Israel entre lágrimas y esperanza: el emotivo regreso de los últimos rehenes de Gaza

La liberación de los últimos 20 rehenes vivos marca un momento histórico de alivio en una nación que no ha soltado sus lazos con el dolor desde el 7 de octubre de 2023

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Un momento esperado por más de dos años

El lunes fue un día que Israel jamás olvidará. Luego de 738 días de dolor, incertidumbre y vigilia constante, se concretó lo impensado: la liberación de los últimos 20 rehenes vivos mantenidos por Hamas en la Franja de Gaza. Esta restauración parcial de la esperanza ocurre como parte de un acuerdo de alto al fuego entre Israel y Hamas, un acontecimiento impregnado de emoción y simbolismo.

Entre los liberados se encontraba Alon Ohel, un joven melómano cuyo secuestro en el festival Nova Music Festival el 7 de octubre de 2023 lo catapultó a ser un símbolo del sufrimiento colectivo. Su regreso fue celebrado con shofares, abrazos, banderas y cánticos desde su aldea natal en Galilea hasta las plazas de Tel Aviv.

El sonido del shofar: un grito ancestral de esperanza

El antiguo cuerno judío, el shofar, resonó alto desde las primeras horas de la mañana en Lavon, un pequeño pueblo de apenas 230 familias ubicado en la región montañosa de la Galilea. Yaniv Shema Zion, amigo de la infancia de Ohel, cumplió su promesa a Dios: “Le dije hace meses que si Alon volvía, tocaría el shofar y agradecería”.

La imagen de Ohel, con su característico cabello oscuro y mirada intensa, apareció en la proyección en vivo del Comité Internacional de la Cruz Roja. La comunidad estalló en aplausos, algunos rompieron en llanto; otros simplemente cayeron de rodillas. El silencio emocional fue tan ruidoso como los gritos de júbilo.

Un símbolo nacional: los pianos por Alon

Durante su cautiverio, la madre de Alon lideró una campaña que terminó convirtiéndolo en símbolo cultural del sufrimiento colectivo. En distintos rincones del territorio israelí aparecieron pianos al aire libre —uno de los más significativos, colocado junto al Ayuntamiento de Jerusalén— para invitar a la gente a tocar y enviar, como si fuese una carta sonora, amor al joven músico encadenado.

“Ella quería que la música sirviera como canal de esperanza y conexión”, recordó su tía Nirit Ohel. “Cada nota era una oración silenciosa dirigida a Gaza”.

La vida en cadenas: relatos del cautiverio

Las descripciones de otros rehenes liberados en treguas anteriores son escalofriantes. Eli Sharabi, quien compartió cautiverio con Ohel, relató que vivían encadenados todo el tiempo y que su dieta diaria se limitaba a un pedazo de pan de pita mohoso. Muchos perdieron peso drásticamente, y las condiciones médicas eran nulas.

Ohel tenía metralla en un ojo desde el momento del secuestro, ocurrido en un refugio móvil durante el ataque de Hamas. Su estado de salud es aún incierto, pero las autoridades han confirmado que se encuentra consciente y bajo supervisión médica.

Un país unido por el duelo

Desde hace más de dos años, Israel ha estado envuelto en una constante campaña por el regreso de sus ciudadanos secuestrados. Los retratos de los 251 rehenes secuestrados el 7 de octubre de 2023 por militantes de Hamas aparecieron en pancartas, semáforos, marquesinas de autobús, muros y ventanas. Cada pegatina, cada cinta amarilla en un árbol, representa una historia detenida.

El secuestro se produjo tras un ataque sin precedentes contra comunidades del sur de Israel, que dejó cerca de 1,200 personas muertas. La respuesta militar israelí en Gaza ha provocado, según el Ministerio de Salud local controlado por Hamas, más de 67,600 muertos, la mitad de ellos mujeres y niños.

El poder de la comunidad

Lavon y otros pequeños poblados israelíes se convirtieron en verdaderas trincheras emocionales. Las comunidades organizaban vigilias semanales, caminatas simbólicas, encendían velas por los rehenes e incluso establecían fondos comunes para apoyar a las familias de los secuestrados. Las ciudades más grandes como Tel Aviv y Jerusalén fueron el epicentro de protestas y reclamos públicos al gobierno israelí para intensificar las gestiones de rescate.

La Plaza de los Rehenes en Tel Aviv se tornó en un espacio sagrado secular, donde se improvisaban conciertos de piano, se rezaban oraciones en múltiples idiomas y se colgaban cartas dirigidas a los secuestrados.

Una fecha sagrada

En un giro dolorosamente simbólico, tanto el ataque del 7 de octubre como la liberación del grupo final de rehenes ocurrieron durante una de las festividades más alegres del calendario hebreo: Simjat Torá, la celebración del ciclo anual de lectura de la Torá. La coincidencia infundió al evento una dimensión espiritual adicional.

“Es un día de renacimiento, de luz, de nuevos comienzos. Eso también lo es para Alon”, dijo su primo Noam Rozen entre lágrimas.

¿Y ahora qué?

La liberación de este grupo no significa el fin del sufrimiento. Se estima que al menos 28 secuestrados fueron asesinados durante su tiempo en cautiverio y que aún deben ser repatriados sus restos para que las familias puedan recibir algún cierre emocional.

“La herida está abierta, sangra menos hoy, pero sigue abierta”, dijo Amit Weiss, voluntario del movimiento por los rehenes, quien añadió que la reconciliación y la sanación colectiva solo llegará cuando todos estén de vuelta.

Israel enfrenta ahora un nuevo desafío: el de sanar. Con más de 67,600 muertos en Gaza y millones de vidas afectadas por este conflicto, el regreso a la normalidad es complejo y lleno de matices.

Reflexión final

La historia de Alon Ohel es una de muchas, pero también es única. Es un testimonio de resiliencia, comunidad e identidad nacional. Muestra cómo un país puede sostenerse en torno a sus valores más primigenios —la vida, la memoria, la pertenencia— y cómo incluso en los tiempos más oscuros, un simple acorde de piano puede traspasar muros y traer esperanza.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press