¿A quién beneficia realmente el ajuste del Seguro Social?: El COLA, la inflación y una fórmula que pide cambio

Millones de jubilados enfrentan un aumento insuficiente mientras el Gobierno retrasa el anuncio del COLA por el cierre federal

El COLA: más que una sigla, un salvavidas para millones

El aumento anual del Ajuste por Costo de Vida (Cost of Living Adjustment o COLA, por sus siglas en inglés) del Seguro Social en Estados Unidos se ha convertido en una conversación central para 70.6 millones de personas que dependen de este beneficio, entre ellos jubilados, personas con discapacidad y niños. Con el anuncio del COLA 2024 pospuesto hasta el 24 de octubre debido al actual cierre del Gobierno federal, vuelven a surgir las críticas sobre cómo se calcula este ajuste y si realmente cumple con su propósito: mantener el poder adquisitivo de los beneficiarios en tiempos de inflación.

En este análisis, abordamos las raíces del método de cálculo del COLA, sus implicaciones económicas, las voces que piden reformas y por qué este tema debe ser una prioridad nacional en medio de un panorama económico incierto.

Un aumento esperado pero limitado: ¿Qué se espera para 2024?

Con base en estimaciones preliminares del Senior Citizens League y la AARP, se prevé que el ajuste anual ronde el 2.7%. Esto significa que un beneficio mensual de $1,800 podría incrementarse en unos $48 al mes, aproximadamente. Pero, ¿es esto suficiente?

Según datos de la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS), la inflación acumulada en productos clave como alimentos y salud supera el 5% interanual. Como afirma Vanessa Fields, una exasistente social de 70 años de Filadelfia: “Gasto alrededor de $1,000 al mes en comestibles. El COLA no alcanza. Si los legisladores no hacen algo, estaremos en serios problemas.”

Retrasos administrativos: la nueva normalidad del Seguro Social

El anuncio del COLA se basa en los datos del Índice de Precios al Consumidor (CPI) del mes de septiembre, que también ha sido retrasado debido al cierre federal del Gobierno, que ya entra en su tercera semana sin resolución a la vista. Esta situación ha desatado críticas no solo desde los ciudadanos que dependen del programa, sino desde legisladores y expertos financieros.

Y ese no es el único retraso. Este año, la Administración del Seguro Social se ha visto afectada por recortes de personal que superan las 7,000 personas, lo cual impacta directamente en la capacidad de gestionar consultas y trámites de los ciudadanos.

Una fórmula en tela de juicio: ¿cómo se calcula el COLA?

El COLA se basa actualmente en el Índice de Precios al Consumidor para Trabajadores Urbanos y Oficiales (CPI-W), que sigue los precios de un conjunto de bienes y servicios consumido por trabajadores urbanos promedio. Sin embargo, muchos expertos y beneficiarios afirman que este indicador está desfasado para reflejar los mayores gastos de la población adulta mayor.

Entre las voces más críticas se encuentra Sue Conard, una enfermera retirada de 75 años de Wisconsin, quien se ha unido a protestas en el Capitolio exigiendo un cambio. “El problema está en cómo se determina el COLA, porque los costos de salud —tan importantes para nosotros— no están correctamente representados en el CPI-W,” explica.

La alternativa: el CPI-E y su nulo avance en el Congreso

Legisladores demócratas han propuesto reemplazar el CPI-W por otro índice que refleje mejor la realidad de los mayores: el Índice de Precios al Consumidor para los Adultos Mayores (CPI-E). Este índice toma en cuenta que los adultos mayores gastan más en salud, medicamentos y vivienda, y menos en transporte y educación.

Bob Casey, senador por Pennsylvania, propuso tal cambio en la última legislatura, pero el proyecto jamás fue escuchado en el comité de Finanzas del Senado. Una vez más, la reforma estructural quedó archivada.

El futuro incierto del Seguro Social: un reloj de tiempo financiero

El informe anual de los fideicomisarios del Seguro Social y Medicare, publicado en junio de 2025, encendió las alarmas: el fondo fiduciario del programa no podrá pagar prestaciones completas para el año 2034, un año antes de lo previsto anteriormente.

Si no se actúa, el Gobierno solo podrá cubrir aproximadamente 81% de los beneficios programados. Esto representa una amenaza real para millones de personas que dependen exclusivamente de este ingreso para sobrevivir.

¿Qué implica este retraso para los beneficiarios?

Pese al retraso del anuncio, un portavoz de la SSA informó que los ajustes de beneficios, tanto jubilatorios como por ingresos suplementarios, comenzarán a aplicarse desde el 1 de enero de 2026. Además, se espera que los beneficiarios reciban comunicaciones detalladas con sus nuevos montos a principios de diciembre de 2025.

No obstante, el gran problema radica en la creciente desconfianza ciudadana y en una sensación generalizada de que el sistema ya no les responde. En palabras de Myechia Minter-Jordan, CEO de AARP: “El COLA no es sólo una fuente de ingresos; es un símbolo de independencia y dignidad para decenas de millones de estadounidenses mayores.”

COLA vs. realidad: una brecha que crece año tras año

Muchos beneficiarios del Seguro Social señalan que incluso los aumentos más altos de los últimos años han sido absorbidos por el aumento en el costo del Medicare y los medicamentos recetados, sin generar ningún alivio tangible.

Esta realidad se traduce en un patrón cíclico: beneficios que nominalmente suben, pero que pierden poder adquisitivo real debido a una inflación que golpea con fuerza allí donde más duele: en la salud y en los alimentos.

¿Cómo afecta esto a la mujer jubilada promedio?

Vale la pena considerar el impacto desproporcionado sobre las mujeres, quienes constituyen un 52% del total de beneficiarios de la SSA. Según un reporte de la National Women's Law Center, las mujeres tienen menor ingreso jubilatorio debido a años fuera del mercado laboral cuidando hijos o familiares, y trabajos con menores cotizaciones.

Para muchas, un COLA que no acompaña la inflación es una receta para la pobreza en la tercera edad.

Las decisiones legislativas que podrían cambiar este panorama

Algunos cambios propuestos pero no implementados que podrían mejorar la situación incluyen:

  • Usar el CPI-E como indicador para determinar el COLA.
  • Aumentar la base de ingresos imponibles para financiar el fondo fiduciario.
  • Reducir o eliminar impuestos sobre los beneficios del Seguro Social.

Estos cambios encontrarían resistencia política, pero son necesarios para evitar un colapso programado.

Un país que envejece, una fórmula que caduca

Para 2030, más del 20% de la población estadounidense tendrá 65 años o más, según estimaciones del Censo. Esto significa que uno de cada cinco habitantes dependerá del Seguro Social para sobrevivir o complementar sus ingresos.

El sistema actual fue diseñado cuando las expectativas de vida y los patrones de consumo eran muy distintos. Hoy, ignorar esta transformación demográfica es jugar con fuego financiero y humano.

El retraso en el anuncio del COLA 2024 puede parecer un detalle técnico, pero es el síntoma de un problema más hondo: el envejecimiento de la población estadounidense exige una revisión profunda del sistema de beneficios y cómo se protege a quienes han sostenido con su trabajo la economía del país.

Como sociedad debemos preguntarnos: ¿cómo garantizamos que nuestros mayores vivan con dignidad y no solo sobrevivan? ¿Qué fórmula económica refleja verdaderamente su realidad? Y, lo más importante, ¿cuándo dejaremos de postergar decisiones fundamentales?

Este artículo fue redactado con información de Associated Press