Texas y la crisis silenciosa de vacunación infantil: un problema de salud pública en crecimiento

La tasa de vacunación contra el sarampión en kindergarteners ha caído drásticamente en Texas tras la pandemia, y las escuelas están atrapadas entre el deber de educar y el riesgo de brotes

¿Qué está pasando en las escuelas de Texas?

Antes de la pandemia, el nivel de cumplimiento con los requisitos de vacunación infantil en Texas, especialmente contra el sarampión, era razonablemente alto. Por ejemplo, menos del 1% de los estudiantes de kínder del Distrito Escolar Independiente de Austin (AISD) estaban en incumplimiento en otoño del 2019. Sin embargo, cinco años después, esa cifra ha explotado hasta alcanzar un 23%—uno de los índices más altos del estado. Peor aún, en algunas escuelas, hasta el 44% de los estudiantes no han demostrado estar completamente vacunados ni han presentado las exenciones necesarias.

La pandemia: un catalizador inesperado

Desencadenada en 2020, la pandemia de COVID-19 no solo afectó la educación presencial y la estabilidad económica familiar, sino que creó una tormenta perfecta para el descenso en las tasas de vacunación. Las familias dejaron de asistir a chequeos regulares, accedieron menos a clínicas de bajo costo y enfrentaron barreras cada vez más complicadas para mantener a sus hijos al día con el calendario de vacunas requerido por el estado.

Estadísticas alarmantes

Entre 2019-2020 y 2024-2025, la tasa de incumplimiento de la vacuna contra el sarampión en todo el estado más que se duplicó, alcanzando un 2.68%. En el año escolar 2021-2022, esta cifra incluso superó al porcentaje de estudiantes que obtuvieron una exención.

Según estimaciones de los CDC, en Texas había en 2023 más de 25,000 estudiantes de kindergarten sin vacunación completa contra el sarampión; de ellos, alrededor de 9,000 ni siquiera habían solicitado una exención, por lo cual se consideran oficialmente 'delincuentes vacunales' según la definición del Departamento de Servicios de Salud del Estado de Texas (DSHS).

El sarampión: una amenaza latente

Este descenso no es un detalle menor. El sarampión es altamente contagioso y puede ser mortal, particularmente entre niños pequeños. En lo que va del año, el estado ha registrado dos muertes infantiles por sarampión: niñas de 6 y 8 años. Estas tragedias subrayan por qué el objetivo de vacunación escolar se establece en un mínimo del 95%, para mantener la inmunidad colectiva que protege incluso a quienes no pueden vacunarse por razones médicas.

¿Quién tiene la responsabilidad de hacer cumplir la ley?

En teoría, el cumplimiento vacunal debería ser garantizado por los distritos escolares. No obstante, el DSHS no exige a los distritos aplicar sanciones estrictas. Y aquí radica uno de los conflictos centrales: en su papel de centros educativos, las escuelas no quieren dejar a niños sin educación; pero a la vez, se exponen a potenciales brotes por permitir estudiantes no vacunados.

“Nos vemos obligados a equilibrar la salud pública con el derecho a la educación”, explicó Becca Harkleroad, directora de la Organización de Enfermeros Escolares de Texas.

Distritos más afectados

Los cinco sistemas escolares con más incumplimientos abarcan menos del 10% de la matrícula estatal de kindergarteners, pero representan más de la mitad de los casos de incumplimiento:

  • KIPP Texas Public Schools: 44%
  • Spring ISD (Houston): 30%
  • Austin ISD: 23%
  • Dallas ISD: 20%
  • Houston ISD: 7%

Estos datos muestran cuán centralizado está el problema en distritos urbanos grandes, muchos de los cuales luchan con reducción de matrículas, problemas financieros y falta de personal médico.

Un dilema con implicaciones políticas y económicas

Los distritos escolares enfrentan también presión política. Implementar mandatos estrictos de vacunación puede atraer la ira de ciertos grupos conservadores antivacunas. Además, en un modelo financiero donde el financiamiento escolar depende de la asistencia diaria, enviar a niños no vacunados a casa pone en riesgo millones de dólares.

“Necesitamos a los alumnos sentados en las aulas para recibir fondos del Estado. Eso lo complica todo”, apunta Jennifer Finley, directora de Salud Escolar de Dallas ISD.

El acceso menguante a vacunas y recursos médicos

Durante años, condados, iglesias y organizaciones comunitarias ofrecían clínicas de vacunación gratuitas o de bajo costo. Pero esos servicios han disminuido drásticamente desde la pandemia. Parte de ese declive se debe a la retirada anticipada de fondos federales por parte del gobierno de Donald Trump en 2024, lo cual desató reducción de personal en departamentos de salud locales.

Además, existe un creciente temor entre comunidades inmigrantes indocumentadas sobre acudir a servicios de salud por miedo a repercusiones migratorias. Esto ha generado un menor acceso incluso entre quienes más lo necesitan. Texas alberga unos 111,000 niños inmigrantes que no califican para cobertura médica estatal y enfrentan múltiples obstáculos para recibir vacunas.

Nuevo escepticismo parental y el cambio en el discurso médico

La rápida aparición de la vacuna COVID-19 y sus controversias mediáticas han sembrado dudas más amplias sobre todas las vacunas pediátricas. A veces, las familias deciden “dividir” las dosis del MMR (sarampión, paperas y rubéola), lo cual crea situaciones donde el niño técnicamente está vacunado, pero no completamente.

“Muchos padres no están en contra de las vacunas, pero quieren más información y más control sobre el calendario”, explica la doctora Erin Nicholson del Texas Children's Hospital.

La lucha silenciosa de los enfermeros escolares

Enfermeros escolares, como Chanthini Thomas del Houston ISD, relatan cómo la presión burocrática, la falta de recursos y la comunicación contradictoria empeoran el problema. Este verano, en una conferencia nacional en Austin, se ofrecieron capacitaciones para enfermeros en cómo dirigir conversaciones empáticas y sin confrontación con padres escépticos.

“Nos sentimos sin apoyo. Nos piden hacer cumplir un mandato de salud pública, pero luego priman las decisiones administrativas centradas en la matrícula y el financiamiento”, dijo Thomas.

¿Hay esperanza?

Sí. Los esfuerzos intensificados por parte de los distritos y enfermeros escolares muestran que se puede revertir la tendencia. En Austin ISD, por ejemplo, la tasa de incumplimiento de vacunación contra el sarampión que alcanzó un alarmante 23% en otoño de 2024 cayó a solo 6% en mayo de 2025.

“Creo que la comunidad realmente se unió tras los brotes y reaccionó. Todo el mundo hizo su parte para mejorar las cifras”, dijo Alana Bejarano, directora ejecutiva de Servicios de Salud de Austin ISD.

Reflexión final

Las cifras preocupan, pero también muestran el camino. Acciones decisivas desde los distritos escolares, una mejor estrategia de comunicación médica y políticas públicas que favorezcan el acceso igualitario a la salud son vitales para prevenir una posible emergencia sanitaria silenciosa en Texas. Con voluntad y coordinación, el regreso a niveles seguros de vacunación es posible.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press