¿Aranceles que salvan o destruyen?: La polémica medida que sacude la industria de muebles y remodelaciones en EE.UU.
Nuevos impuestos a gabinetes y muebles importados buscan impulsar la producción local, pero impactan a pequeñas empresas, diseñadores y consumidores
En Estados Unidos, una nueva ola de aranceles impulsados por una proclamación presidencial ha fijado su blanco en la importación de mobiliario de cocina y baño, así como en otros productos de madera acabada. La medida, diseñada para incentivar la producción nacional y proteger a la industria local de una supuesta "invasión" de importaciones baratas, está generando reacciones encontradas entre empresarios, diseñadores, remodeladores y consumidores.
Los nuevos aranceles: ¿qué productos se ven afectados?
La proclamación firmada el 29 de septiembre por el entonces presidente Donald Trump impuso un arancel del 25% a gabinetes de cocina y baños importados, tarifa que aumentará al 50% el 1 de enero del próximo año. También establece:
- 25% (y luego 30%) sobre muebles tapizados como sillones y sofás
- 10% sobre madera blanda y tableros provenientes de árboles como el pino y el cedro
Estos cambios tienen como objetivo contrarrestar las prácticas comerciales "depredadoras" de países como China, Vietnam y Malasia, que han inundado el mercado estadounidense con productos a bajo costo, afectando la industria local durante décadas.
El impacto inmediato en el sector de remodelación
Para profesionales del diseño y la remodelación, como Allison Harlow, fundadora del Curio Design Studio en Michigan, estos aranceles podrían ahuyentar a los clientes de proyectos ya planeados por el alza de precios.
“La volatilidad en los precios es perjudicial para la industria de remodelación”, afirma Harlow, señalando que la narrativa en los medios —como "los gabinetes subirán un 50%"— puede disuadir incluso el primer contacto con empresas especializadas.
Y aunque los altos precios de hipotecas han reducido la compraventa de viviendas nuevas, la remodelación sigue siendo un mercado fuerte. Un informe del Joint Center for Housing Studies de la Universidad de Harvard prevé que el gasto en mejoras y mantenimiento por parte de propietarios se mantendrá estable hasta al menos 2026.
¿Proteccionismo o golpe al consumidor?
Según John Lovallo, analista del banco UBS, los aranceles podrían aumentar en unos $280 el costo promedio de construir una vivienda unifamiliar —una fracción de su valor total—, pero el efecto acumulativo sobre productos y materiales podría seguir escalando.
“Nuestra industria es globalizada”, comenta Josh Qian, cofundador de Linq Kitchen en California. “Incluso los fabricantes estadounidenses dependen de componentes del extranjero. Estos aranceles elevan los costos en toda la cadena”.
Qian explica que su empresa utiliza contrachapado y paneles de melamina provenientes de Asia y Europa, debido a que, según él, no existen alternativas equivalentes producidas localmente en términos de calidad.
Menos variedad para el consumidor final
Jason Miller, profesor de gestión de la cadena de suministro en la Universidad Estatal de Michigan, estima que el impacto de los aranceles no será tanto en los precios sino en la diversidad de productos.
“La variedad disminuirá. Cuando los importadores restringen pedidos y se enfocan en productos más rentables, el consumidor pierde opciones”, explica.
Esto puede significar que los gabinetes económicos y personalizados para presupuestos ajustados desaparezcan del mercado, lo que a largo plazo podría disminuir el acceso a renovaciones de bajo costo.
Ganadores: empresas totalmente estadounidenses
No todos en el sector están preocupados. Empresas como ACO Denver Custom Cabinetry, que utilizan mano de obra artesanal de comunidades Amish y menonitas, ven una oportunidad de crecimiento.
Su presidenta y cofundadora, Andrea Mulkey, comparte que su inquietud no reside en los aranceles como tales, sino en cómo manejará su empresa un posible aumento repentino de demanda.
“Lo vimos con el post-COVID. Todos se activaron al mismo tiempo y eso afectó el suministro de materias primas. Podría volver a ocurrir”, alerta.
Una medida con raíces en historia industrial
La American Kitchen Cabinet Alliance y varios grupos de presión abogaron durante años por esta serie de aranceles, afirmando que los productos estadounidenses han sido minados sistemáticamente por precios artificialmente bajos de importaciones asiáticas.
Históricamente, Estados Unidos lideraba la fabricación de muebles de madera. Sólo desde la década de 1990 muchas fábricas se trasladaron a Asia en busca de menores costos laborales y de producción. Según la National Association of Homebuilders, Canadá todavía provee el 85% de la madera blanda que se importa, cubriendo una cuarta parte de la demanda nacional.
La imposición de aranceles también marca diferencias diplomáticas: el Reino Unido tendrá un máximo de 10% en aranceles, mientras la Unión Europea y Japón verán impuestos de hasta 15%, notablemente menores que los aplicados a países del Sudeste Asiático.
El dilema del empresario mediano
Para John Dean, fundador de Dean Cabinetry en Connecticut, quien comercializa tanto productos importados como personalizados, la situación demanda cautela. Aunque cerca del 30% de sus ventas dependen de gabinetes extranjeros, actualmente está absorbiendo los nuevos costos sin transferirlos al cliente.
Dos de sus proveedores en Vietnam y China ya le informaron del incremento del 10% en precios para cubrir los aranceles. “Como el modelo de negocio contempla ya gastos elevados, aumentar precios podría perjudicar la demanda”, explica Dean.
Implicaciones económicas más amplias
Estas medidas proteccionistas también conectan con un modelo de política industrial que ha ganado tracción en EE.UU. —interpretable como una respuesta a la globalización de décadas pasadas y sus impactos en la industria nacional.
Para algunos, como el expresidente Trump y los sindicatos industriales, esto es una estrategia legítima de defensa económica. Para otros, entre ellos académicos como Dani Rodrik (Harvard), el proteccionismo podría ser un arma de doble filo si no se acompaña de políticas robustas de inversión y capacitación laboral: "El objetivo no se alcanza solo cerrando el comercio: se alcanza reactivando el ecosistema industrial con sentido estratégico".
Consumidores indecisos y empresas con mensajes contradictorios
Allison Harlow teme que el mensaje de una inflación artificial impulse una narrativa equivocada. Su empresa manda a producir gabinetes personalizados en Minnesota y Wisconsin, por lo que afirma que las nuevas tarifas no deberían alterar tanto su precio final.
“Tendremos que esforzarnos más en explicar que nuestra estructura de costos no cambia proporcionalmente con los titulares”, afirma. “Estamos viendo cómo comunicar que lo 'hecho a medida' sigue siendo accesible, sin importar los aranceles generalizados”.
¿Se justifica un esfuerzo nacionalista para la industria del mueble?
La pregunta subyacente es más filosófica que arancelaria: ¿están los consumidores dispuestos a pagar más por fomentar empleos locales? ¿Es este el momento adecuado en medio de un entorno económico incierto con alta inflación, tipos de interés elevados y temor a recesión?
El tiempo dirá si la apuesta por el proteccionismo revitaliza una industria antaño poderosa o si, por el contrario, agrava la inseguridad económica de pequeños empresarios y consumidores con presupuestos limitados.
¿Tú pagarías más por un mueble si supieras que fue hecho en EE.UU.? Coméntanos abajo y no te pierdas las próximas actualizaciones del sector construcción y diseño de interiores.