Chipre y el reino de los gatos: ¿Paraíso felino o crisis ecológica?

Una mirada profunda a la creciente población de gatos en Chipre, su impacto en el ecosistema y las posibles soluciones para evitar una catástrofe animal y social.

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La isla de los gatos y una población fuera de control

Chipre, conocida por sus playas soleadas y su rica historia cultural, está lidiando con un problema inusitado y cada vez más preocupante: su sobrepoblación felina. En este paraíso mediterráneo, se estima que hay al menos un gato callejero por cada uno de sus aproximadamente 1 millón de habitantes, aunque defensores de los derechos animales aseguran que podrían ser cientos de miles más.

Lo que en un principio puede parecer una encantadora curiosidad turística, ha desencadenado una crisis ecológica y de bienestar animal que está comenzando a atraer la atención internacional y exige soluciones urgentes.

Un problema antiguo con raíces culturales

La relación entre los humanos y los gatos en Chipre se remonta a hace más de 9,500 años. En 2004, arqueólogos franceses descubrieron restos de un gato enterrado junto a un ser humano en una aldea neolítica, lo que podría ser el indicio más antiguo de domesticación felina. Además, según la leyenda, en el siglo IV, Santa Elena trajo barcos repletos de gatos para combatir una plaga de serpientes en la isla.

El monasterio de San Nicolás de los Gatos (St. Nicholas of the Cats), aún en funcionamiento, es testimonio viviente de esta antigua relación entre chipriotas y gatos, funcionando como refugio para muchos felinos abandonados.

Del encanto turístico al desastre ambiental

Los gatos se han convertido en una postal habitual en Chipre. Se les puede ver en plazas públicas, restaurantes y monumentos históricos, casi siempre bien alimentados por la bondad de los locales y turistas. Esta visibilidad ha alimentado el turismo, pues muchos visitantes los encuentran pintorescos o dignos de fotografías.

Pero la otra cara de la moneda es menos amable. La sobrepoblación ha generado conflictos ambientales: los gatos, cazadores natos, pueden tener un impacto devastador en especies endémicas o en peligro de extinción, especialmente aves, roedores e insectos. Además, muchos viven en condiciones deplorables: enfermos, atropellados o muriendo de hambre.

Un sistema de control insuficiente

Según la comisionada de medio ambiente, Antonia Theodosiou, el actual programa estatal de esterilización opera con una asignación anual de apenas 100,000 euros, realizando unas 2,000 esterilizaciones. Esta cifra está lejos de lo necesario para contener el crecimiento exponencial de la población felina.

Ante esa realidad, el pasado 4 de octubre —Día Mundial de los Animales— la ministra de Medio Ambiente Maria Panayiotou anunció un aumento sustancial del presupuesto hasta los 300,000 euros anuales. Aunque bien recibido, expertos y conservacionistas advierten que el dinero por sí solo no resolverá el problema.

Falta planificación y coordinación

No podemos simplemente esterilizar sin un plan”, alertó Charalambos Theopemptou, presidente del Comité Parlamentario de Medio Ambiente. Resalta que hace falta un enfoque integral que incluya:

  • Mapeo de focos críticos: zonas con mayor concentración de gatos ferales.
  • Apoyo a organizaciones voluntarias: que tienen el conocimiento y experiencia para capturar gatos de forma efectiva.
  • Uso de tecnología: como apps para que ciudadanos reporten colonias felinas.
  • Campañas educativas: para fomentar la esterilización y la no alimentación irresponsable.

La experiencia de las organizaciones civiles

Cat Alert, organización animalista con sede en Nicosia, llevó a cabo recientemente un operativo para atrapar a 397 gatos ferales. Sin embargo, sus miembros aseguran que “es apenas una gota en el océano”. A esto se suma la dificultad de capturar gatos hembra, quienes por su comportamiento tienden a ser más esquivas, pero son clave en la contención reproductiva.

Otra entidad, Friends of Larnaca Cats, encabezada por Elias Demetriou, apoya que se delegue parte del programa de esterilización a clínicas privadas y grupos con experiencia. Su propuesta incluye zonas específicas donde capturar gatos y llevarlos a veterinarios designados para su esterilización sin burocracia.

El modelo de financiamiento mixto

Demetriou y otros expertos también proponen la creación de un fondo de donaciones públicas y privadas, lo que permitiría alivianar la carga del Estado. Empresas podrían contribuir como parte de su responsabilidad social, lo cual se vería incentivado por el aumento del presupuesto estatal.

Actualmente, esterilizar una gata feral cuesta unos 55 euros. Si ese costo se asume por el gobierno y se elimina la tramitología, muchos más estarían dispuestos a colaborar, se argumenta desde el Colegio de Veterinarios.

Una oportunidad para liderar en bienestar animal

Según Epaminondas, presidente del colegio veterinario, Chipre puede resolver el problema en apenas cuatro años si se implementa un programa coordinado, sin trabas burocráticas y con participación comunitaria real.

La ciudadanía se animará más a esterilizar si se lo ponemos fácil”, afirma. Y tiene razón: en lugares donde se brindan campañas gratuitas y de fácil acceso, el número de felinos sin hogar disminuye drásticamente.

Lecciones que otros países pueden aprender

La situación chipriota deja importantes aprendizajes para otros estados del Mediterráneo y América Latina donde las colonias de gatos ferales también crecen sin controles.

  • Los controles poblacionales deben ser proactivos, no reactivos.
  • Involucrar a la comunidad y ONGs es esencial para el éxito de los programas.
  • Hay que combinar conservación ambiental con respeto por los animales.
  • Los recursos deben ir acompañados de planificación y evaluación periódica.

¿Cuál es el futuro de los gatos en Chipre?

En el corazón del Mediterráneo, la isla que durante milenios ha sido hogar, refugio e ícono de los gatos, se enfrenta ahora al desafío de proteger tanto a su patrimonio vivo como a su entorno. En vez de verlos como un problema, esta crisis puede ser la oportunidad perfecta para que Chipre lidere en cuidado animal, conservación ecológica y sobre todo, en convivir armónicamente con sus inquilinos más antiguos y tiernos: los gatos.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press