La tregua más esperada: ¿es este el principio del fin del conflicto entre Israel y Hamas?

Con la liberación de rehenes, prisioneros palestinos y un aumento masivo en la ayuda humanitaria, el cese al fuego despierta esperanza pero también interrogantes clave para el futuro de Gaza e Israel

737 días de angustia: el drama humano que persiste

El domingo marcó el día 737 desde que Hamas llevó a cabo su sorpresivo ataque a Israel el 7 de octubre de 2023, un evento que cambió el curso de la región. Aproximadamente 1,200 personas fueron asesinadas y unas 250 tomadas como rehenes, un hecho que desató una brutal ofensiva israelí sobre Gaza, con consecuencias devastadoras tanto para los civiles israelíes como palestinos.

Según el Ministerio de Salud de Gaza, que forma parte de la administración liderada por Hamas, más de 67,600 palestinos han muerto desde el inicio de la ofensiva israelí, casi la mitad de ellos mujeres y niños. Estas cifras han sido respaldadas en parte por organizaciones humanitarias y organismos internacionales como la ONU, que consideran las estadísticas gaziatíes como las más completas disponibles.

Una tregua tensa y frágil

El reciente alto al fuego, aunque celebrado por muchas partes involucradas, se mantiene sobre una cuerda floja. Israel anunció que espera la liberación de 20 rehenes aún con vida para el lunes, quienes serán trasladados mediante el Comité Internacional de la Cruz Roja a la base militar Reim, al sur de Israel, donde podrán reencontrarse con sus familiares. Las autoridades también han solicitado ambulancias en caso de que algunos requieran atención médica urgente tras más de dos años de cautiverio.

Sin embargo, otros 28 israelíes que murieron probablemente en cautiverio no serán repatriados inmediatamente. Israel indicó que, si no se devuelven sus cuerpos en un plazo de 72 horas, una "entidad internacional" intervendrá para intentar recuperar sus restos, una condición incluida en los documentos del cese al fuego.

Palestinos detenidos: entre la libertad y el exilio

Como parte del acuerdo, Israel se comprometió a liberar a alrededor de 2,000 prisioneros palestinos. De estos, unos 1,700 fueron detenidos durante la guerra sin cargos formales. El resto son individuos ya condenados, entre ellos miembros de Hamas y Fatah, responsables de ataques contra israelíes o condenados por cargos menores.

Muchos serán enviados de vuelta a Gaza o Cisjordania, aunque también hay posibilidades de exilio en terceros países. Este punto levanta inquietudes sobre la reinserción social y la estabilidad futura, especialmente si retornan figuras que alguna vez estuvieron implicadas en la violencia armada.

La reconstrucción de Gaza: una tarea titánica

Mientras se gestiona el acuerdo de liberaciones, simultáneamente se desencadena un operativo masivo de ayuda internacional. Unos 400 camiones provenientes de Egipto fueron inspeccionados por el ejército israelí antes de acceder a la Franja. Se espera que 600 camiones diarios crucen próximamente, cifra especificada en el tratado de cese al fuego.

Pero sin duda lo más desafiante será la reconstrucción total de una Gaza destruida: la mayoría de sus 2 millones de residentes están desplazados, y gran parte del territorio está en escombros. La ONU ya alertó que se necesitarán miles de millones de dólares, y un compromiso audaz de la comunidad internacional, para transformar Gaza en una zona habitable nuevamente.

Trump viaja al epicentro del conflicto

La intervención internacional incluye también la presencia de figuras de alto perfil. El expresidente estadounidense Donald Trump llegó a Israel el lunes como parte de su intento por posicionarse como artífice del acuerdo de cese al fuego. Su visita incluyó un discurso frente al parlamento israelí (Knéset) y reuniones con familiares de los secuestrados, antes de partir a Egipto para participar en una "cumbre por la paz" con líderes árabes.

Trump, quien mantiene aspiraciones presidenciales para 2024, busca presentarse como el negociador que logró contener una guerra regional. Sin embargo, su presencia también levanta tensiones, principalmente en sectores palestinos que desconfían de su política pro-israelí durante su mandato, incluida la mudanza de la embajada de EE.UU. a Jerusalén en 2018.

¿Una tregua sostenible o un simple respiro?

La cesión temporal de hostilidades es solo el primer paso en un proceso más complejo. Las condiciones a largo plazo aún no han sido negociadas completamente, y las demandas siguen alejadas:

  • Israel solicita la desmilitarización total de Hamas.
  • Hamas, por su parte, exige el retiro completo de las tropas israelíes de Gaza.
  • No se ha definido quién gobernará Gaza después de esta guerra.

La comunidad internacional parece dividida. Mientras Estados Unidos e Israel prefieren un desmantelamiento de Hamas, países como Qatar, Turquía y Egipto instan a una solución de dos Estados que preserve cierta autonomía política palestina.

La presión internacional y el papel de la sociedad civil

Grupos de derechos humanos piden con urgencia una investigación independiente de los crímenes de guerra cometidos por ambos bandos. También se reportan numerosos casos de detenciones arbitrarias, desplazamientos forzados y uso desproporcionado de la fuerza.

En Israel, la opinión pública está dividida. Algunos consideran que la liberación de prisioneros de alto perfil a cambio de rehenes constituye una cesión peligrosa que fortalece a Hamas. Otros, marcados por el dolor de más de 700 días sin noticias de sus seres queridos, celebran el acuerdo como un primer paso hacia el cierre de una herida nacional.

En Gaza, miles de personas regresan a sus hogares devastados, con la esperanza de ayuda humanitaria, comida y refugio. Las ONGs y agencias de la ONU como la UNRWA ya han advertido sobre una emergencia humanitaria prolongada: falta de agua potable, electricidad, hospitales funcionales y una infraestructura básica para garantizar la supervivencia.

Un frágil rayo de esperanza

Aunque prematuro hablar de paz, lo ocurrido en los últimos días representa una válvula de alivio para millones. Los reencuentros familiares, la distribución de ayuda y la liberación de cautivos activan una narrativa distinta a la violencia crónica de los últimos años.

Finalmente, Gaza e Israel se encuentran ante una encrucijada. O se reconstruye el porvenir con justicia, diplomacia y cooperación internacional, o el ciclo de violencia encontrará pronto una nueva chispa. La historia ha demostrado que las treguas pueden ser semillas... o espejismos temporales.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press