De ratas en la cancha a hazañas históricas: las historias más inusuales del camino al Mundial 2026
Desde intrusos peludos en partidos clave hasta naciones diminutas haciendo historia en el fútbol mundial
¿Qué tienen en común una rata corriendo en medio de un partido y un país con menos de un millón de habitantes clasificando al Mundial? Ambos son ejemplos de cómo el fútbol nunca deja de sorprendernos.
Un visitante inesperado en Cardiff
El 13 de octubre de 2025, el Estadio de la Ciudad de Cardiff fue testigo de una de las interrupciones más inusuales en la historia reciente de las eliminatorias mundialistas. Durante el partido entre Gales y Bélgica, un intrépido roedor decidió invadir el campo de juego justo en medio de la segunda mitad, mientras Bélgica lideraba 2-1.
Thibaut Courtois, legendario portero belga, intentó atrapar al pequeño visitante, pero sin éxito. Finalmente, el delantero galés Brennan Johnson tomó el rol de "héroe anti-ratas" y persiguió al animal hasta hacerlo salir por la banda, provocando una ovación insólita de los aficionados asistentes.
El partido continuó posteriormente sin otras sorpresas... humanas. Bélgica terminó imponiéndose 4-2 y asumió el liderato del Grupo J en las clasificatorias europeas rumbo al Mundial 2026.
De pequeñas islas a los escenarios más grandes
Si hablamos de rarezas, ninguna es más inspiradora que la historia de Cabo Verde. Esta pequeña nación insular africana ha hecho historia al clasificar por primera vez al torneo más importante del planeta: la Copa Mundial de la FIFA 2026.
Con apenas 525 mil habitantes, Cabo Verde se convierte en el segundo país con menos población en clasificar a un Mundial masculino, solo por detrás de Islandia en 2018. Su boleto al torneo lo ganó dominando su grupo africano y posicionándose por encima incluso de potencias consolidadas como Camerún.
La nación, que obtuvo su independencia de Portugal hace apenas 50 años, ya había mostrado signos de crecimiento competitivo al llegar a los cuartos de final de la Copa Africana de Naciones en 2013 y repetido hazaña en 2023, pero el Mundial es tierra sagrada y ahora son oficialmente peregrinos del templo futbolístico.
Países pequeños que desafiaron las estadísticas
A lo largo de la historia de los Mundiales, varias naciones de escasa población han conseguido romper las “barreras demográficas” para colarse entre los gigantes del fútbol. A continuación, una lista de ejemplos inspiradores:
- Islandia (2018): con solo 350,000 habitantes, se convirtió en la nación más pequeña en clasificar a un Mundial. Dejó huella empatando con Argentina y ganándose el respeto global tras su histórica eliminación de Inglaterra en la Euro 2016.
- Paraguay (1930): con menos de un millón de habitantes en su debut mundialista, venció a Bélgica aunque cayó ante Estados Unidos, finalizando su participación en fase de grupos. En 2026, participará en su noveno Mundial.
- Trinidad y Tobago (2006): con 1.3 millones de personas, fue la nación más pequeña en ese torneo. Su empate contra Suecia fue celebrado como una victoria nacional.
- Irlanda del Norte (1958): entonces con 1.4 millones de habitantes, alcanzó la fase eliminatoria tras superar a equipos como Alemania y Checoslovaquia. También clasificó en 1982 y 1986.
Estas selecciones demuestran que la grandeza en el fútbol no se mide por kilómetro cuadrado ni por censos demográficos. Se mide en coraje, planificación y ocasiones aprovechadas.
El Mundial 2026: una copa más grande y diversa
Este contexto se desarrolla justo en un momento histórico: el Mundial 2026 será el primero en incluir 48 selecciones. Esto fue confirmado por la FIFA y significa más ventanas para que selecciones pequeñas y emergentes puedan soñar con llegar a la máxima competencia.
Desglose de plazas por continente:
- África: 9 boletos directos + 1 repechaje
- Asia: 8 cupos directos + 1 repechaje
- Sudamérica: 6 cupos directos + 1 repechaje
- Europa: 16 plazas directas
- Concacaf: 3 directos + 3 anfitriones (USA, México, Canadá) + 2 repechajes
- Oceanía: por primera vez, 1 plaza directa (obtenida por Nueva Zelanda)
Esto ofrece oportunidades inéditas para federaciones que antes apenas se asomaban a la fase clasificatoria con planes realistas.
¿Puede un país pequeño ganar un Mundial?
La respuesta sigue siendo turbia. Desde el primer torneo en 1930, el título ha sido compartido entre apenas ocho países, todos con importantes recursos poblacionales y económicos. Sin embargo, los octavos y cuartos de final cada vez incluyen más “sorpresas”.
Por ejemplo, Marruecos alcanzó las semifinales en Qatar 2022, mientras que Croacia, con apenas 4 millones de personas, fue subcampeona en 2018 y semifinalista en 2022. Islandia demostró que clasificar no es un sueño irreal. Y ahora, con Cabo Verde en la mezcla, la pregunta ya no es si podrán asistir, sino hasta dónde se atreverán a llegar.
El poder del fútbol para unir e inspirar
No es casualidad que el fútbol haya sido la herramienta de cohesión nacional para muchos de estos países. Sea una nación joven como Cabo Verde, una isla caribeña con historia colonial como Trinidad y Tobago o los fieros vikingos islandeses, el acceso a una Copa del Mundo representa mucho más que jugar partidos: es pertenecer al relato global.
Esta edición de 2026, coorganizada por tres países (EE.UU., México y Canadá), promete ser también una puerta cultural. Más selecciones significan más historias, más diversidad, más hazañas.
Y mientras tanto… las ratas también quieren ver fútbol
Puede que suene anecdótico, pero incluso la aparición de una rata en un partido nos recuerda que el fútbol tiene lugar en espacios humanos, caóticos y maravillosos. En un campo en el que todos somos bienvenidos, incluidos los aficionados peludos de cuatro patas, el espectáculo siempre debe continuar.
Así que, ya sea un gigante como Brasil o un soplo fresco como Cabo Verde, la magia del Mundial está más vibrante que nunca. Y en 2026, la fiesta será, sin duda, la más grande hasta ahora.