El regreso del pawpaw: el fruto olvidado que podría salvar a una mariposa al borde de la extinción

Con un sabor único y un vínculo vital con la mariposa cola de golondrina cebra, el pawpaw vuelve a florecer en Pittsburgh gracias a activistas, científicos y agricultores apasionados.

Un fruto desconocido, una mariposa en desaparición

En los montes ribereños del río Allegheny, en las afueras de Pittsburgh, crece una joya olvidada de los bosques norteamericanos: el pawpaw, científicamente llamado Asimina triloba. Este árbol produce el fruto nativo más grande de América del Norte y, con él, alberga la última esperanza para una especie amenazada que alguna vez revoloteó abundantemente por la región: la mariposa cola de golondrina cebra (Eurytides marcellus).

Mientras caminaba por un enclave de árboles de pawpaw de 12 metros de altura, la conservacionista Gabrielle Marsden señalaba con entusiasmo las hojas alargadas de la planta. “Aquí no existen realmente”, dijo sobre la mariposa cebra. “He encontrado solo unas pocas en Virginia Occidental. Pero si traemos de vuelta su hábitat natural, ellas volverán solas.”

El pawpaw: la fruta 'fantasma' de América

El pawpaw tiene un sabor que fascina a quienes logran encontrarlo. Algunos dicen que es como una mezcla de plátano, mango y aguacate. No es de extrañar que muchos lo llamen el “unicornio frutal”: su corta temporada (agosto a septiembre), en combinación con su fragilidad para el transporte, lo han hecho prácticamente invisible en el mercado.

“He estado persiguiendo pawpaws durante cuatro años,” dijo Adell Kitchens, una recolectora y amante de las plantas nativas. “Son como el Santo Grial. Pero es una fruta local, y debería ser accesible.”

Una historia de desaparición y renacimiento

Hace décadas, los riberas del río Allegheny eran hogar de millones de mariposas cola de golondrina cebra, explica Kevin Keegan, entomólogo del Carnegie Museum of Natural History. “La industrialización de Pittsburgh destruyó su hábitat”, afirma. Estima que hasta el 95% de la población de estas mariposas desapareció cuando se reemplazaron los bosques por fábricas siderúrgicas, líneas de ferrocarril y vertederos.

La causa de su declive es directa: las larvas de esta mariposa sólo pueden alimentarse de una cosa: las hojas del pawpaw. Sin estos árboles, la especie no puede sobrevivir.

La cruzada por revivir una especie (y una fruta)

En la cima de la lista de defensores del pawpaw está Joe Kostka, quien junto a su esposa Diane cultiva pawpaws en Natrona Heights desde hace más de 20 años. En su refrigerador hay variedades como Shenandoah o Susquehanna, diseñadas genéticamente para tener menos semillas y una carne más dulce.

“Mira esto”, dice Kostka mientras señala una fruta del tamaño de un mango. “Si eso te cae en la cabeza, lo vas a sentir.”

El pasado julio, Kostka vio lo que consideró un milagro: una mariposa cola de golondrina cebra en su propio huerto. Pronto, encontraron huevos en las hojas del pawpaw. Era la primera vez en décadas.

Un movimiento en auge

A lo largo de Pittsburgh, organizaciones como Tree Pittsburgh colaboran con la causa. Desde su vivero en Lawrenceville—construido sobre los escombros de una antigua acería—la fundación ha producido miles de árboles nativos durante los últimos 15 años, incluyendo entre 200 y 300 pawpaws al año.

“La demanda sobrepasa por mucho a la oferta,” dijo Megan Palomo, quien lidera el vivero. “La gente ha redescubierto esta fruta.”

Los árboles han sido plantados en parques públicos, proyectos de restauración, orillas de ríos y huertas comunitarias, con cientos distribuidos a ciudadanos a través de programas de adopción de árboles.

La fiebre del pawpaw (y su fiesta anual)

La pasión por el pawpaw ha crecido a tal punto que Marsden organiza una fiesta anual del pawpaw, donde más de 200 asistentes se congregan para disfrutar de helado de pawpaw, kombucha, cerveza artesanal, pasteles y otras delicias. “Cada año vienen más personas,” dice Marsden. “Es una excusa para celebrar una fruta sabrosa, nativa y necesaria ecológicamente.”

Los saplings de pawpaw (plantones) se venden con rapidez. Uno de los vendedores, Jasen Bernthisel, cuenta que vendió varios cientos en la fiesta más reciente. Según él, “el pawpaw está de moda”, y resalta que sus árboles, que producen fruta en solo unos pocos años, son ideales para huertos urbanos.

El impacto de un pequeño árbol

La reintroducción del pawpaw va más allá de un deseo nostálgico: representa una estrategia concreta de reforestación específica. A diferencia de otros árboles comunes, el pawpaw prospera en áreas ribereñas y húmedas, lo que lo hace ideal para restaurar corredores ecológicos en áreas urbanas.

“La clave es traer de vuelta la planta en cada punto posible del ecosistema,” explica Keegan, el entomólogo. “Cada arbolito ayuda. Cada hoja cuenta.”

Más que un fruto: identidad ecológica

El renacimiento del pawpaw también hace eco con la identidad recuperada de Pittsburgh. Ciudad históricamente asociada a la industria pesada y a la contaminación, hoy busca reposicionarse como una urbe verde e innovadora en infraestructura ecológica.

“Rehabilitar espacios con especies nativas nos reconecta con lo que este lugar fue, y podría ser de nuevo,” concluye Marsden.

Pawpaws y futuros posibles

¿Podría una fruta olvidada cambiar el curso de la biodiversidad urbana? Cuando uno observa los brotes de pawpaw en patios traseros, parques y reservas restauradas, o los huevos de una mariposa casi extinta en sus hojas, la respuesta parece ser un sí rotundo.

Mientras tanto, en Pittsburgh, los defensores del pawpaw siguen plantando, esperando ver más alas blancas y negras revolotear junto al río, anunciando silenciosamente la resiliencia de la naturaleza... y de quienes han querido escucharla.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press