El minuto que une a Ucrania: la memoria cotidiana de un país en guerra

Cada mañana, a las 9, Ucrania se detiene para honrar a sus muertos. Una nación fracturada por la guerra encuentra unidad en la pausa colectiva

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En medio de bombas, apagones y una lucha constante por la supervivencia, Ucrania ha renovado un ritual poderoso: un minuto de silencio diario a las 9 a.m.. La alarma del metrómetro suena, los semáforos se tiñen de rojo, los autos se detienen y los ciudadanos, desde el frente de batalla hasta los cafés en Kyiv, interrumpen su día por sesenta segundos para rendir homenaje a quienes cayeron en la guerra contra Rusia.

Una nación que recuerda unida

Este acto colectivo comenzó como decreto presidencial de Volodymyr Zelenskyy en 2022, pocas semanas después de iniciarse la invasión a gran escala de Rusia. Desde entonces, ha evolucionado en una práctica nacional profundamente simbólica. No importa el lugar ni quién seas: al sonar el metrómetro, el país entero guarda silencio.

Para muchos, este momento representa mucho más que duelo. “La memoria no trata sobre la muerte,” afirma Kateryna Datsenko, amiga de una médica de combate fallecida y cofundadora del movimiento cívico Vshanuy. “Se trata de la vida: lo que amaban, valoraban y pensaban esas personas. Queremos preservar esa memoria auténtica.”

Un gesto cotidiano que fortalece el alma nacional

La psicología detrás del minuto de silencio señala que los rituales colectivos ayudan a mitigar el trauma y reforzar la identidad colectiva. Ucrania, azotada por más de dos años de bombardeos, desplazamientos y pérdidas, ha hecho del recuerdo no solo una herramienta de sanación, sino también de resistencia.

Este ritual se ha convertido en la forma que tenemos de seguir adelante, sin olvidar el precio que hemos pagado,” detalla Ihor Reva, subdirector de la administración militar de Kyiv. Y añade: “Este conflicto tiene un costo, y es terrible: vidas humanas. Durante ese minuto, todo pensamiento cotidiano desaparece y solo se piensa en eso. Eso es lo que yo llamo mantener el tiempo con conciencia.”

La historia detrás de un símbolo: Iryna Tsybukh

Las calles de Kyiv guardan vigilias y mosaicos de fotos, banderas y velas. Uno de esos lugares conmemorativos más potentes es la Plaza del Maidán, donde la memoria de Iryna Tsybukh, médica de combate muerta por una mina terrestre en 2024, se ha convertido en símbolo nacional. Su trágica muerte movilizó aún más el impulso hacia este ritual de memoria, convirtiéndola en mártir de un pueblo que se niega a olvidar.

“Iryna era luz, era ternura y convicción,” recuerda su amiga Daria Kolomiec. “Y cada mañana, ese minuto se convierte en un hilo invisible que nos conecta. No estás solo en este dolor. Hay energía entre nosotros.”

El país que no se detiene… salvo para recordar

Incluso bajo ataques de misiles, Kyiv ha sincronizado sus semáforos para cambiar a luz roja a las 9 en punto. Los ciudadanos se bajan de sus coches, los cafés cesan el bullicio, los profesores interrumpen las clases… y el país entero, por un breve instante, respira historia y duelo.

Es una coreografía silenciosa que atraviesa toda la nación,” relata Kolomiec. “Incluso los que huyen de los bombardeos buscan un lugar seguro y detienen su marcha. Hemos hecho del silencio un arma de resistencia.”

Resistencia en tiempos oscuros

Ucrania sigue sufriendo los embates del ejército ruso, con más de 20 ciudades atacadas en la última semana y apagones frecuentes que han afectado a millones de ciudadanos. Sin embargo, eso no ha impedido que el ritual se mantenga. Según datos del gobierno, al menos un 70% de las ciudades en Ucrania participan del minuto de silencio diario, incluso en zonas cercanas a la línea de fuego.

Desde el inicio de la guerra en febrero de 2022, se estima que más de 30.000 soldados ucranianos han muerto, cifra que sigue creciendo mientras el conflicto se prolonga. Civiles también han perdido la vida en ataques indiscriminados o debido a cortes de suministro eléctrico, calefacción o asistencia médica.

El poder cívico de recordar

Vshanuy, la organización civil que lidera este movimiento, ha expandido su red a más de 150 ciudades, incluyendo zonas ocupadas que se conectan por radio o redes sociales cuando el reloj marca las 9. Una red humana de luto y persistencia.

Kateryna Datsenko enfatiza que esta iniciativa no es política, ni tampoco religiosa. “Honramos la vida, sean creyentes o no, soldados o civiles, agricultores o médicos de combate. Todos ellos son parte del alma de Ucrania.”

¿Y después de la guerra?

Muchos se preguntan si, una vez alcanzada cierta paz o finalizado el conflicto, este ritual continuará. Para Datsenko, la respuesta es clara. “Por supuesto. Este minuto nos ha transformado. Es un nuevo símbolo nacional, un recordatorio de quiénes somos. No se puede enterrar una nación que recuerda.”

De hecho, ya se trabaja en integrar el ritual en el currículo escolar y en campañas turísticas y de identidad cultural. Museos e instituciones académicas estudian permanentemente su impacto, y sociólogos consideran que esta práctica podría marcar una nueva manera de vivir la posguerra.

Reflexión en tiempos fugaces

En una era dominada por la velocidad, la distracción y el flujo constante de imágenes, este minuto de silencio es contracultural: una pausa intencionada para mirar hacia dentro. Un minuto puede parecer poco, pero si lo observan millones, puede mover montañas sentimentales.

Como lo afirma Reva: “No es una tregua temporal. Es una declaración permanente.”

Y así, cada mañana, Ucrania se detiene… y el mundo debería escuchar ese silencio.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press