La épica batalla de las calabazas gigantes: pasión, ciencia y un récord colosal
Brandon Dawson conquista el Campeonato Mundial de Calabazas en Half Moon Bay con una bestia de más de 2,300 libras, en una tradición que mezcla cultivo familiar, rivalidades y hazañas agrícolas impensables.
Un coloso naranja conquista Half Moon Bay
La pequeña y pintoresca ciudad costera de Half Moon Bay (California) se transforma cada octubre en epicentro de un singular espectáculo: el World Championship Pumpkin Weigh-Off, o Campeonato Mundial de Calabazas Gigantes. En su edición número 52 celebrada este año, un nuevo campeón emergió con fuerza, determinación y un toque de ingeniería de precisión: Brandon Dawson, un entusiasta jardinero y profesional de la industria automotriz eléctrica.
Con una calabaza titánica de 2,346 libras (1,064 kilogramos), Dawson se llevó el primer lugar, el aplauso de la multitud y un jugoso premio de $20,000 dólares, simbolizando la culminación de cinco años de pasión y experimentación hortícola. Para ponerlo en perspectiva: su calabaza pesa igual que un coche sedán pequeño o un bisonte adulto.
Fuerza, paciencia... y mucha agua
El secreto detrás de estas calabazas monumentales no está solo en la genética, sino también en la dedicación casi obsesiva de sus cultivadores. Según Dawson, su experiencia como ingeniero de manufactura en Rivian Automotive —una compañía de vehículos eléctricos— ha sido determinante: "Los mismos principios de precisión que uso en mi trabajo los traslado a mi jardín: medición, riego rígido, control de temperatura y horas de luz", explicó.
La magia de estos frutos gigantes no ocurre durante meses, sino en cuestión de semanas. Una calabaza gigante puede engordar entre 23 y 32 kg por día durante su fase más acelerada de crecimiento. Es literalmente observar cómo un vegetal gana volumen antes tus ojos, como si saliera de una película de ciencia ficción agrícola.
Una victoria familiar
Más allá del reconocimiento o el premio monetario, el verdadero tesoro de Dawson ha sido compartir esta aventura con sus hijos: "Mi hija de 4 años ya comprende el proceso de crecimiento y disfruta ver cómo cambia cada día. Mi hijo de 2 años simplemente adora estar en el campo conmigo", mencionó emocionado.
El momento en que los pequeños Roman y Ayla se subieron al coloso naranja mientras su padre alzaba los brazos en señal de victoria fue quizá la imagen más entrañable del certamen.
La historia de los gigantes naranjas: rivalidades y récords
La competencia del pesaje de calabazas no siempre estuvo marcada por cifras tan astronómicas. En los '70 y '80, lograr una calabaza de poco más de 500 libras ya era considerado una proeza. Sin embargo, los avances en hibridación genética, fertilización controlada y sistemas avanzados de riego han creado una nueva era de titanes vegetales.
Así como en todo deporte de élite, hay una rivalidad histórica. El año pasado, Dawson perdió el título por apenas 6 libras contra un veterano del torneo: Travis Gienger, profesor de horticultura de Minnesota, que llegó a establecer en 2023 un récord mundial con 2,749 libras. Desafortunadamente, una malformación en la calabaza de Gienger le impidió competir en esta edición.
No obstante, la batalla por el trono mundial seguía viva: dos hermanos británicos acaban de batir el récord histórico con una calabaza de 2,819 libras (1,278 kg), lo que convierte a este circuito agrícola en un desafío global entre expertos en botánica amateur y profesional.
Cómo se cultiva un monstruo vegetal
- Semilla selecta: Las mejores variedades se heredan como reliquias. Algunas semillas pueden costar cientos de dólares y se rastrea su linaje como si fueran caballos de carrera.
- Inicio en invernadero: El proceso comienza en primavera en condiciones controladas.
- Espacio: Cada planta necesita al menos 90 a 100 metros cuadrados de terreno libre.
- Riego preciso: Sistemas automatizados medidos por sensores de humedad.
- Fertilización agresiva: Hasta tres veces por semana, cuidando los niveles de nitrógeno y potasio.
- Poda y dirección: Se moldean los tallos para evitar quiebres y sobrepeso.
¿Moda rural o ciencia aplicada?
Para muchos, esto puede parecer una simple excentricidad de jardineros jubilados, pero la competencia de calabazas está en un cruce entre la biotecnología, la ingeniería ambiental y la tradición familiar. La influencia de herramientas modernas como drones, sensores IoT y software de análisis de humedad ha profesionalizado lo que comenzó como un pasatiempo de feria.
En lugares como Canadá, Alemania, Reino Unido y Japón se han instituido centros de cultivo y simulación digital donde se prueban fórmulas orgánicas, climatización y sistemas de tutorado vegetal para lograr el "fruto perfecto". Las universidades agrícolas incluso monitorean estos proyectos como estudios aplicados sobre aceleración vegetal y metodologías sostenibles.
El valor simbólico de una calabaza gigante
La calabaza, símbolo de la temporada otoñal y de Halloween, cobra en este contexto un valor aún más profundo. Se convierte en una especie de testimonio de esperanza rural, perseverancia y balance entre tradición e innovación. En un mundo hiperconectado y acelerado, observar crecer algo con paciencia abrumadora se convierte en un acto de resistencia cultural.
La tradición de Half Moon Bay es mucho más que una competencia; es una celebración intergeneracional del trabajo manual, del juego limpio y del amor por la tierra. No solo es una forma de mostrar lo que puede hacer la ciencia al servicio del cultivo, sino también una manera entrañable de fortalecer la comunidad.
¿Qué sigue para los campeones de calabazas?
El siguiente objetivo para campeones como Dawson es, sin duda, romper la barrera de las 3,000 libras. Suena imposible, pero hace 25 años, superar las 1,000 libras era considerado una locura. Hoy no solo es posible, sino obligatorio para destacar.
Además, expertos en botánica y ciencia de cultivos ya están experimentando con plantas modificadas para mayor absorción de agua e irradiación interna. Algunos incluso proponen usar IA para proyectar patrones de crecimiento y tomar decisiones predictivas sobre fertilización.
Por otro lado, iniciativas como la Great Pumpkin Commonwealth están unificando estándares y conectando cultivadores de todo el mundo en una especie de federación agrícola global que permite compartir conocimientos, semillas y datos en tiempo real.
Con premios en efectivo cada vez más altos, oportunidades mediáticas y hasta películas documentales en plataformas como Netflix, este tipo de horticultura competitiva podría verse como una disciplina deportiva no convencional en auge.
Dawson asegura que ya está planeando su estrategia para el próximo año. Y con la motivación de sus hijos, quizás su calabaza del 2026 no solo sea la más grande, sino también la más amada del planeta.