluye el historiador Martin Plaut: “Sudán se caerá al abismo si el mundo sigue ignorando los gritos de su gente”.
Y mientras tanto, la resistencia civil...
A pesar de la tragedia, la sociedad civil no se ha rendido. Grupos locales continúan alimentando, refugiando y protegiendo a miles. Desde campañas digitales hasta redes médicas clandestinas, representan el último respiro de humanidad en una tierra devastada.
Como afirma Amani, una joven voluntaria desplazada: “Tenemos miedo, sí, pero nos negamos a dejar morir la esperanza”.
Sudán nos necesita. No podemos seguir callando.